
Hay protesta de propietarios por precios de sus viviendas. El Metro afirma que actúa con respeto en las ofertas.
Entre la certeza de que las obras comenzarán a principios del próximo año y el forcejeo de los propietarios tradicionales que aún no aceptan el valor que les ofrecen por sus predios, el Metro de Medellín se encuentra en una fase de "avanzada social" con el Tranvía de Ayacucho.
En el tramo más residencial del futuro corredor, al final de Ayacucho, se advierten los espacios que dejan las demoliciones de las viejas casonas, contiguas a varias que siguen en pie, con carteles de reclamos en sus fachadas.
El proceso, sin embargo, ha sido positivo para el gerente del Metro, Ramiro Márquez Ramírez, quien admite que el de vivienda es un asunto "sensible y delicado" para las personas, que los obliga a actuar con procedimientos respetuosos en compañía del Municipio.
La presencia del Metro en este frente ya muestra cifras categóricas. Uno de sus voceros precisa que se tienen que negociar 410 predios, cuyos espacios se utilizarán para las paradas y las estaciones Alejandro Echavarría y Miraflores.
Pero del total requerido, el 85 por ciento de los predios ya están negociados, según asegura Carlos Ortiz, coordinador del proyecto.
Como la obra no se ha adjudicado, el gerente sostiene que las actividades serán más notorias al comenzar 2013, no sólo en los barrios de las comunas 8 y 9, sino en el centro de Medellín.
Una de las razones -precisa- es que el tranvía arranca con 4,3 kilómetros de vía pública, que no necesitan predios, y mientras se termina de negociar "a quien se le adjudique el proyecto le podemos dar sectores para iniciar la construcción".
De allí que -sostiene- "creemos que a principios del año entrante estaremos a pleno vapor", dice
El Metro tiene una oficina en el sector para atender a la comunidad, donde se escuchan voces como la de una residente que dice que "el Metro no tumba a nadie y lo mejora a uno en todo".
Pero en Alejandro Echavarría, un pequeño y apacible barrio que fundaron los trabajadores de la antigua planta de Coltefábrica, las voces son contrarias. El jubilado Humberto Ríos Osorio, quien lleva 40 años en el sector, desde que compró el lote y levantó su casa, cuenta que aquí tiene una vida tranquila, "sin combos ni fronteras invisibles, al lado de los compañeros de Coltejer, como una gran familia".
Uno de ellos, Jesús María Montoya, dueño de una casa de 265 metros cuadrados, de dos plantas y en esquina, afirma que el metro cuadrado en el sector está a 1,3 millones, pero el proyecto les está pagando a 890.000 pesos. "No nos oponemos al desarrollo de la ciudad ni especulamos, sino que pedimos lo justo", advierte.
Humberto y Jesús se quejan porque les dicen que después de negociar van a quedar igual o mejor, pero enrostran que así no es. "Vaya y vea los precios. Por una casa de tres alcobas, y para hacerle arreglos, nos piden 180 millones".
PARA SABER MÁS
SE IRÍA LA MITAD DEL A. ECHAVARRÍA
Miriam, líder comunitaria, pide más conciencia en los pagos porque con la obra se iría la mitad del Alejandro Echavarría. El gerente replica que en el marco de la ley, se buscan acuerdos adecuados, o lograr otro tipo de soluciones de vivienda.