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Viudas de Amagá: sigue el dolor

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Con pensiones y viviendas nuevas, muchas han enrutado sus vidas luego de la tragedia en la que murieron 73 mineros en 2010. Otras aún no concilian.
Encaramada en un rústico andamio de madera, Elizabeth Estrada Vargas limpia el cristal que cubre la bóveda del que era su esposo, José Gregorio Jurado Jiménez , uno de los 73 hombres que murió el 16 de junio de 2010 calcinado en uno de los socavones de la mina Carbones San Fernando, de Amagá.

Hace dos años ocurrió la tragedia y Elizabeth nunca ha dejado de ir al camposanto a rendirle honores al que en vida "fue el mejor esposo del mundo, el más cariñoso y responsable", dice mientras pone flores y retoca con un trapo el vidrio que decora la fosa. La acompaña su hija de 11 años, que aunque no era su padre biológico, "lo quería como a mi papá", apunta la niña.

En la misma galería, las tumbas de otras víctimas de esta desgracia, la más grande de este siglo sucedida en las minas del país, también tienen flores frescas, recién puestas y algunas de ellas artificiales.

"Qué lindo es contemplar tu recuerdo con una sonrisa. Tú, una gran persona y sobre todo un rayo de luz para la eternidad. Esposa e hijo", reza el mensaje pegado sobre la lápida de Jorge Iván González , otro de los fallecidos.

Muchas de las bóvedas tienen fotos de los muertos, como las de Jorge Iván León Gil , la de Jairo de Jesús Ossa y la de Carlos Arturo Durán.

A la entrada del cementerio hay una placa de mármol con los nombres de los 73 muertos y a unos tres metros, el monumento al minero tallado por un coterráneo de Amagá, en donde el 80 o 90 por ciento de la población vive de las minas.

Son las cosas con las que la localidad y los dolientes les rinden tributo a esos héroes que murieron, unos calcinados por el fuego y otros asfixiados por los gases tóxicos en lo hondo de la mina, una de las más grandes y tecnificadas de Amagá, según reconocieron en su momento las autoridades.

Más allá de los símbolos materiales, el dolor y los recuerdos de cada uno están incrustados en las almas de sus allegados, sus hijos, padres, madres y viudas. El tiempo no parece haber borrado nada.

La reparación
Pero además del dolor de las ausencias, otra procesión llevan por dentro muchas de las viudas y huérfanos.

En su mayoría son familias de escasos recursos. Y si admiten que sus esposos o padres ganaban buenos salarios, al final sus vidas resultaron sacrificadas, pues casi todos habían advertido el fuerte calor que se sentía en la mina en los últimos días y que insinuaba la tragedia.

"Él sí advertía de mucho calor, pero era su trabajo. Y le faltaban apenas unos días para jubilarse, ya estaba haciendo las vueltas, así son las cosas de la vida", comenta Noelia Ossa Álvarez, esposa de Jorge Iván González, quien estaba próximo a cumplir 50 años y a jubilarse.

No lo logró por escasos 20 días y se fue al infinito dejando a Noelia y su hijo adolescente. Ella ya recibe la pensión del seguro de vida, pero no ha conciliado con Carbones San Fernando la indemnización por la muerte de su esposo.

Carbones, para indemnizar a las familias, desarrolla el proyecto urbanístico Nuevo Horizonte, que busca dotar de una casa a cada grupo familiar. El proyecto incluye 72 casas unifamiliares de dos pisos, con un área de 78,4 metros, 42 de ellos construidos.

Del total de familias, 43 han aceptado las viviendas. Pero hay 30 pendientes que llevan demandas en curso esperando una indemnización de mayor valor.

Es el caso de Noelia. Ella dice que no acepta la casa porque tiene vivienda y que prefiere que le den el dinero. San Fernando tasa las casas en 60 millones, según le dicen a ella, pero no le dan ese dinero, "me ofrecen 13 millones y no voy a aceptar eso".

Afirma, muy dolida, que "allá no murieron perros, eran personas que lo dieron todo y si bien un ser humano no tiene valor, tampoco puede ser tan poquito", sostiene.

Recalca que la empresa la ha visitado en su casa varias veces y le insiste para que concilie con muchos argumentos, lo que ella considera que sí es una forma de presión, tal como lo denunció en una carta a este diario Adela Garcés , una de las viudas. Adela se quejó también en su mensaje de que las casas eran pequeñas y no respondían a su expectativa.

Sin embargo, vía telefónica, comentó que ya viendo las viviendas construidas no las observa tan mal.

"Atrás tienen un solar y uno puede ampliarse, al final estoy contenta". Su insatisfacción está en que aún no le han reconocido la pensión por la muerte de su hijo, Óscar Alonso Tirado, de 26 años. Él era soltero y no tenía hijos y por ese hecho la madre se siente con derecho a la pensión.

