Cuando apenas tenía un año de edad, está pequeña -ahora de ocho- quedó ciega por un ataque de las Farc a paras en El Bagre.
A las esquirlas de granada se les conoce como metralla y son minúsculos pedazos de acero y pólvora, que una vez activados, se calientan y queman. Esas partículas dejan en la piel huellas de por vida y en los ojos son un incendio insoportable, retina quemada y sangre.
Daniela Roja s tiene 8 años, se inventa canciones de reguetón y canta -es eso lo que quiere hacer-, casi siempre la peinan con trenzas, es morena y tiene la piel liza, está mudando, no ve, nunca ha visto o por lo menos no se acuerda.
Ahora, después de un transplante de córnea en el ojo izquierdo, Daniela distingue los colores y ubica grandes objetos como sillas y mesas, antes solo percibía vagamente la luz. El ojo derecho, que desde que tenía un año estuvo apagado -el párpado no podía abrirse-, tiene una prótesis.
Tenía un año de edad en septiembre de 2005 cuando Diego Castro, su padre, llegó a la vereda El Pisingo de El Bagre para conocerla, para darle el apellido. Dioselina Rojas -la madre, piel morena, cabello tinturado de rojo, uñas pintadas con una sola pasada y con el dedo meñique de otro color- hacía de comer en la vereda para los mineros, y dejó que Diego se llevara a la niña para una tienda -para que estuviera con ella y la conociera-.
Por el camino venían corriendo dos hombres y una granada cayó entre ellos, Diego y Daniela; la pequeña voló.
-Cuando yo la vi -dice Dioselina- tenía lo oiditos y los ojos llenos de tierra y de sangre. Entonces llegaron los guerrilleros y la atendieron, me pidieron perdón porque "había sido un error" y me dijeron que iba a quedar ciega.
"Barbas", así le decían al guerrillero que arrojó la granada, hasta que lo mataron le llevó a Dioselina los medicamentos para su hija, siempre convenciéndola de que no denunciara. Pero no hizo caso. A los meses se vino para el Barrio Antioquia y empezó a buscar ayuda porque le dijeron que su hija podía recuperar la visión.
En Medellín encontró a la Policía Metropolitana, que reunió a empresarios y les regalaron una casa -el mismo general Yesid Vásquez me daba plata para el arriendo, cuenta Dioselina-. Y sí, en la Policía recogieron varias veces dinero para que la familia se sostuviera.
Ayer, la Policía y la Clínica Clofán hablaron de Daniela, contaron que está recuperando la visión del ojo izquierdo -Jorge Henao, director médico de Clofán, no sabe cuánto se recuperará-, y Daniela selló ese milagro cantando esto: "Cristo moriste en una cruz, resucitaste con poder (...) Cámbiame y hazme otra vez y ayúdame a serte fiel". Y no quedó duda: Daniela quiere ser cantante n
*El nombre, la historia y la foto de la niña se publican con autorización de su madre.
ANTECEDENTES
UNIÓN PARA LA SOLIDARIDAD
La operación de Daniela Rojas se realizó el 3 de noviembre pasado en la Clínica Clofán. En septiembre, gracias a la alcaldía de El Bagre, Fabricasas, Argos, UNE, Élite de la Moda y comerciantes, la familia Rojas recibió una casa en ese municipio del Bajo Cauca, totalmente amoblada.
A las esquirlas de granada se les conoce como metralla y son minúsculos pedazos de acero y pólvora, que una vez activados, se calientan y queman. Esas partículas dejan en la piel huellas de por vida y en los ojos son un incendio insoportable, retina quemada y sangre.
Daniela Roja s tiene 8 años, se inventa canciones de reguetón y canta -es eso lo que quiere hacer-, casi siempre la peinan con trenzas, es morena y tiene la piel liza, está mudando, no ve, nunca ha visto o por lo menos no se acuerda.
Ahora, después de un transplante de córnea en el ojo izquierdo, Daniela distingue los colores y ubica grandes objetos como sillas y mesas, antes solo percibía vagamente la luz. El ojo derecho, que desde que tenía un año estuvo apagado -el párpado no podía abrirse-, tiene una prótesis.
Tenía un año de edad en septiembre de 2005 cuando Diego Castro, su padre, llegó a la vereda El Pisingo de El Bagre para conocerla, para darle el apellido. Dioselina Rojas -la madre, piel morena, cabello tinturado de rojo, uñas pintadas con una sola pasada y con el dedo meñique de otro color- hacía de comer en la vereda para los mineros, y dejó que Diego se llevara a la niña para una tienda -para que estuviera con ella y la conociera-.
Por el camino venían corriendo dos hombres y una granada cayó entre ellos, Diego y Daniela; la pequeña voló.
-Cuando yo la vi -dice Dioselina- tenía lo oiditos y los ojos llenos de tierra y de sangre. Entonces llegaron los guerrilleros y la atendieron, me pidieron perdón porque "había sido un error" y me dijeron que iba a quedar ciega.
"Barbas", así le decían al guerrillero que arrojó la granada, hasta que lo mataron le llevó a Dioselina los medicamentos para su hija, siempre convenciéndola de que no denunciara. Pero no hizo caso. A los meses se vino para el Barrio Antioquia y empezó a buscar ayuda porque le dijeron que su hija podía recuperar la visión.
En Medellín encontró a la Policía Metropolitana, que reunió a empresarios y les regalaron una casa -el mismo general Yesid Vásquez me daba plata para el arriendo, cuenta Dioselina-. Y sí, en la Policía recogieron varias veces dinero para que la familia se sostuviera.
Ayer, la Policía y la Clínica Clofán hablaron de Daniela, contaron que está recuperando la visión del ojo izquierdo -Jorge Henao, director médico de Clofán, no sabe cuánto se recuperará-, y Daniela selló ese milagro cantando esto: "Cristo moriste en una cruz, resucitaste con poder (...) Cámbiame y hazme otra vez y ayúdame a serte fiel". Y no quedó duda: Daniela quiere ser cantante n
*El nombre, la historia y la foto de la niña se publican con autorización de su madre.
ANTECEDENTES
UNIÓN PARA LA SOLIDARIDAD
La operación de Daniela Rojas se realizó el 3 de noviembre pasado en la Clínica Clofán. En septiembre, gracias a la alcaldía de El Bagre, Fabricasas, Argos, UNE, Élite de la Moda y comerciantes, la familia Rojas recibió una casa en ese municipio del Bajo Cauca, totalmente amoblada.