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Obras por $400.000 millones que unen a Medellín con el resto del país

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En todos los corredores viales que comunican a Medellín con el resto del país se ejecutan contratos por $400.000 millones. En la vía a Urabá, en pésimo estado, iniciarán obras en un mes.
Un año después de la valoración hecha por este diario, un recorrido por las troncales en Antioquia permite concluir que salvo la carretera Medellín-Turbo, en la región de Urabá, sí hay avances en la recuperación de los principales corredores viales.

En las rutas a la Costa Atlántica, a Puerto Berrío, a Bolombolo, a La Pintada y a Puerto Triunfo (la Medellín-Bogotá) están en marcha contratos de mantenimiento.

Según Mauricio Valencia, secretario de Infraestructura de Antioquia, lo que se aprecia hoy es fruto de la capacidad de articulación con el Ministerio de Transporte, la Agencia Nacional de Infraestructura y el Invías, que derivó en un compromiso "real, visible e histórico".

Para lograrlo, puso como ejemplo que se hicieron recorridos en carro desde Caucasia, desde el Suroeste y desde Apartadó hasta Medellín con el director del Invías, Leonidas Narváez, para que apreciara la dimensión de la problemática y la necesidad de los recursos.

"Se tradujo en más de 400.000 millones en obras contratadas. Hoy el cambio es radical y visible", asegura.

En la reciente visita de la ministra de Transporte, Cecilia Álvarez, anota, le preguntó cuál será su huella en Antioquia y respondió que patentará este modelo de trabajo en las demás regiones.

"Cada mes le enviamos un informe de seguimiento minucioso, un semáforo de los avances y los problemas que podemos anticipar", sostiene Valencia.

Aunque Leonidas Narváez, el director del Invías, considera que para el final de este año se notarán más los avances de la recuperación de las troncales en Antioquia, en especial en la vía a la Costa Atlántica, advierte que en algunos tramos hay retrasos de contratos como los de Urabá (Tasidó) y Barbosa-Puerto Berrío, que darán lugar a multas.


¿QUÉ SIGUE?
URABÁ: DOS POR $144.000 MILLONES
¿Y por qué el abandono de la vía a Urabá? Valencia justifica que es la evidencia de que hace 10 años no le hacían ningún tipo de intervención. La novedad es que ya está en marcha un contrato por más de 50.000 millones entre El Tigre y Tasidó.

Y hace una semana se adjudicaron dos más por 140.000 millones para Tasidó-Cañasgordas y Cañagordas-Santa Fe de Antioquia, que inician en noviembre. El reto del gobernador Sergio Fajardo es que en diciembre de 2014 esté en excelentes condiciones hasta Arboletes.
EN DEFINITIVAEn este informe el lector apreciará una radiografía del estado de las carreteras troncales en Antioquia, tras un recorrido de enviados especiales a los tramos que están en obra o siguen en abandono.
LA VÍA A URABÁ ES UNA TROCHA, PERO EN NOVIEMBRE INICIAN DOS CONTRATOS DE RECUPERACIÓN
Por LEÓN JAIRO SALDARRIAGA

Con la ilusión de que por fin inicien las obras de recuperación en noviembre, los usuarios de la carretera a Urabá hoy viven una pesadilla por el pésimo estado en que se encuentra después de Santa Fe de Antioquia.

Desde allí hasta Chigorodó se vive un auténtico vía crucis que desata un rosario de quejas. Y la expresión que más repiten los viajeros: "¡Es una trocha…".

En la terminal de transporte de Santa Fe de Antioquia se escuchan los primeros lamentos. Orlando García, conductor de bus de Sotraurabá afirma que ademas de las constantes "sacudidas" por los huecos, se toma más tiempo y hay mayor gasto de gasolina.

Su compañero Henry Rivera anota que por el abandono, el tiempo de viaje se multiplicó, pues entre Medellín y Turbo hoy tarda entre 10 y 11 horas, cuando en condiciones normales es de 7 horas.

"De aquí para abajo (hacia el mar) las condiciones son menos que precarias. Cuánto vale la montada de un muelle, de un amortiguador o una llanta que se estalla", pregunta con enfado el despachador Fernando Correa Castro.

