Los planes de ordenamiento territorial son la base para crecer de manera organizada en urbanismo y movilidad. Hay que ponerse de acuerdo.
Calidad de vida. Ese es uno de los ideales cuando se habla de desarrollo urbano y de movilidad.
Calidad de vida en tiempo tanto para simplificar los desplazamientos, como para compartir con nuestros seres queridos o grupo social.
Si se habla de construcción de viviendas, el desarrollo debe estar enfocado a conformar centralidades donde el ciudadano común pueda encontrar un mundo de servicios que solucionen gran parte de sus necesidades.
Esto lo que pone en evidencia es que el avance de la sociedad tiene que tener como norma esencial una planificación del desarrollo que nazca del consenso de diversos sectores. Unas normas básicas y acatadas por todos como lo son los planes de ordenamiento territorial y, a nivel micro, los planes parciales. Normas que imponen un orden frente al futuro que se desea vivir.
Un ejemplo de lo anterior es toda la transformación, ordenada y orientada por un plan parcial, que sufrió Ciudad del Río. Una pequeña urbe con centros culturales, espacios verdes, conjuntos residenciales, complejos comerciales, etc. que demuestra que sí es factible poner de acuerdo diversos intereses.
Densificación
Medellín crece hacia la periferia y las laderas de manera desordenada, sin un norte claro.
Una de las soluciones que se plantea es la de planear el crecimiento de la ciudad más hacia su centro y en altura, pues existen zonas que todavía no se han densificado.
A futuro, el incremento de la población conlleva al aumento de necesidades en infraestructura, alimento, vivienda, salud, educación, etc.
Dichas demandas exigirán soluciones concretas que las administraciones municipales deberán, en muchos casos, tomar de manera conjunta.
En este tema es imperioso que los municipios del Valle de Aburrá sigan las directrices del Area Metropolitana, autoridad tanto en lo ambiental como en el tema del tránsito.
Movilidad
Una ciudad donde existan espacios tanto para los vehículos como para el peatón. Este es el deber ser de todos los planes de movilidad que integren diversos sistemas integrados de transporte tanto públicos como privados.
Es evidente que además de instaurar una cultura de respeto hacia las normas de tránsito, es vital ponerse al día con el atraso en infraestructura pública. Saldo en rojo que ya se evidencia en los constantes tacos y embotellamientos que a ciertas horas, se presentan en la ciudad.
Si bien es cierto que parte de la solución pasa por el sector público, eso no significa que medidas desesperadas como la de asignar cupos para restringir la venta de automóviles, sean la solución a todo.
El futuro de Medellín y del Valle de Aburrá debe afincarse en una planificación ordenada de la sociedad que queremos con base en el interés colectivo