Habitantes en situación de calle raspan sus ladrillos para mezclar con drogas. También la usan como orinal.
Ala Catedral Metropolitana la rodean unas vallas blancas que cumplen una función como de segunda piel. Las instalaron allí por estrategia para proteger los ladrillos de su estructura que iban camino al deterioro.
Este patrimonio de la ciudad ha sido víctima de "abusos y de la mala educación de la gente", según cuenta el párroco Iván Moreno Agudelo.
Hay quienes usan sus paredes y esquinas como baño público y otros, manifiestan algunos vecinos, incluso raspan sus ladrillos para mezclar ese polvillo con alucinógenos.
Son las 10 a.m. Adentro huele a incienso y la luz amarilla de las lámparas genera un ambiente propicio para la celebración de la misa. Algunos turistas le toman fotografías al altar y comentan su imponencia. Afuera, los malos olores no se sienten como en otras épocas, gracias a un tratamiento de aplicación de microorganismos, complementa el padre Moreno.
Dos efectivos de la Policía recorren su interior y sus alrededores. Hay vigilancia, pero no la deseable, coincide el párroco con otros feligreses.
"Veo que le están poniendo cuidado, faltaría más. El padre le pone mucho empeño y se nota la gestión. Lo que sí veo es que ya no dañan tanto las puertas, pues en las noches se les robaban las partes", afirma Fernando Velásquez , vecino de la Basílica.
Que la gente la cuide
En un costado de la Catedral hay unas manchas de pintura color azul y verde y unos grafitis de la "U. resiste" y de declaración de amor entre Alirio y Sonia.
Humberto Blandón la visita con regularidad y cree que el atrio también necesita arreglos porque deja ver maleza entre las lozas de cemento. "Que la gente la cuide. A veces vemos basura y hay que ser conscientes de que este lugar es una joya de la ciudad".
La Fundación Ferrocarril de Antioquia inició estudios de vulnerabilidad sísmica a la catedral, para plantear la propuesta de consolidación estructural del edificio, una primera etapa que quedaría lista en caso de que se programara una restauración a futuro.
Aunque sus bases son muy sólidas, dice el padre Diego Uribe , que lleva unos 20 años vinculado con la Catedral, el ruido y la vibración de los carros van afectando.
La Metropolitana está situada, considera, en una zona compleja socialmente, que antes era residencial y que ahora ha cambiado sus usos, por eso se ha perdido en ciertos habitantes el acercamiento a este espacio religioso y cultural.
"Con las vallas se ha logrado evitar que la usen como baño público, pero es triste no poder abrirla todo el tiempo como otras iglesias. Las condiciones son complejas y hay que estar muy atentos a la misma seguridad".
Un gran problema, comenta Hugo Sierra es el entorno, porque aunque cerca hay un CAI de la Policía, en el Parque de Bolívar se reúne todo tipo de población.
Cada mes, antes de realizar San Alejo, la Subsecretaría de Espacio Público de Medellín, informa Gabriel González , su titular, hacen jornadas de ornato y aseo en las afueras de la Metropolitana y en el parque.
La Catedral debe ser respetada, como símbolo mismo de la ciudad, opinaron sus visitantes, y su anhelo es que al ver su exterior los feligreses se motiven a acercarse a ella.
PROBLEMA
ESTA JOYA NECESITA MÁS MANOS AMIGAS
Los habitantes en situación de calle que raspan los ladrillos de la fachada y el tener que utilizar vallas para evitar que la gente ensucie la fachada, hacen que la Catedral vaya sufriendo cambios en su exterior. La situación no es nueva y varias entidades se han ido sumando para encontrar soluciones, pero se necesita más.
SOLUCIÓN
APOYO POLICIAL Y DE ESPACIO PÚBLICO
Desde la oficina de Espacio Público se informó que con los habitantes en situación de calle hacen allí un ejercicio similar al que se adelanta en otros sectores: levantarlos y, de la mano de Bienestar Social, trasladarlos a lugares dispuestos para atenderlos. Además, la Policía apoya con el CAI y con dos efectivos patrullando.