Y le parece que los usuarios prefieren que se instale otro peaje con tal que garanticen el mantenimiento a los transportadores.

Después de salvar el primer calvario de huecos, hundimientos, charcos y pequeños derrumbes, en un restaurante de Uramita, el camionero Jorge Eliécer Parra López, quien va para Turbo con un viaje de electrodomésticos, dice que la carretera está "horrible y pésima".

"Le dije al patrón que de aquí para allá se puede acabar el carro, dan ganas de devolverse", agrega.

Por ese mal estado, enrostra que la mercancía llega rayada o con abolladuras y los clientes no la reciben.

Mery Borja, propietaria del restaurante Puerto Arturo, complementa que más que horrible es "asquerosa" y que en vacaciones a la gente no le provoca viajar.

A la comerciante Adriana García le toca escuchar en su negocio las quejas de los conductores que dicen que el viaje a Urabá se les hace eterno.

Le cuentan que por la demora muchas veces no pueden cumplir el tiempo de descanso y ahí mismo deben regresar. "No solo buseros, particulares y motociclistas aquí toman café y compran energizantes a ver si aguantan", dice.

En el recorrido se aprecian maniobras riesgosas de conductores que transitan en zig zag para evitar los huecos y algunos utilizan las cunetas como parte de la vía.

Ya en pleno furor del viaje, en un estadero de Cañasgordas, el conductor de Sotraurabá Joel Álvarez anota que es increíble que una troncal por la sacan tanta comida para Medellín se encuentre en semejante estado. "De El Tigre (Turbo) a Manglar está acabada, los carros se acaban y el pasajero se desespera".

Un colega, Fredy Zapata, de la empresa Gómez Hernández, señala que además del desgaste el riesgo es constante. "Es peligrosa, toca vivir pendiente".

Con rabia, un conductor más veterano, Horacio Ospina, recuerda que hace 23 años hubo una tragedia en Dabeiba, cuando un derrumbe tapó vehículos y dejó 12 muertos. "Escasamente abrieron la vía, pero todavía no lo han limpiado por completo", expresa.

El contraste es que el mantenimiento está de cuenta de Gilberto de Jesús Urrego, un campesino de 68 años, que la recorre con su coche, dos palas y una pica desde La Chorquina hasta Cañasgordas. Los conductores lo conocen como "el Tapahuecos" que sale a trabajar desde las 6:30 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde por algunas monedas.

En noviembre se le acabaría el trabajo a Gilberto cuando inicien obras de recuperación.


EL VIAO Y SAMANÁ, LOS PUNTOS MÁS CRÍTICOS DE LA MEDELLÍN - BOGOTÁ EN ANTIOQUIA
Por JUAN CARLOS VALENCIA GIL

En la vereda San Vicente, de Cocorná, una mujer de 48 años con gestos de niña cruza y cruza la carretera para mostrar los letreros de pare y siga. Es Margarita Gallego, quien todos los días, todo el día, se para allí, en la vía Medellín - Bogotá, a orientarles el paso a los conductores.

Este, si bien es uno de los puntos críticos de la troncal, no es el peor. Este título lo comparten El Viao, kilómetro 12 más 300 metros (medida que se toma desde el comienzo de la zona urbana de El Santuario), también en Cocorná, y Puente Leticia, kilómetro 73 más 600 metros, en el sector Samaná, de San Luis.

En el primero, el 19 de mayo de 2012 se perdió casi toda la banca a lo largo de 150 metros, y hoy hay paso por un carril, gracias a que en los días siguientes al suceso, el concesionario Devimed, administrador de la carretera desde Medellín hasta la glorieta Caño Alegre en Puerto Boyacá (Boyacá), abrió una variante. Y Puente Leticia, por el derrumbe que cae con frecuencia desde una montaña de 40 metros de altura, a unos pasos del río Samaná, y deja varados a los viajeros mientras los operarios mueven la tierra.

En los 187 kilómetros que maneja Devimed hay 43 en doble calzada: 41 desde Zamora (Bello) hasta Marinilla, y dos desde antes de llegar a El Santuario hacia Marinilla.

