Por robos de cable a redes, varias empresas de servicios pierden 43 mil millones de pesos.
Aunque en la actualidad Colombia no explota minas de ese mineral y las que existían en el municipio de Carmen de Atrato, Chocó, se agotaron desde finales del siglo pasado, nuestro país se convirtió de un momento a otro en exportador de cobre.
Se calcula que cada año vendemos a países como China y Estados Unidos unas 55 mil toneladas de chatarra de cobre. Lo malo es que una de las mayores fuentes de este material son cables robados de las redes de empresas de servicios de energía y telecomunicaciones. El ilícito afecta redes de servicio eléctrico, acueducto, telefonía, televisión e internet.
Mauricio López González , director técnico de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Telecomunicaciones, Andesco, reporta que el hurto de cables de cobre ha tomado tal magnitud en el país, que un millón 300 mil abonados se vieron perjudicados el año pasado y las pérdidas para las empresas se calcularon en 43 mil millones de pesos. Las ciudades más afectadas fueron Bogotá, Medellín y Barranquilla.
Dijo que para aunar esfuerzos en contra de este flagelo , liderada por EPM, UNE, Codensa, y todas las telefónicas, crearon la Alianza Contra el Fraude, que ya funciona en Medellín, Cali y Eje Cafetero, la Costa y mañana será instalada la de la ciudad Bucaramanga.
700 mil afectados
Javier Arango , profesional de la Subdirección de Fraudes de UNE, dijo que el año pasado en Antioquia se presentaron 28 mil 15 eventos (hurtos que afectan desde un cliente hasta 2.400), que dejaron desconectados a 700 mil abonados. Se vieron afectados en las señales de telefonía, televisión por cable e internet.
Las pérdidas fueron calculadas en 10 mil millones de pesos. En 2010 rondaron los cinco mil millones.
Advirtió que las zonas de Antioquia más afectadas son los municipios de Rionegro y Guarne, en el Oriente, y en el Valle de Aburrá, Barbosa y Caldas, municipios que tienen vastos sectores rurales muy solos y oscuros, situación que aprovechan los delincuentes para atacar la infraestructura.
Arango anotó que también hay que tener en cuenta las pérdidas de los usuarios por estos robos, porque dejan incomunicados comerciantes, estudiantes, empresas, microempresas y el sector bancario. Según el funcionario, ese impacto es difícil de cuantificar.
El problema crece en tamaño y cobertura porque algunas chatarrerías del centro de la ciudad compran este material sin indagar su origen.
Una manifestación extrema del problema son los robos de troncales (llamados también cables multipar). El pasado viernes, 24 de febrero, en los bajos del nuevo puente sobre la quebrada Santa Elena, en Boston, se produjo un robo de cables de cobre que no sólo causó un cuantioso daño material. Fue necesario disponer de más de 60 operarios que debieron reconectar, uno a uno, los pares dañados. La reparación se demoró más de 48 horas y terminó el domingo a las 4:00 p.m.
Con retroexcavadora
En el operativo que permitió recuperar el cable robado fueron capturadas 12 personas y sólo una, el conductor de la camioneta que utilizaban para cometer el delito, fue judicializada y le dieron la casa por cárcel, porque no tenía antecedentes penales.
En este sector los ladrones se iban a llevar tres troncales: una de 2.400 pares, otra de 1.200 y la más pequeña de 900, por ello, este daño afectó a más de 17 mil personas en el oriente de Medellín.
Llamó la atención de las autoridades que los delincuentes utilizaron una retroexcavadora para poder desenterrar los cables, por lo que UNE solicitó investigar de dónde provenía esta máquina.
De igual forma se estableció con este caso, que los delincuentes aprovechan las obras públicas en construcción, (en este caso el puente que une a Boston con el parque Bicentenario), porque las redes quedan muy expuestas. Lo mismo ocurrió con los trabajos de Metroplús en el sector de La 30, en Belén, donde hicieron robos similares, por lo que fue necesario establecer una vigilancia especial.
Arango explicó que las líneas telefónicas domiciliarias de neopreno son propiedad del cliente, pero que, por la competencia y por calidad del servicio las empresas como UNE corren con el costo de reposiciones y reparaciones, lo que no ocurre con otros servicios como energía, gas y acueducto, en los cuales robos y daños corren por cuenta del abonado.
El comandante de la Policía Metropolitana de Medellín, general Yesid Vásquez Prada, respondió que por falta de pruebas no fue posible judicializar a los 11 que quedaron en libertad y que se logró recuperar el cable robado, valorado en 28 millones de pesos.
El alto oficial manifestó que para investigar los robos de cable ya se le dieron indicaciones a la sección de Contratracos de la Sijín, pero se lamentó que por falta de denuncias sea muy difícil llegar a estos delincuentes.
La gente que es víctima de este tipo de hurto considera que no hay que informarle a la Policía porque, supone, se trata de cuantías menores.
