Julio habría reportado una reducción del 44,8% en homicidios. Sin embargo, analistas señalan que la visión de las autoridades es incompleta e insuficiente.
¿En Medellín estamos contando muertos? ¿La vida humana, bajo la fría mirada estadística, pasa a ser cosa, objeto, con números en negro o en rojo, con porcentajes negativos o positivos?
Aníbal Gaviria, alcalde de la ciudad y líder del programa "Medellín, todos por la vida", plasmado en su plan de desarrollo, responde que no. Señala que "una sola muerte es ya una tragedia" y que el centro de sus acciones es el respeto por la vida.
Pero bajo el sistema de seguimiento a la inseguridad de la ciudad, que reportan él y la Policía, la pregunta sigue abierta: ¿Los muertos se restan o se deben sumar? ¿Que en julio de 2012 murieran en hechos violentos 105 ciudadanos y que en 2013 sean 58 es un indicador de que vamos "mejorando"? ¿Es un 44,8 por ciento en reducción? ¿Son 47 muertes menos, como sostienen las autoridades? ¿O son 163 vidas perdidas en Medellín?
En los primeros siete meses de este año en la comuna Manrique hubo 20 homicidios: 2 mujeres y 18 hombres. ¿Se puede dar una comparación con lo ocurrido en 2012 (32 casos, 2 mujeres y 30 hombres) y establecer un juicio de valor positivo o de mejoramiento?
En estadísticas es una reducción del 38 por ciento. En vidas ¿no se trata de 52 vecinos que Manrique no volverá a ver?
¿Por qué esperar que Manrique arroje en un semestre otros 32 casos y por qué reportar mejoría si la comparación reporta cifras inferiores?
Belén en el primer semestre de 2012 reportó 51 homicidios y en el corriente, 36 ¿Se puede ir cantando victoria?
¿Es indolente con Medellín, con las víctimas y sus familias, el sistema aplicado para medir la muerte violenta en la ciudad?
El secretario de Gobierno, Jorge Mejía Martínez, responde que no es indolencia y que el comparativo es un sistema de medición universal y no conoce otro. "De igual forma sirve para comparar a Medellín con otras ciudades de Colombia y del mundo y también para trazar políticas públicas de seguridad".
Bajo el sistema de comparaciones, de acuerdo con la tasa de 100.000 habitantes, señala el secretario Mejía, Medellín para 2011 estaba en el décimo lugar entre las ciudades más violentas y hoy es la vigésimo cuarta. "Por delante están Cali, Cúcuta, Pereira y Santa Marta", anota el funcionario.
¿Por qué restar muertos?
Max Yuri Gil, director de la Corporación Región, explica que este sistema se maneja desde mediados del siglo pasado por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
"La OMS construyó indicadores para hacerles seguimiento a diferentes variables de salud. Metodológicamente sugirió hacer comparaciones por tasas en la que incluyó la criminalidad como un problema de salud pública", señala Gil.
Destaca que Medellín es pionera en Colombia en este sistema de medición, dadas sus condiciones históricas de violencia, y que el manejo estadístico es muy confiable desde que en 2008, en la alcaldía de Sergio Fajardo Valderrama, se creó el Sistema de Información de Seguridad y Convivencia para unificar las cifras de la Policía, Medicina Legal y la Fiscalía.
El vacío, señala Gil, es que los gobiernos circunscriban la criminalidad, un asunto plural, a solo tasas de homicidio, mientras que el estudio de otros ilícitos como la desaparición forzada, el desplazamiento, los hurtos y las extorsiones quedan en un segundo plano.
"Limitar los índices de criminalidad a los homicidios relativiza el impacto de otros delitos que a diario afectan a un sinnúmero de personas y se corre el riesgo de la impunidad o de que la ciudadanía termine por convivir con esos delitos, porque no los puede denunciar o porque cree que darlos a conocer a la autoridad es inútil".
Otro vacío que se genera con el sistema de comparación estadística en cuanto a homicidios es que los números, que reportarían una presunta reducción, cambian si se suman las desapariciones forzadas o los cuerpos que se encuentran a lo largo del río Medellín.
La influencia a las cifras
De acuerdo con el personero Delegado para los Derechos Humanos de Medellín, Jesús Sánchez, el método de analizar los homicidios mes por mes no es adecuado: "Las cifras podrían presentar escenarios que no obedezcan a acciones institucionales, de control de la Fuerza Pública en el territorio. Pueden ser resultado de acuerdos de los grupos ilegales, que cuando se rompen, los indicadores se disparan".
Con él coincide, Max Yuri Gil, de Región, sobre escenarios alternos que incidirían en la reducción de las cifras: "Pactos de paz entre la delincuencia, como ocurre hoy, o por acción de los paramilitares, como ocurrió en 2004, o porque a un grupo delincuencial acosado por la Policía no le interesa que lo sigan persiguiendo entonces acude a otros sistemas como la desaparición y el desplazamiento".
