El Colombiano les narra dos estafas que delincuentes le hicieron a un empresario antioqueño. ¡Cuidado
"Vimos la excelente calidad de sus productos en la tienda de Homecenter y nos gustaría que nos enviaran por email una cotización de aproximadamente 280 vajillas, para un evento que tenemos en Semana Santa, en la base militar de Tolemaida".
Era miércoles, 13 de marzo de 2013. A la vendedora de una empresa antioqueña que comercializa artículos importados para el hogar, la voz al otro lado del teléfono se le identificó como Yovany Medina, capitán de la Décima Brigada de Nilo Cundinamarca. Sus datos de contacto le fueron remitidos a una empleada en Bogotá, que al día siguiente llamó al interesado, quien afirmó ser el encargado de la compra de suministros para la agencia logística de la base militar.
-"¿Tienen vajillas redondas o cuadradas?".
-"Sí", le respondió la joven.
-"Entonces cotíceme 200 vajillas blancas para el casino, de los dos diseños o referencias. Las necesitamos urgente". La proveedora atendió la solicitud ese mismo 14 de marzo y a las 11:06 a.m. envió la información de las vajillas Bormioli a los correos regionaltolimagrande@agencialogistica.gov.co y capitanmedina2009@hotmail.com.
El negocio era de 67,4 millones de pesos, representados en 250 vajillas Parma, de 20 puestos y precio unitario de 139.900 pesos, y otras 250 de la referencia Ronda, de 129.900 pesos la unidad.
-"Recibí la cotización", señaló Medina horas después. "La voy a revisar con el coronel Torres. Especifíqueme las características y material de las vajillas. ¿Tienen cubiertos y cristalería, para cotizar algunas unidades?"
-"Sí, aquí manejamos la categoría de cristalería. La voy a revisar y le envío la información".
-"¿Cuánto tiempo demora el despacho de la mercancía?".
-"Ocho días", replicó su interlocutora.
La prisa era evidente. A las 4:25 p.m., Medina aceptó la cotización de 250 unidades de cada referencia y agregó que "con el fin de llevar a cabo con total satisfacción la presente negociación enviamos Certificado de Disponibilidad Presupuestal, y de igual manera adjuntamos Orden de Compra para su respectivo trámite". Luego dio las gracias y puso debajo de su nombre el cargo de "Ordenador de Gastos".
La disponibilidad presupuestal estaba fechada 6 de marzo y superaba los 240,5 millones de pesos; se había expedido "a solicitud del coronel (r) José Arnulfo Torres Duarte " para garantizar la ejecución del contrato de las vajillas y llevaba el nombre, que no la firma, del "Teniente Coronel Yuber Armando Aranguren Rodríguez, División Financiera-Presupuesto". Al lado aparecía un sello azul de revisado del "Área Presupuesto", con fecha 14 de marzo de 2013.
Ese mismo sello, y con la misma fecha, aparecía en la orden de compra, en la que figuraba el nombre y la firma de Torres Duarte.
La vendedora le manifestó a Medina, a las 4:55 p.m., que para ingresarlo como cliente al sistema informático de la empresa necesitaba el RUT, certificado de la Cámara de Comercio, fotocopia de la cédula del representante legal, diligenciar un formulario y aportar la recomendación de algún proveedor, "si la tiene".
Medina llamó luego y notificó que tenía problemas con su correo corporativo, razón por la cual pidió que le enviaran la misma información a regionaltolimagrande@agencialogistica.gov.co; capitanmedina2009@hotmail.com y jose.osoriocontratacion1@gmail.com.
Cuando le preguntaron "¿y no hay licitación?, el comprador soltó un categórico "no".
Como sustento legal envió, el viernes 15 de marzo, copia del Decreto 4746, del 30 de diciembre de 2005, que le dio vida a la Agencia Logística de las Fuerzas Militares, al recoger los fondos rotatorios de la Armada y la Fuerza Aérea. Ahí consta que la agencia es un establecimiento del orden nacional, adscrito al Ministerio de la Defensa, con personería jurídica, autonomía administrativa y financiera y patrimonio autónomo.
Su objetivo es abastecer de bienes y servicios a las Fuerzas Militares, contratar empréstitos, administrar casinos, contratar construcciones de infraestructura y un largo etcétera.
También mandó la Resolución 0012 de 2011, mediante la cual se llenó la vacante en el cargo de Director Regional de Sector Defensa Código 1-3 Grado 11 y la fotocopia de la cédula del señor Arnulfo Torres Duarte, director General de la Agencia Logística Regional Tolima Grande.
A las 7:36 a.m. del lunes 18 de marzo, el proveedor le manifestó al cliente que le faltaba un certificado bancario, a lo que Medina replicó que no la manejaban, "ya que por ser entidad del Estado, nuestro presupuesto es expedido por la División Financiera y de Presupuesto, por lo cual manejamos Certificado Presupuestal para efectos de pago", el mismo que previamente había suministrado.
