UN GRUPO DE mujeres taxistas trabaja desde hace varios meses en una propuesta: conformar una cooperativa desde la que desarrollen planes para mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
Lo dejan claro de entrada: no quieren montar "rancho aparte", no se trata de estructurar una empresa nueva de taxis, su interés es unirse en una cooperativa para mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
Desean posicionar programas que les permitan, por ejemplo, tener su propio vehículo y acceso a préstamos para vivienda y estudio, pues la mayoría son mujeres cabeza de familia. También, se sueñan planes para cualificarse y prestar cada vez un mejor servicio.
Morelia Valbuena, que lidera la propuesta, cuenta que ya han recogido datos de 80 interesadas, de ellas, solo un 30 por ciento son dueñas de su taxi. "El resto liquidan, pero también es una señal de que los dueños confían en las mujeres para manejar sus patrimonios".
Ella sacó a su hijo adelante gracias a esta labor y, dentro de poco, él iniciará la universidad. Recuerda que hace 17 años, cuando comenzó, prácticamente tuvo que criar a su pequeño en el carro. "Compré una sillita y me lo llevaba a los recorridos".
Todas tienen una historia de vida para narrar, pero coinciden en que están en este trabajo porque se convirtió en una pasión y debido a que es una buena fuente de empleo. Es más, la mayoría ya suman entre 20 y 30 años de experiencia. "Y eso que todavía hay gente que se asusta cuando nos ven manejando", expresa Morelia.
La convocatoria la iniciaron hace año y medio. Se reúnen periódicamente y se capacitan en temas como economía solidaria, para montar bien su cooperativa a la que quieren llamar Damas de Amarillo.
Por responsables
Profesionales y responsables, así es como desean que las reconozcan sus usuarios. "Uno escucha eso que dicen: mujer al volante, peligro constante y eso no es así, somos precavidas. Hay que bajarle a la discriminación y erradicar los tabú", cree Rocío Beltrán, con dos años y medio en su taxi.
Ya están elaborando los estatutos de la cooperativa y hasta el logo de Damas de Amarillo para pegarlo en sus vehículos, como un distintivo. "Sabemos que tenemos que tocar muchas puertas, esto no se da de la noche a la mañana, pero ya tenemos un trabajo adelantado y somos emprendedoras", comenta Liliana Ocampo.
Ella maneja el taxi en el día y su esposo en la noche. Es su empresa, la que les permite sostener su hogar, por eso la asumen con seriedad y respeto por el cliente.
Van a crear, confirma Morelia, la "cultura taxi", la de las mujeres responsables, cultas, puntuales, detallistas, respetuosas, unidas y emprendedoras. "Cada día quiero más este trabajo porque presto un servicio a la sociedad", reconoce Gloria Tobón.
Marcela González le complementa que muchos les dicen que son unas "verracas. Y hay quienes nos admiran". Aunque, comentan algunas de estas damas, en este medio falta mucho por afinar en el tema de la equidad.
Son sicólogas al volante. En estos días, recuerda Gloria, una mujer le contó los problemas con su hijo, incluso con lágrimas, y estas historias las marcan, porque ellas también son madres. "Escuchamos a todos sin distinción. Muchos aprecian subirse con nosotras pues se sienten seguros", añade Morelia.
Seguirán convocando a más mujeres taxistas para que su cooperativa sea una realidad en el corto plazo. Y lo que estas damas de amarillo se proponen, lo cumplen.
Algunos servicios adicionales
Morelia Valbuena, líder de la propuesta de cooperativa Damas de Amarillo, cuenta que en sus taxis esperan ofrecer servicios adicionales como una línea infantil. "Si el transporte escolar, por ejemplo, dejó al niño, entonces lo llevamos ese día. Si alguien salió de rumba con el carro y se emborrachó, le podremos enviar una conductora para que lo lleve hasta la casa", explica. Además, quieren una línea humanitaria en la que, en ciertos casos, prestarán servicio gratuito a personas de bajos recursos que requieran atención médica.