En el corregimiento de San Francisco se prioriza el retorno de desplazados, vías y Salón de la Memoria.
Esta vez no marchan entre lágrimas y el miedo para abandonar sus casas, cultivos y amigos. Los habitantes de Aquitania caminan sobre sus calles empedradas para reafirmar que no quieren volver a ser desplazados, como hace 10 años, cuando el caserío quedó casi despoblado y en poder de guerrillas y paramilitares.
Los pasos lentos de este domingo que conmemoran el desplazamiento masivo ocurrido en julio de 2003 no son de lamento y tristeza, a pesar del recuerdo de esa marcha forzada de 1.600 personas desterradas por la amenaza de las Farc.
En los rostros de los campesinos se refleja la esperanza cuando alzan la voz y pancartas, en las que reclaman la reparación de sus pobladores y su comunidad como víctimas del conflicto armado que azotó esa zona del Oriente antioqueño.
"Reparación colectiva, pavimentación de la vía, salón de la memoria y retorno de desplazados con dignidad", gritan al unísono unas 300 personas camino al parque central. Entre los marchantes José Ignacio Gómez se distingue porque es uno de los más entusiastas de que estos sean los primeros pasos a una mejor vida "después de padecer tantos años de violencia y abandono".
Es un campesino nacido y criado en Aquitania y también líder comunitario. Por eso sabe que el corregimiento hace parte de las zonas priorizadas por la Unidad Nacional para la Reparación de Víctimas del Gobierno.
Como el resto de habitantes de este lejano corregimiento, José considera que una obra reparadora para esta comunidad es la pavimentación de esa trocha de 32 kilómetros: "Necesitamos una vía pavimentada para sacar nuestros productos, más ahora que se promueve el retorno de los desplazados.
La pavimentación se proyecta como una de las obras de reparación colectiva para esta comunidad, junto al Salón de la Memoria, el espacio destinado a recordar a las víctimas del conflicto del corregimiento.
El destierro masivo
Cuentan los adultos del pueblo que en los años 80 la guerrilla hizo presencia y después de 2001 llegaron los grupos paramilitares a disputarles el territorio. Entonces, recuerda un habitante, comenzaron los enfrentamientos, los asesinatos, las desapariciones forzadas y el flagelo de las minas antipersonal. Desde 2002 hubo más de 150 víctimas fatales y heridos.
"Hasta que el 20 de julio de 2003 la guerrilla, que no quería perder esta zona, nos amenazó que teníamos que desocupar en tres días porque no querían a nadie aquí cuando prendieran este pueblo". Salvo siete familias, todos se fueron.
Los campesinos se dispersaron por el Oriente y Medellín y vivieron en condiciones precarias como desplazados.
Seis meses atrás comenzó el retorno de familias a Aquitania, pero muchos no volvieron por miedo. En los últimos dos años unas 300 regresaron a San Francisco de forma voluntaria y sin ningún acompañamiento estatal, como ocurrió con el hogar de María Leonor Gómez.
Al volver a su finca en la vereda San Pedro encontró su casa de madera comida por el comején y todos los cultivos de frijol, maíz, yuca y maíz perdidos. "Ahora empezando de nuevo y por eso esperamos la reparación como víctimas para salir adelante porque este pueblo está estancado con tanta pobreza".
Diez años después del destierro, sin grupos armados ilegales y la promesa de reparación del Estado, también retorna la esperanza.
ANTECEDENTES
LA META: MUNICIPIO DESMINADO
El alcalde de San Francisco, Luis Emigdio Escobar, destacó que desde 2008, 22 veredas del municipio de San Francisco son objeto de un plan de desminado humanitario que se espera termine este año.