El diario norteamericano The New York Times destaca la arquitectura de Medellín como un ejemplo del desarrollo de una ciudad que se muestra al mundo como un importante centro médico y de negocios.
Según el artículo, después de años de violencia y narcotráfico, Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, impulsa el orgullo cívico a través de sus nuevos edificios públicos, plazas y medios de transporte como el metro y el metrocable. Con estas obras, la ciudad vincula los barrios pobres con los ricos y estimula el desarrollo privado.
El análisis fue escrito por Michael Kimmelman, quien visitó a Medellín para investigar el contraste de la situación social de la ciudad con su arquitectura. El crítico afirma que las construcciones de la capital paisa son un símbolo común de la renovación democrática que ha vivido la ciudad, pues son un ejemplo de tolerancia, inclusión, sentido de pertenencia, respeto y desarrollo social.
Kimmelman resalta que en la arquitectura que se aprecia en Medellín, se mezcla la estética y el activismo social, fusionando elementos sociales con lujos. En este sentido, subraya la labor que llevó a cabo Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y actual gobernador de Antioquia, quien promovió desde su administración una ciudad visionaria que vincula el desarrollo educativo y la comunidad con la infraestructura y la arquitectura de glamour.
En el artículo también se destaca el interés que tiene la Administración pública en gestionar espacios públicos basados en políticas de renovación urbana, que generen grandes beneficios sociales y económicos. El enfoque integral de la arquitectura de Medellín, es para el crítico la principal razón de que Medellín lidere exitosos proyectos de infraestructura que apoyen una cultura de urbanismo basada en el aprovechamiento responsable de los espacios públicos.
Así mismo, Kimmelman describe iniciativas culturales que apoyan los proyectos de urbanismo de Medellín. Son Batá, Revolución sin muertos e intervenciones artísticas como el graffiti, son una muestra de cómo los habitantes de la ciudad desahogan su frustración, miedo y rabia, y proclaman la propiedad de los barrios.