Fabián Giraldo, conductor de bus de Sotramar, dice que la doble calzada le permitió reducir el tiempo de su recorrido de Marinilla a Medellín, de hora y media a 50 minutos.

En El Santuario, Óscar Castaño, conductor de un chivero, pide que completen la doble calzada entre estos municipios.

En El Viao, un año después de la fractura del pavimento se ve el hueco gigante. Sigue el descenso. En el punto del derrumbe, en Samaná, este martes de mediados de septiembre la montaña está quieta y hay paso tranquilo. Viene el corregimiento Doradal, de Puerto Triunfo. A la cabecera de este municipio se llega por un desvío con decenas de huecos.

Eliana Giraldo, agente comercial de Coonorte en Doradal, dice que cada que llueve fuerte hay deslizamiento. "A veces toca dar la vuelta por Puerto Berrío, pero hay muchos peajes y el viaje desde Medellín se demora siete horas, mientras que por la vía a Bogotá, cuatro".

Octavio Giraldo, conductor de Transoriente, recorre a diario Medellín - Doradal. Sostiene que otra alternativa es por Puerto Nare y luego subir por San Carlos.

El concesionario
John Jairo Otálvaro, subgerente de Devimed, señala que el concesionario ha invertido $550.000 millones en la vía y en la construcción de la doble calzada hasta Marinilla. "La ministra de Transporte, Cecilia Álvarez Correa, dijo que la doble calzada llegará hasta El Santuario. Las obras costarán $132.000 millones (incluyendo puentes y obras para la comunidad) y se está estudiando cuánto financia el Estado y cuánto Devimed", indica y añade que si el contrato se firma en septiembre, en diciembre de 2014 estarían listos los 9 kilómetros que faltan. Anuncia que en noviembre empezarán a construir y estabilizar 5 sitios críticos afectados por la temporada invernal 2010-2011, entre ellos El Viao. En estos, la inversión será de 57.000 millones, con dineros del Fondo Adaptación. La construcción de estas soluciones tardaría siete meses. Explica que el dueño del predio del alud de Samaná tiene una explotación minera con licencia de Cornare, pero el problema se presenta porque terceros extraen material sin permiso, lo que desestabiliza la montaña. Asegura que trabajan con el propietario del terreno en los diseños para solucionar la situación que afecta a los usuarios de la vía, por la que transitan 15.000 vehículos diariamente.


CINCO PUNTOS REQUIEREN INTERVENCIÓN URGENTE PARA DESPEJAR VÍA A LA COSTA ATLÁNTICA
Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

Casi 300 kilómetros es la extensión de la carretera que comunica a Medellín con el municipio de Caucasia, un recorrido que lleva a 11 poblaciones y que en la última localidad marca el límite con la Costa Atlántica, en el departamento de Córdoba. Por la topografía montañosa, es una vía cambiante, que asciende hasta el máximo pico, el alto de Matasanos, en Donmatías, y termina en una recta de más de 100 kilómetros, entre Puerto Valdivia y Caucasia.

Esta carretera, según la Asociación de Transportadores de Carga, es la principal arteria de la cadena de exportación de mercancía por la Costa Atlántica.

En visita realizada el año pasado por la misma ATC, que realiza veedurías con vigías viales a los principales corredores del país, la agremiación halló el que calificó de "estado deplorable" de la vía.

En el trayecto fueron identificados 12 puntos críticos en Copacabana, km 2, donde el río se había llevado la mitad de la calzada; en Las Cometas; Matasanos; Donmatías, La Candelaria, La Frisolera, La Culebra, El Socorro, La India, Puerto Raudal, El Doce y el Peaje Tarazá. En esa ocasión, ATC denunció la negligencia de las entidades encargadas del sostenimiento de las carreteras, ya que durante todo el recorrido sólo se vieron trabajos en Puerto Raudal (Valdivia), donde se hacían labores de llenado con tierra para tapar un hueco que se formó al perderse más de la mitad de la calzada por efecto de la erosión del río. A lo largo de la vía, si bien se halló la marca de las fallas geológicas en sitios como La Frisolera y Raudal, también quedaron en evidencia la mala planificación del trazado, la falta de viaductos o túneles donde debieron construirse y el abandono de parte de Invías, pues de los 12 sitios, en 11 no se trabajaba en reparaciones.

