Con sus trabajos navideños llaman la atención de propios y extranjeros.
El maestro Álvaro Álvarez no sólo es hábil en el ajedrez. Es también un diestro fabricante de relajantes móviles de alambres cromados y cobrizados y este año, para exhibir en las alumbrados de La Playa, diseñó un novedoso pesebre.
Este campeón nacional del juego ciencia, que desde hace 10 años se dedica a las artesanías, preparó 40 figuras entre quijotes, mariposas y pesebres que por la fuerza de gravedad y el punto de equilibrio que el maestro les calcula tienen un movimiento autónomo que dura hasta 12 minutos.
El taller lo tiene ubicado en el barrio Manrique y para esta época, ante la cantidad de pedidos, sobre todo de empresas, cuenta con un trabajador.
"Estoy desde el 7 de diciembre aquí en La Playa y me ha ido bien porque, aunque aprendí a elaborarlos empíricamente, mis trabajos tienen acogida, ya que les llaman mucho la atención tanto al turista local como a los extranjeros", aseguró.
Le han comprado un italiano, un argentino y una alemana. Las obras de este destacado hombre del deporte tienen un costo entre cuatro mil y cinco mil pesos.
En el mismo paseo de La Playa, se ubica otro artesano, Bernardo Aguirre, quien trabaja calado en madera. Como le ocurre al maestro Álvarez, el pesebre y figuras alegóricas a la Navidad, son los más solicitados.
Este hombre, quien este año debuta en los alumbrados, tiene su taller en Aranjuez.
El artesano, que hace siete años trabaja con madera, dijo con orgullo que estudió en la universidad de la calle y que con su labor sostiene a tres hijos y le da para pagar tres trabajadores.
"Hago la figura que la gente necesite y para ello cuento con máquinas. Vendo, sobre todo, imágenes religiosas a comerciantes de Buga, Bogotá y Bucaramanga. Trabajo de día y en la noche vengo a los alumbrados".
Claudia Castaño, con sus hijos adolescentes, recorre La Playa vendiendo payasitos hechos con bombas, que se los enseñó a elaborar un mexicano que hace varios años visitó la ciudad.
En estos días de Navidad baja en bus de su casa en el barrio La Loma, comuna 13. Allí inicia la elaboración de esta entretención para los niños y para no encartarse con el surtido en los vehículos de servicio público, con la boca termina de inflarlos en pleno centro. Les pone un palillo de plástico para que se sostengan y los exhibe en un trozo de madera utilizado para vender algodones de azúcar.
Lleva 15 años en esta actividad con la que levanta el sustento para sus hijos. En el resto del año, para subsistir, decora con bombas y otros adornos salones y casas donde se realizan fiestas.
Michael Fernando Rodríguez, recorre todas las noches los alumbrados haciendo sonar un pito que tiene un sonido semejante al de una gallina cacareando. Este muchacho, de 18 años, lleva seis años trabajando con estos artefactos en Navidad.
Michael vende confites en los buses y en diciembre aprovecha la noche para negociar los silbatos, que los elabora su mamá en su casa del barrio Enciso, oriente de Medellín.
No sólo las luces de Navidad son el atractivo en Medellín, los artesanos, con su ingenio y creatividad, también les ponen un tinte de tradición, originalidad y color.
OPINIONES
APRECIO POR LA ARTESANÍA LOCAL
Los alumbrados deberían tener más oferta artesanal local, sobre todo en cuero y tejidos, porque ofrecen mucha cosa traída de China que a los extranjeros no nos llama la atención. Veo en almacenes artesanías que aquí trabajan bien.