Son cerca de 400 habitantes de calle que desde el sábado copan la glorieta ubicada al frente de la plaza Minorista, en la que pernoctan, residen y atienden sus necesidades.
Este es el resultado de la intervención que se hizo la semana pasada en la avenida De Greiff, en donde llevaban un par de meses asentados, luego de ser sacados de ollas de vicio de El Raudal.
La Plaza Minorista ya alertó a las autoridades por la situación, y piden ayuda, para garantizar la seguridad de los más de 40.000 usuarios que a diario visitan la central y la de sus 10.000 trabajadores en promedio.
"Es imposible acceder por el puente peatonal. Yo prefiero meterme entre los carros, ya hasta debe ser más seguro", dijo ayer Eugenia Torres, propietaria de una tienda en el barrio Aranjuez, y quien se surte dos veces a la semana en La Plaza.
"En la parte de la vigilancia tuvimos que redoblar en hombres para estar pendientes del acceso de esta población a la Plaza. No hemos tenido ningún incidente por ahora, pero no nos pueden dejar el problema a nosotros", comentó Rogert Franco, supervisor de riesgo de la Plaza Minorista.
Esta situación obedece, según el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana, a que no se los pueden llevar en contra de su voluntad y a que muchos ciudadanos les llevan comida, ropa, y pueden permanecer con tranquilidad en el mismo sector. Anotó que es un negocio millonario para los delincuentes dedicados a la venta de estupefacientes, pues son unos clientes consagrados.
Este es el resultado de la intervención que se hizo la semana pasada en la avenida De Greiff, en donde llevaban un par de meses asentados, luego de ser sacados de ollas de vicio de El Raudal.
La Plaza Minorista ya alertó a las autoridades por la situación, y piden ayuda, para garantizar la seguridad de los más de 40.000 usuarios que a diario visitan la central y la de sus 10.000 trabajadores en promedio.
"Es imposible acceder por el puente peatonal. Yo prefiero meterme entre los carros, ya hasta debe ser más seguro", dijo ayer Eugenia Torres, propietaria de una tienda en el barrio Aranjuez, y quien se surte dos veces a la semana en La Plaza.
"En la parte de la vigilancia tuvimos que redoblar en hombres para estar pendientes del acceso de esta población a la Plaza. No hemos tenido ningún incidente por ahora, pero no nos pueden dejar el problema a nosotros", comentó Rogert Franco, supervisor de riesgo de la Plaza Minorista.
Esta situación obedece, según el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana, a que no se los pueden llevar en contra de su voluntad y a que muchos ciudadanos les llevan comida, ropa, y pueden permanecer con tranquilidad en el mismo sector. Anotó que es un negocio millonario para los delincuentes dedicados a la venta de estupefacientes, pues son unos clientes consagrados.