"Desde Medellín hasta Planeta Rica (luego de Caucasia) pagamos más de 150 mil pesos en peajes y a la vía no se le hace nada", denunció Ramón Restrepo, transportador.

El abandono era tal, que campesinos de la región, entre ellos hasta niños, se ganaban la vida echando paladas de tierra para recibir a cambio la moneda de un transportador. "Hace tres años trabajo acá dando vía, me gano la platica", comentó John Jairo Salazar en el hundimiento de vía de La Candelaria.

De la situación fue enterado el Gobierno y el panorama ha cambiado, reconoce Luis Orlando Ramírez, director ejecutivo de la ATC.

"Reconocemos la intervención que ha tenido esta ruta tan importante para la cadena de importación y exportación, pero aún hay puntos críticos lejos de ser propios del principal corredor que une la Costa Atlántica con el centro del país", advirtió.

Por este corredor, calcula ATC, circulan al día cerca de 1.200 camiones de carga, cuyos conductores sufren penurias como trancones, atrasos en los itinerarios, daños en los vehículos y desgaste en su vida familiar, ya que "uno llega al destino y en vez de irse a la casa tiene que irse pa'l taller a arreglar el camión", se lamentó Wilson, un transportador.

Y aunque la mejoría es notable en el trayecto, aún hay fallas en señalización, pavimentación y zonas donde la carretera "es estrecha, oscura y peligrosa", dice Ramírez.

En Ventanas, entre Valdivia y Puerto Valdivia, se presenta un fenómeno de invasión de neblina que cierra casi totalmente la visibilidad y sobre el pavimento no hay señales luminosas, lo que constituye peligro y obliga a reducir la velocidad, por lo que la TAC eleva un clamor para que se aboque la señalización. Los puntos críticos siguen siendo La Frisolera, La Culebra, El Socorro, La India y El Doce.


CURVAS Y MONTAÑAS FRENAN EL TRÁNSITO RÁPIDO POR LAS VÍAS DEL SUROESTE
Por Gustavo Ospina Zapata

Como en las matemáticas, hay varias fórmulas para llegar al mismo resultado. Así pasa con los viajes a los pueblos del Suroeste: se puede tomar, desde Caldas, por dos vías, una que lleva a Bolombolo, corregimiento de Venecia, y otra por La Pintada. Vías conectadas entre sí por un puente sobre el río Cauca, en las partidas para Santa Fe de Antioquia, y otro en el San Juan, que lleva a las poblaciones de Tarso y Jericó.

La ruta por Amagá-Bolombolo -50 kilómetros- es un camino un poco más tortuoso, pues en varios tramos es una carretera estrecha, con desgaste del pavimento y montañas que desprenden materiales y que llevan peligro a los viajeros y transportadores.

No es un camino por el que se pueda desarrollar alta velocidad. Es de curvas, una sola calzada sin separador y adelantar a otro vehículo puede resultar complejo a horas de alta congestión.

En el kilómetro 11, contando desde las partidas en Caldas, se halla un primer tramo convertido casi en trocha, pues el pavimento se perdió y se transita sobre una vía pedregosa. Son más o menos 100 metros con esas características, y 400 metros más adelante el problema se agrava con un hundimiento del pavimento. La vía es estrecha. Entre la entrada y la salida de Amagá el trayecto es de regular condición. De allí en adelante mejora con una calzada más amplia y mejor señalizada. Pero en el kilómetro 16,4 (con el conteo en cero desde Caldas) está La Huesera, lugar marcado por una montaña que sirve de cantera y que también suele venirse sobre la vía y taponarla.

"Cada que llueve o hay invierno es un problema", anota un vigilante del sector. A la montaña le pusieron un muro de contención y se ha frenado la caída de lodo y piedras. A la vez, al costado derecho la banca cedió y se llevó parte de la calzada, pero se hizo una intervención que frenó la caída, aunque aún se requiere un trabajo de fondo. El pavimento en este punto ya se perdió. Es un problema de años complicado de resolver desde la ingeniería.