Carbones se defiende
A través de su gerente Social, Jaime Rojas, Carbones San Fernando desmiente las supuestas presiones para inducir a las viudas a conciliar.

"Es extraño, porque doña Adela fue de las primeras que aceptó la casa", dice Rojas.

Explica que los documentos donde se ofrece la vivienda son claros en cada artículo y que la persona tiene libertad de aceptar o no. Añade que es obvio que quien concilia ya no puede entablar nuevas demandas, pues para eso es esa etapa del proceso.

"Ya hubo un proceso de adjudicación para las que aceptaron y en agosto se entregan las primeras casas", comentó Milvia Torres, directora de Talento de la empresa minera.

Entre las que aceptaron la casa están Elizabeth Estraday Flor Carmona , esta última viuda de Álvaro Muriel , quien le dejó tres hijos menores.

Ambas están felices con sus inmuebles y sólo esperan el día que se los entreguen. A la vez reciben pensiones superiores a los 800 mil pesos y aunque saben que ningún valor les devolverá a sus esposos, dicen que hay que mirar adelante, al futuro.

"Yo no voy a esperar diez años que salga una demanda, la casa es una renta y la veo amplia y cómoda", sostiene Flor.

Ellas formaron la Asociación Colombiana de Mujeres de Amagá -Ascolma-, que con apoyo de Carbones San Fernando elaboran productos artesanales para vender y es una ayuda económica que también las integra.

En Ascolma, viudas y madres se sacuden del dolor. Los recuerdos los llevan cada fin de semana al camposanto, donde ponen flores en las bóvedas, lloran y les rinden tributo a esos que entregaron sus vidas luchando en lo hondo de la tierra por hacerlas felices....
PARENTESIS
LAS CASAS MIDEN 78 METROS
Las casas están ubicadas en un sector exclusivo a la entrada del pueblo. Ya muchas están terminadas en la estructura y faltan detalles de acabado. En el primer piso tienen la sala-comedor, la cocina y el baño. En el segundo están dos piezas con espacio para instalar clóset. Atrás está el solar, un área de más de 30 metros que permitirá futura ampliación. "Los propietarios podrán ampliarse como quieran, quedar con una vivienda en el primero y otra en el segundo y es posible que hasta tercero, pues es una estructura no de unidad cerrada sino de un barrio abierto", explicó Patricia Cataño, la constructora. Carbones tasa las casas en 60 millones de pesos y es lo que piden varias viudas que les den en dinero, pero la empresa no les acepta la solicitud, dice Noelia Ossa.
ANTECEDENTES
LE PEOR TRAGEDIA MINERA DEL SIGLO
La tragedia en la mina Carbones San Fernando ocurrió a las 10:40 de la noche del miércoles 16 de junio de 2010. Era el momento cuando los trabajadores del socavón San Joaquín se aprestaban a cambiar de turno y de repente se oyó una fuerte explosión. En un abrir y cerrar de ojos el panorama cambió y el humo salía de la mina. En total 73 mineros perecieron, unos ahogados por los gases tóxicos, los que estaban más al fondo, y los primeros calcinados por el fuego. Solo un muchacho, Wálter Restrepo, que estaba en el hoyo, logró salir con vida.
PROBLEMA
NO SE PUEDE CONSTRUIR TODO
Ante la falta de conciliación con 30 familias de las víctimas para que acepten la vivienda, Carbones San Fernando no puede desarrollar el proyecto en toda su integridad, confirma el gerente Social, Jaime Rojas. Otra dificultad que han tenido para llevar adelante las conciliaciones es que las audiencias no son todos los días y no duran lo necesario para adelantar varios casos.
SOLUCIÓN
SE VAN SUMANDO NUEVAS CASAS
La dificultad ha hecho que la empresa Carbones San Fernando no se decida a construir todas las casas de una vez. La opción es ir construyendo etapas e ir sumando nuevas casas a medida que se va conciliando. En el proyecto, a futuro, se aspira a favorecer a otros obreros de la mina, pero para ello requieren apoyo de las cajas de compensación familiar.
PARA SABER MÁS
Apenas se creó la dirección minera

Como está claro que en Amagá, entre el 80 y el 90 por ciento de la población vive de las minas, este año se creó la Dirección de Gestión Ambiental y Minera, que busca ser una fuente de mediación en el paso de la informalidad a la legalización de las minas. El titular de la dependencia, Alejandro Uribe, precisa que en estos meses ha ido creando una base de datos sobre el tema para consolidar una Dirección fuerte. En Amagá hay 200 minas informales y 42 con títulos legales. Actualmente se están explotando 25.


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