
ESTA MADRE DE 21 años anhela que su hijo Brahian reciba un trasplante de corazón para que tenga una opción de vida. Este es el drama de criar un hijo enfermo.
Muy puntual, a las cuatro de la mañana, se levanta todos los días Natalia Montoya para darle a su bebé, Brahian Andrés, el primero de los 14 medicamentos que debe tomar diariamente.
"El segundo es a las seis, el otro a las nueve, después a las diez, a las doce, a las cuatro, a las seis, a las nueve y los últimos a las diez", repite mecánicamente la mujer.
Esa ha sido su rutina, durante los últimos tres años, cuando nació su hijo, quien desde los dos meses padece de una grave enfermedad en el corazón.
Eso sí, aclara Natalia, así es su día cuando el pequeño está en casa porque cuando está internado en la Clínica Cardiovascular ella se pasa, por lo menos 14 horas, entre médicos y enfermeras.
"Muy seguido, casi cada dos días, nos toca venir acá porque le da una crisis. La última vez se quedó casi 20 días aquí", relata la joven, quien por "enésima" vez tuvo que volver ayer al centro asistencial.
Con resignación, esa que le da su confianza en Dios, ella no pierde la esperanza de ver crecer a su hijo sano.
Sin embargo, sabe que no es un deseo fácil de cumplir ya que, según le han explicado los especialistas, el menor requiere con urgencia de un trasplante de corazón para sobrevivir.
La mayor dificultad es que el órgano debe cumplir con ciertas especificaciones como ser sano, pertenecer a un niño de un año y medio o dos que no haya muerto de manera violenta y que pese, en promedio, unos 18 kilos.
"Los médicos me han dicho que Brahian sufre de una cardiopatía dilatada, o sea que el corazón es más grande de lo normal y solo funciona en un 12 por ciento. Por eso es tan urgente el nuevo corazón", explica pausadamente Natalia, sentada en la sala de espera de la Clínica, la que se ha convertido, prácticamente, en su "segundo hogar".
El drama de su juventud
Atrás quedaron para Natalia las salidas a comer helado o a bailar. Tampoco hay tiempo para ir a un centro comercial o para visitar a sus amigas o vecinas.
A sus 21 años, ella renunció a todas las actividades de las que goza una joven de su edad para dedicarse en cuerpo y alma a Brahian.
"No, qué tal. Yo no me atrevo a salir a ninguna parte porque tengo que estar pendiente del niño. ¿Cómo quedó yo donde esté afuera y le pase algo? ", se pregunta con preocupación.
Lo más difícil, dice, es sacar más tiempo para atender a su otro bebé, Simón, de siete meses de edad.
"Me lo tiene que cuidar mi mamá para que yo pueda estar acá en el hospital", comenta con tristeza porque sabe que Simón también la necesita.
Al drama emocional que enfrenta al ver a Brahian enfermo, se le suma el económico.
"Este mes me gasté 400.000 pesos en solo pasajes y comida en el hospital", subraya la joven, quien vive con sus padres y hermanos en Bello.
Al preguntarle por sus proyectos futuros, la muchacha asegura que le encantaría poder estudiar algún día una carrera universitaria.
Pese a esto, tiene muy claro que lo primero en su lista de sueños es que Brahian reciba un nuevo corazón que le permita también tener una nueva vida.
Solo así también ella tendría una renovada existencia en la cual el anhelo de ser feliz se convertiría en una verdadera realidad.
Si quiere vincularse a esta causa puede comunicarse con Natalia al celular: 3145817547.
Antioquia bilingüe
Brahian needs a new heart
Natalia gets up at 4:00 a.m. every day to give her 3-year-old son, Brahian, the first of the 14 medications he takes on a daily basis. However, that's only on days the little boy is actually home, because he often has to be admitted to the hospital and stay there for days at a time. Brahian was born with a heart condition known as hypertrophic cardiomiopathy, or an enlarged heart, and is on the waiting list for a donor so he can get the heart transplant he desperately needs. The 21-year-old mother of two rarely leaves her son's side and her situation is taxing, not just emotionally but financially as well.