Vásquez Prada recalcó que si se suman las denuncias contra los mismos individuos se pueden judicializar por el delito de concierto para delinquir que tiene penas que no son excarcelables.
También les hizo un llamado a los propietarios y administradores de chatarrerías para que colaboren con la ciudadanía, que es la más perjudicada, y no compren el cobre que provenga de instalaciones de servicios públicos.
Claudia Villa , una de las afectadas con la troncal de UNE, en Boston, dijo que el viernes a las tres de la tarde se quedaron sin teléfono, televisión por cable e internet. "Quedamos incomunicados y mi hijo que tenía que hacer tareas se tuvo que ir para un café internet en el Centro", manifestó. En contraste, una vecina que vende minutos de celular en el barrio destacó que la benefició el daño porque la gente le hizo fila para llamar.
La noche de este lunes, en los bajos del puente sobre la quebrada Santa Elena, los operarios de UNE terminaban de hacer los arreglos, mientras que eran escoltados por varios guardas de seguridad de una empresa de vigilancia, para evitar retaliaciones por parte de la banda que intentó el robo.
Por su parte, Yesid, un hombre cuarentón que lleva año y medio reciclando y vende el producto de su trabajo en las chatarrerías de Cúcuta, con la Paz, en el centro de Medellín, dijo que ellos toman el cobre de lo que la gente saca a las calles: computadores, teclados, pedazos de alambre, repuestos inservibles de carros y electrodomésticos abandonados y que los queman porque no tienen tiempo de pelarlos.
El hombre negó que sean robados y se quejó porque el kilo de cobre que estuvo hasta hace poco a 13 mil pesos, ahora se lo están pagando a 11.500 pesos.
Medidas
Con el fin de hacer frente a este fenómeno que no sólo afecta el bolsillo de las empresas sino el de los usuarios, sin importar el estrato social, Andesco solicitó al Ministerio de Comercio medidas que permitan hacerle un fuerte seguimiento al mercado de la chatarra de cobre en el país, para saber cuál es su origen y su destino final.
También pidió un efectivo control a quienes la compran clandestinamente y aumentar las penas para el delito de receptación (compra de elementos hurtados).
Finalmente le solicitó a la Policía Fiscal y Aduanera más vigilancia en los puertos del Caribe y Buenaventura, para detectar qué tipo de material está saliendo al exterior.
Esté atento en su barrio o lugar de trabajo y denuncie porque el cartel del cobre como la electricidad no se ve, pero existe y en cualquier momento lo puede dejar desconectado.
ANTECEDENTES
CHATARRERÍAS ESTÁN EN LA LUPA
En las chatarrerías del Centro, una administradora aseguró que no compra rieles del ferrocarril, tapas del acueducto, cuerdas del servicio telefónico y cable marcado con siglas de las empresas de servicio público. Le da temor porque a una colega la sorprendieron comprando ese tipo de material y está en la cárcel. Otro comprador de chatarra indicó que es difícil detectar qué es robado o adquirido legalmente, porque los recicladores les llevan los cables pelados o quemados. "La Policía debe de estar atenta cuando queman cables, que lo hacen a la vista de todo el mundo", dijo. Yesid, un reciclador, dijo que ellos toman el cobre de lo que la gente saca a las calles: computadores, teclados, pedazos de alambre, repuestos inservibles de carros y electrodomésticos.
Entrevista
Muchas vueltas para denunciar estos casos
Andrés Serna
Director Técnico Empresas Públicas de La Ceja
¿Por qué la gente no denuncia casos de robo de cables de cobre?
"Aquí en La Ceja, gracias a la ciudadanía, capturamos recientemente a un hombre que se robó varios metros de cable del alumbrado público, que en el Oriente y en el Valle de Aburrá es uno de los servicios más azotados por los delincuentes. Pero este individuo quedó libre porque como valoramos el robo en 600 mil pesos, la Fiscalía dijo que se trató de un hurto de menor cuantía".
Usted dice que es engorroso denunciar ¿por qué?
"Sí, porque en este caso tuvimos que recurrir a los abogados de la empresa e ir a una serie de audiencias y, al final, el delincuente quedó en libertad".
¿Quién era la persona que atraparon?
"Nos sorprendió porque se trató de todo un experto. Como, por seguridad las redes del alumbrado público las estamos instalando aéreas, el tipo nos resultó con un sistema de arnés para treparse a los postes y una bolsa con todas las herramientas para manipular la energía y poder cortar las redes principales. Aunque no sabemos si pertenece a una banda organizada de delincuentes dedicado a este tipo de robos, sí nos llamó la atención sus conocimientos en electricidad".
¿Qué están haciendo para evitar los robos?
"Aquí, en La Ceja, pedimos la colaboración de la ciudadanía que nos llama cuando ve algo sospechoso y de inmediato acudimos y verificamos si se trata de personal de UNE o de nuestra empresa o ladrones y luego recurrimos a la Policía".