Programa enfocado en proyectos de vivienda social plantea "hábitats, más que casas". Van 98 asambleas.
A la construcción de apartamentos para las familias carentes de vivienda le faltó un paso: tener en cuenta que las unidades residenciales generarían un choque cultural y social y no iba a ser fácil la convivencia.
Así pasó en la Ciudadela Nuevo Occidente (Pajarito), donde las familias fueron instaladas en bloques, pero no se les capacitó para su nueva realidad ni se les hizo entrega de las zonas comunes para la administración de los edificios. Y llegaron los conflictos.
Entonces hubo necesidad de corregir. Se creó, desde el Isvimed (Instituto de Vivienda de Medellín) el programa Vecinos y Amigos, que en esencia ofrece acompañamiento social para la adaptación al hábitat a las familias que llegan a vivir en estas unidades, algo complejo pero que ha dado frutos.
Según Diego Restrepo Isaza, director del Isvimed, el programa se está aplicando en Nuevo Occidente, Juan Bobo y La Herradura y en El Limonar (San Antonio de Prado).
"En marzo se convocó a 102 asambleas de copropietarios y se hicieron 98. Con ellas trabajamos en entregarles a entera satisfacción las zonas comunes, sanear las cuentas de servicios públicos y buscar la sostenibilidad de las copropiedades mediante locales comerciales dados en comodato para que generen recursos".
Está en marcha el nombramiento de los consejos de administración, comités de convivencia y los administradores de la propiedad, lo que garantizará la autosostenibilidad de las edificaciones.
Presencia Colombia Suiza, la corporación que opera el programa, destaca que los logros son notables. Paula Zorrilla, coordinadora, recalca que la clave es preparar a las familias para lo que les viene y no dejarlas en los apartamentos como en aterrizaje de emergencia: "Que sepan que van a tener vecinos encima, debajo y a los lados y que van a vivir situaciones y condiciones que no se alcanzan ni a imaginar".
Destaca que aunque lo económico es una queja real, los grandes problemas de estas unidades son de convivencia. Mascotas, el tendido de la ropa, las materas, el ruido, el manejo de las basuras y otros generan conflictos "que los obligan a llegar a acuerdos" entre vecinos, señala Paula.
Su sentir es que el proceso avanza: "La ciudad ya piensa antes que en casas, en construir hábitats". En Nuevo Occidente se siente el cambio en seguridad y convivencia, dice.
Luis Guillermo Jiménez, experto en administración de propiedad horizontal y urbanizaciones, advierte que para administrar estas unidades deben nombrarse personas capacitadas: "Si un profesional comete errores en el manejo de los recursos, imagínese lo que puede pasar con gente que no es idónea", advierte.
EN DEFINITIVAAunque en un principio no se les dio acompañamiento a las familias beneficiarias de vivienda social en las nuevas unidades, el Isvimed corrigió y ahora se ve una mejor convivencia entre vecinos.
A la construcción de apartamentos para las familias carentes de vivienda le faltó un paso: tener en cuenta que las unidades residenciales generarían un choque cultural y social y no iba a ser fácil la convivencia.
Así pasó en la Ciudadela Nuevo Occidente (Pajarito), donde las familias fueron instaladas en bloques, pero no se les capacitó para su nueva realidad ni se les hizo entrega de las zonas comunes para la administración de los edificios. Y llegaron los conflictos.
Entonces hubo necesidad de corregir. Se creó, desde el Isvimed (Instituto de Vivienda de Medellín) el programa Vecinos y Amigos, que en esencia ofrece acompañamiento social para la adaptación al hábitat a las familias que llegan a vivir en estas unidades, algo complejo pero que ha dado frutos.
Según Diego Restrepo Isaza, director del Isvimed, el programa se está aplicando en Nuevo Occidente, Juan Bobo y La Herradura y en El Limonar (San Antonio de Prado).
"En marzo se convocó a 102 asambleas de copropietarios y se hicieron 98. Con ellas trabajamos en entregarles a entera satisfacción las zonas comunes, sanear las cuentas de servicios públicos y buscar la sostenibilidad de las copropiedades mediante locales comerciales dados en comodato para que generen recursos".
Está en marcha el nombramiento de los consejos de administración, comités de convivencia y los administradores de la propiedad, lo que garantizará la autosostenibilidad de las edificaciones.
Presencia Colombia Suiza, la corporación que opera el programa, destaca que los logros son notables. Paula Zorrilla, coordinadora, recalca que la clave es preparar a las familias para lo que les viene y no dejarlas en los apartamentos como en aterrizaje de emergencia: "Que sepan que van a tener vecinos encima, debajo y a los lados y que van a vivir situaciones y condiciones que no se alcanzan ni a imaginar".
Destaca que aunque lo económico es una queja real, los grandes problemas de estas unidades son de convivencia. Mascotas, el tendido de la ropa, las materas, el ruido, el manejo de las basuras y otros generan conflictos "que los obligan a llegar a acuerdos" entre vecinos, señala Paula.
Su sentir es que el proceso avanza: "La ciudad ya piensa antes que en casas, en construir hábitats". En Nuevo Occidente se siente el cambio en seguridad y convivencia, dice.
Luis Guillermo Jiménez, experto en administración de propiedad horizontal y urbanizaciones, advierte que para administrar estas unidades deben nombrarse personas capacitadas: "Si un profesional comete errores en el manejo de los recursos, imagínese lo que puede pasar con gente que no es idónea", advierte.
EN DEFINITIVAAunque en un principio no se les dio acompañamiento a las familias beneficiarias de vivienda social en las nuevas unidades, el Isvimed corrigió y ahora se ve una mejor convivencia entre vecinos.