EL DIRECTOR DEL Dapard estuvo metido de lleno en las más de 570 emergencias que se presentaron en Antioquia en estos cuatro años. Dice que al frente de la entidad le tocó vivir y sufrir el drama de los afectados.
El director del Departamento Administrativo de Atención, Recuperación y Prevención de Desastres (Dapard), John Fredy Rendón Roldán, se define a sí mismo como un hombre de una gran sensibilidad humana que busca ayudar a los demás. Un apasionado por el trabajo de campo. EL COLOMBIANO habló con él sobre su gestión durante estos cuatro años al frente de la dependencia.
¿Cuál fue la experiencia más dura que tuvo en estos cuatro años?
"La emergencia que más me impactó y que me hizo llorar en el sitio fue cuando se rodó un bus que iba para Quibdó, Chocó, donde se mataron 50 personas. Cuando fuimos al sitio y bajamos al abismo a buscar los primeros cuerpos lo primero que me encontré fue con el cadáver de un niño, de 3 años, y una niña, de 8. Cogí al niño y sentí que esa era mi vida porque yo tengo un hijo y una hija pequeños. Sentí un dolor muy grande. Todavía lo recuerdo y me dan ganas de llorar".
¿Y lo más gratificante?
"Lo mejor ha sido poder ayudarle a tanta gente. Se siente la satisfacción de encontrar que uno le puede entregar una vivienda nueva a una persona que perdió su casa por causa de una emergencia y que esa persona le diga que usted le salvó su futuro. Que a uno le digan gracias por poder retornar a su tierra y por tener una unidad productiva".
¿Qué ha sido lo más difícil de enfrentar?
"Hay cosas muy duras y de mucha nostalgia porque si uno tiene sensibilidad humana llora con las desgracias que le ocurren a la gente. Acá uno vive el dolor y la angustia de las familias, por ejemplo, cuando hay que rescatar los cadáveres de sus seres queridos. Otra cosa, es que tenemos disponibilidad las 24 horas del día. Siempre hay que estar atento a cualquier eventualidad que se presente en cada municipio, donde muchas veces nos ha tocado amanecer atendiendo alguna emergencia".
¿Y esa dedicación de 24 horas qué le ha implicado para su vida?
"He tenido que abandonar mucho a mi familia porque este es un trabajo incansable para el que uno debe tener disponibilidad siempre. Muchas veces mis niños me reclaman, sobre todo, en estas épocas de Navidad, cuando me dicen que ya solo me ven en televisión porque constantemente me toca ausentarme. Recuerdo, particularmente, que el día que se presentó la tragedia en una mina de Amagá, en la que murieron 73 personas, me iba para vacaciones y tenía todo listo, pero me tocó cancelar el viaje para atender esa emergencia".
¿La enseñanza más significativa que le dejan cuatro años en el cargo?
"Esta gestión me ha aportado bastante desde el punto de vista profesional porque me ha dejado mucha experiencia en la parte administrativa y jurídica y desde la perspectiva humana siento que me ha ayudado a volverme una persona más sensible, con más carácter y con más responsabilidad para afrontar muchas cosas en la vida".
Analizando las dificultades que le ha tocado enfrentar en el cargo, ¿en algún momento pensó en renunciar?
"Nunca experimenté esa sensación. Sentí momentos de mucho cansancio. Hubo muchas noches en las que no dormí, pero esto que hago me llena de adrenalina y todo lo que uno vive lo motiva cada vez más. Esto lo impulsa cada momento. Manejar la parte administrativa y las emergencias a veces te saturan, pero uno sigue en pie".
¿Qué proyectos vienen para usted?
"Por el momento solo me interesa terminar muy bien esta gestión, estoy en proceso de empalme y la idea es esperar hasta el primero de enero para mirar qué otros proyectos emprendo en la vida".
¿Cómo califica su gestión durante estos cuatro años?
"Lo más importante es que pudimos ofrecer apoyo en más de 570 emergencias que se presentaron en el departamento en estos cuatro años (en promedio, un evento cada dos días). Nadie que haya sido víctima de una emergencia puede decir que no lo atendimos y que no le brindamos una ayuda humanitaria. Por eso podemos hacer un balance muy positivo".
¿Sintió el apoyo del Gobierno Nacional durante su gestión?
"Del Gobierno Nacional tuve un apoyo bastante grande por parte de la Dirección Nacional de Gestión del Riesgo, a través de la doctora Luz Amanda Pulido y del doctor Carlos Iván Márquez, quienes siempre me ayudaron cada vez que lo necesité. Cuando nos vimos muy urgidos por la emergencia invernal nos apoyaron al igual que cuando desbordamos la capacidad porque el presupuesto no nos daba".
¿Y el respaldo de los alcaldes cómo fue?, ¿Fueron receptivos frente al tema de las ayudas?
"Con los alcaldes tuvimos muy buena relación, pero en la etapa más crítica de la ola invernal cuando apareció Colombia Humanitaria se crearon unas nuevas normas y eso implicaba que ellos hicieran los censos de los damnificados. Muchos de los alcaldes, como ya estaban de salida, se relajaron con ese tema y varias familias se han quedado sin los auxilios. Hoy tenemos más de 1.000 millones de pesos a través de Colombia Humanitaria para pagar los arrendamientos, pero no los hemos podido ejecutar porque muchos alcaldes no nos han pasado la información requerida".
¿Cree que le quedó algo pendiente por hacer?
"Pienso que desde el punto de vista humanitario cumplimos con las metas, pero pienso que la falencia más grande que tenemos es el presupuesto y ese es uno de los mayores retos hacia el futuro porque se requieren muchos recursos para atender las necesidades en el área de desplazados y para hacer más obras de mitigación".
¿Cuáles son los retos que afronta el próximo director del Dapard?
"Con el apoyo de la Gobernación se debe trabajar en la reubicación de cerca de 40.000 viviendas que están en riesgo en todo el departamento, realizar obras de mitigación en varios municipios y tratar de que los alcaldes implementen medidas de control de construcción en sitios vulnerables en los nuevos Planes de Ordenamiento Territorial".
¿Cómo están los Comités Locales de Emergencia (Clopad)?
"Hicimos una labor muy buena con ellos en la prevención y atención de los desastres. Hemos trabajado en la capacitación y en el fortalecimiento de los mismos y les dimos las bases para que funcionaran de forma adecuada".
¿Cuál es la situación que enfrenta Antioquia hoy por la ola invernal?
"Tenemos 65.000 personas damnificadas (20.000 familias) en el departamento. Aproximadamente 40 municipios que han sufrido el impacto de esta nueva temporada invernal y un número indeterminado de viviendas afectadas y destruidas por distintos eventos. Ha habido 33 víctimas mortales en lo que va corrido del año y dos personas continúan desaparecidas".