Un visitante desconocido que ganó confianza tomando fotos de las imágenes religiosas, es el mayor sospechoso del robo de la custodia de oro del templo parroquial del municipio de Valparaíso, que tiene consternada a su comunidad.
El hurto sólo se descubrió en la tarde de este domingo, cuando se preparaban los ornamentos para la celebración del Trisagio, a las 4:00 de la tarde.
Al recapitular los hechos que antecedieron al robo, el párroco Nelson Mesa Posada y la sacristán Alba Pulgarín, recordaron que toda la mañana un hombre estuvo repartiendo estampas a los feligreses y tomó fotografías a las imágenes en el interior del templo.
El forastero pidió permiso para continuar su pesquisa fotográfica en la sacristía, Pulgarín le dijo que requería permiso del sacerdote y éste lo autorizó en el templo, pero el hombre llevó otro mensaje para contrariar la orden.
"Me repitió tres o cuatro veces que sí tenía permiso", dijo la sacristán.
Una vez en la sacristía, aprovechando que se oficiaba la misa de mediodía y que el párroco estaba confesando, el desconocido mandó a un acólito a que le comprara un rollo de fotografía y al quedarse solo forzó la chapa del armario que guardaba la custodia.
Según intuye la policía del Municipio, el hombre se quedó encerrado, se cubrió con uno de los telones que protegen las imágenes de los santos y se tomó el tiempo necesario para cometer el robo.
La pieza es de oro puro y, al parecer, el delincuente no se percató que en otro lugar estaba otra custodia más pequeña para los oficios religiosos de la capilla.
La Policía alertó a los comandos de los municipios vecinos del Suroeste antioqueño, pero pasaron varias horas desde que se cometió hasta que se supo el delito.
Los feligreses están conmovidos no sólo por el incalculable valor de la pieza, sino porque su uso es exclusivo para los oficios sagrados.
El hurto sólo se descubrió en la tarde de este domingo, cuando se preparaban los ornamentos para la celebración del Trisagio, a las 4:00 de la tarde.
Al recapitular los hechos que antecedieron al robo, el párroco Nelson Mesa Posada y la sacristán Alba Pulgarín, recordaron que toda la mañana un hombre estuvo repartiendo estampas a los feligreses y tomó fotografías a las imágenes en el interior del templo.
El forastero pidió permiso para continuar su pesquisa fotográfica en la sacristía, Pulgarín le dijo que requería permiso del sacerdote y éste lo autorizó en el templo, pero el hombre llevó otro mensaje para contrariar la orden.
"Me repitió tres o cuatro veces que sí tenía permiso", dijo la sacristán.
Una vez en la sacristía, aprovechando que se oficiaba la misa de mediodía y que el párroco estaba confesando, el desconocido mandó a un acólito a que le comprara un rollo de fotografía y al quedarse solo forzó la chapa del armario que guardaba la custodia.
Según intuye la policía del Municipio, el hombre se quedó encerrado, se cubrió con uno de los telones que protegen las imágenes de los santos y se tomó el tiempo necesario para cometer el robo.
La pieza es de oro puro y, al parecer, el delincuente no se percató que en otro lugar estaba otra custodia más pequeña para los oficios religiosos de la capilla.
La Policía alertó a los comandos de los municipios vecinos del Suroeste antioqueño, pero pasaron varias horas desde que se cometió hasta que se supo el delito.
Los feligreses están conmovidos no sólo por el incalculable valor de la pieza, sino porque su uso es exclusivo para los oficios sagrados.