La firma proveedora, a su turno, envió los documentos que le exigió el comprador, firmados por el representante legal. Terminada la tramitomanía, el 19 de marzo se despacharon las vajillas y el 20 de marzo Medina comunicó que, por Deprisa, había mandado los documentos originales que soportaban la negociación.
Eso fue a las 10:43 a.m. Por la tarde, Medina llamó y pidió que no le entregaran la mercancía en la base militar de Tolemaida, porque por protocolos de seguridad no estaba permitido el ingreso a transportadores particulares e instruyó que se la redireccionara la carga a las oficinas de Coordinadora Mercantil en Ibagué. La vendedora le explicó al capitán que eso no era posible, porque la mercancía ya estaba en camino y había que pedir varias autorizaciones. Pero, como eran las Fuerzas Militares, se accedió a los cambios y las 500 vajillas cambiaron de destino.
Medina llamó después y anunció que enviaría la autorización para recoger la mercancía en Ibagué. Acto seguido, Luis Alberto Botero, que dijo ser el encargado de logística de la base militar y responsable de la asignación de las vajillas a las bases militares, reportó que coordinaría el transporte desde Ibagué hasta la base de Tolemaida y recomendó que le anunciaran cualquier novedad. Medina complementó el trámite y en correo de las 4:27 p.m. informó que el transportador autorizado para retirar "la mercancía facturada a nuestro nombre" era el señor "Moisés Alfaro Ayala Silva", de quien dio el número de cédula y las placas del camión, WHM595.
"El 21 de marzo la mercancía fue entregada en Coordinadora Ibagué sin novedad", escribió en su bitácora la vendedora de la empresa antioqueña. Es decir, ¡coronaron los criminales.
El segundo tumbis
Eso de que "al perro no lo capan dos veces" no aplica para esta empresa, cuyo nombre mantenemos en reserva, por su expresa solicitud.
"Necesito una vajilla, vasos y copas más elegantes, para un evento con el Presidente de la República y el Ministro de Hacienda". Esta vez la voz era de Torres, jefe de Medina, quien en la mañana del viernes 22 de marzo pedía esa colaboración urgente. Las cotizaciones debían enviarse a los mismos correos y como su subalterno estaba de descanso, aconsejó que lo llamaran a él para cualquier inquietud.
"Esto es muy urgente", insistió Torres, cuando la vendedora le anunció que revisaría la disponibilidad de mercancía.
"Cómo van con la cotización; necesito que esto quede listo antes de Semana Santa", exclamó Torres en una nueva llamada que hizo a las 2:00 p.m. y en la que para dar la sensación de un buen nexo comercial preguntó con nombre propio por una empleada del Departamento de Cartera.
El martes 26 el turno fue para Medina: "Mi jefe quiere ajustar las unidades de la cotización", un mensaje que fue corroborado por el propio Torres minutos después, al preguntar, "¿el capitán Medina les informó de las unidades ajustadas y referencias seleccionadas?".
El primer libreto se siguió al pie de la letra. Lo único que varió es que para el mes de abril la empresa solo tendría disponibles 150 vajillas y el resto para mayo. Superado el inconveniente, la mercancía se despachó y fue recogida el 6 de abril en Coordinadora Mercantil por el mismo conductor.
Esta vez la orden de compra cubría 1.624 unidades, entre piezas de vajillas, copas y vasos, por un valor de 135,5 millones de pesos. El ritual también era igual para el pago: 15 días.
Todo parecía normal. Sin embargo, en una reunión gremial, realizada en Medellín, el gerente de la empresa les oyó decir a varios colegas suyos que una banda criminal estaba estafando a empresarios, usando el nombre de las Fuerzas Militares.
Alarmado, corrió a su oficina y llamó a los fijos de la Base de Tolemaida que le había dado su "cliente". No le respondieron. Dos días tardó en hallar a alguien que lo conectara con el coronel Torres, de quien le dijeron era, en efecto, director de la Agencia de Logística. "Le pregunté por los productos enviados y me dijo que no sabía de qué le hablaba, que no había hecho ninguna compra a nuestra firma, que eso era una estafa y que pusiera el denuncio". Eso dijo el real Torres.
El falso Torres también le contestó al teléfono. "Le pregunté cómo le había ido con la mercancía y me dijo que no tenía ninguna novedad respecto del producto, que le interesaba cotizar otras vajillas y que por correo me enviaría la solicitud".
CLAVES
ESTAS SON LAS TRES LECCIONES QUE SACÓ EL ESTAFADO
1. "No les vendo a clientes que no conozca físicamente; hay que mirarlos a la cara y conocerles su infraestructura".
2. "No damos crédito, a menos que sea un cliente reconocido. A los nuevos les pedimos el pago de contado".
3. "Cartera hace una minuciosa verificación de los clientes, buscando ir más allá de lo que estos nos reportan".