Hacia abajo la vía es en general, con pavimento en buena condición, tramos de menos curvas y bien señalizado. Incluso en el km 28,6 se trabaja en las orillas haciendo canales y cunetas para que circulen las aguas que bajan de las montañas. En el kilómetro 37,2 se construye un muro de concreto debido a que la bancada cedió y se llevó parte de la calzada izquierda. Acá la vía se reduce a un carril y se debe transitar con cuidado. Hasta Bolombolo (km 50) no hay mayores dificultades. Tras pasar el Cauca y el San Juan, la vía lleva a Tarso, Jericó y a La Pintada. En el kilómetro 60,2 de este trayecto, en el sitio El Indio, hay un hundimiento de la carretera por una falla geológica. Los carros deben frenar y pasar con mucha precaución. No siempre lo logran: "Eso lleva más de dos años así y no le trabajan, en invierno se inunda y es muy duro pasar, ya me he caído", apunta John Jairo Vera, motociclista. Unos 500 metros más adelante se presenta un hundimiento similar, al que tampoco se le trabaja. Ambos tienen señalización con cintas, pero no se trabaja en repararlos.

De allí hacia La Pintada y Medellín es una vía de excelente condición. En todo el tramo no se ven derrumbes ni problemas de pavimento. La carretera es de una calzada amplia y solo el exceso de curvas y el alto tránsito de camiones impiden que se viaje a buena velocidad. Adelantar es complicado. Al atravesar Versalles (Santa Bárbara) la vía se estrecha. La buena condición de la ruta se debe a una inversión de $5.000 millones que hizo Invías a principios de este año. Antes, era una tortura.


PAVIMENTACIÓN A PASO LENTO ENTRE BARBOSA Y CISNEROS EN LA VÍA A PUERTO BERRÍO
Por JOSÉ F. LOAIZA BRAN

El olor a panela que sale de cualquier trapiche al final de una de tantas curvas de la carretera, en medio de la neblina, es lo único dulce del ascenso al alto de La Quiebra, en el trayecto que va desde Barbosa hasta Cisneros, el tramo más sufrido del viaje a Puerto Berrío.

Adelantar tres furgones seguidos se puede tomar hasta 30 minutos mientras se encuentra un sitio para no exponer la vida.

Este es el paso que prometen ahorrar a los viajeros las Autopistas de la Prosperidad, con un túnel y una nueva vía entre el alto de Dolores y Remedios. Por lo pronto, en la ruta se ubican las principales intervenciones de mantenimiento que están en ejecución para recuperar la troncal al Magdalena Medio, paso hacia el departamento de Santander y principal vía alterna cada vez que se cierra la autopista entre Medellín y la capital de la República.

El viaje hasta Puerto Berrío, de 191 kilómetros, tarda hoy en promedio cinco horas, el mismo tiempo que hace un año, cuando quedó en firme el compromiso que asumieron en conjunto el Instituto Nacional de Vías (Invías), la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la secretaría de Infraestructura de la Gobernación de Antioquia, por recuperar todas las vías del departamento.

La diferencia fundamental es que en la actualidad hay trabajos a lo largo de la carretera, algo que reconocen los conductores que la transitan a diario. Hay obras de pavimentación en este tramo entre Barbosa y Cisneros, las mismas en que el director del Invías, Leonidas Narváez, advierte un atraso importante.

"Mantenemos nuestra posición de que lo importante es que la inversión se haga, desafortunadamente no contamos con un contratista que responda a la responsabilidad que adquirió", señala.

En palabras de uno de los motoristas que en Puerto Berrío se preparan para salir hacia Medellín, "no es justo que destapen dos o tres kilómetros y no pavimenten ni uno".


Producto de las obras, hay sitios de paso restringido a un carril, donde los viajeros esperan por turnos alrededor de quince minutos para continuar la marcha.

Está a punto de terminar el nuevo puente sobre la quebrada La Negra, que colapsó desde noviembre de 2011. Mientras la nueva estructura entra en servicio, se mantiene el paso restringido a un carril por el puente militar que se instaló en el sitio para superar la emergencia.

A las obras que avanzan se debe sumar en próximos días la construcción de la doble calzada entre Barbosa y Pradera, de 12 kilómetros.


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