El personero Sánchez también es de la corriente de plantear que hay que ampliar los registros de la violencia: "Le hemos pedido a la Alcaldía y a la Fuerza Pública ir más allá de la tasa de homicidios. Tener en cuenta otras acciones delictivas que afectan a la ciudadanía como el desplazamiento forzado intraurbano, la desaparición forzada, las extorsiones y las amenazas".
Ese despacho también tiene sus números, estos relacionados con la desaparición forzada de personas. Hasta abril de 2013 en Medellín había 252 declaraciones por ese delito. No se especifica cuántas han regresado. En 2012 fueron 530 declaraciones. De ese total, a 31 de diciembre, 316 personas no habían regresado. Entonces, en palabras de Sánchez, "por un lado va la reducción de homicidios, pero por otro la desaparición, que va en alza".
Panorama insuficiente también lee Jorge Giraldo cuando se asume que el homicidio es todo en materia de seguridad en una ciudad. "En Medellín se están manifestando otros tipos de crímenes como la extorsión, los hurtos, el tráfico al menudeo y la presencia de pandillas que dan una percepción de inseguridad a la ciudadanía", dice el decano de Humanidades de la Universidad Eafit.
Otras lecturas posibles
Bajo el modelo en uso, julio de 2012 contra julio de 2013, tras la comparación, arroja que Medellín presentó una reducción del 44,8 por ciento en el número de homicidios.
Pero si la comparación se hiciera entre julio de 2013 y junio del mismo año, el resultado daría una reducción del 30,1%. Y si se revisaran junio de 2013 y diciembre de 2012, partiendo de la base de que son meses parecidos, por el escenario de vacaciones, la cifra sería de menos 43,7%. Y si en vez de meses, se establece un paralelo entre la última semana de junio y la primera semana de julio, los números reportan un aumento del 10 por ciento. Frente a cada escenario, un resultado diferente ¿Puede la ciudad dormir tranquila con números que van y vienen, según la fecha en el calendario desde donde se les mire?
Farid Benavides Vanegas, consultor de la Escuela Virtual del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, advierte que el análisis de datos se debe complementar con otro tipo de instrumentos, por ejemplo las encuestas de victimización. "Permite tener una imagen mucho más completa de la situación de inseguridad y de seguridad y en consecuencia formular políticas de seguridad ciudadana".
En la misma línea, Luis Guillermo Patiño, decano de Ciencias Políticas, de la Universidad Pontificia Bolivariana, demanda estudios con la ciudadanía: "Nos dicen que hay más seguridad porque se presentaron menos homicidios, pero esa no es la sensación que tiene la gente".
EN DEFINITIVA
OTRAS MIRADAS PARA EL MISMO PROBLEMA
La medición de la criminalidad en Medellín, según la tasa de homicidios, corre el riesgo de la indolencia y de la impunidad en otros delitos y no refleja la sensación de seguridad entre la ciudadanía.
¿QUÉ SIGUE?Luis Guillermo Patiño, decano de Ciencias Políticas, de la Universidad Pontificia Bolivariana, manifestó que no siempre las cifras que muestran la reducción del delito de alto impacto como el homicidio reflejan la sensación de seguridad en las calles de la ciudad.
"Hacen falta mediciones más grandes, con muestras más significativas que incluyan otros delitos. Un estudio real donde la gente muestre cuál es su sensación de seguridad".
Patiño sugirió hacer encuestas ciudadanas sobre percepción, que complementen las que realiza Medellín Cómo Vamos. "Esta toca la seguridad en un apartado reducido", dice.
Max Yuri Gil destaca la herramienta creada en Buenos Aires, Argentina, como una buena alternativa para el seguimiento y el control de la delincuencia en Medellín.
"Crearon una página web donde la gente denuncia todos los casos de violencia. Lo hace sin miedo a represalias, sin miedo a una eventual infiltración de algunos organismos por parte de delincuentes, o sin dudas de que no les reciban las denuncias".
¿En Medellín estamos contando muertos? ¿La vida humana, bajo la fría mirada estadística, pasa a ser cosa, objeto, con números en negro o en rojo, con porcentajes negativos o positivos?
Aníbal Gaviria, alcalde de la ciudad y líder del programa "Medellín, todos por la vida", plasmado en su plan de desarrollo, responde que no. Señala que "una sola muerte es ya una tragedia" y que el centro de sus acciones es el respeto por la vida.
Pero bajo el sistema de seguimiento a la inseguridad de la ciudad, que reportan él y la Policía, la pregunta sigue abierta: ¿Los muertos se restan o se deben sumar? ¿Que en julio de 2012 murieran en hechos violentos 105 ciudadanos y que en 2013 sean 58 es un indicador de que vamos "mejorando"? ¿Es un 44,8 por ciento en reducción? ¿Son 47 muertes menos, como sostienen las autoridades? ¿O son 163 vidas perdidas en Medellín?
En los primeros siete meses de este año en la comuna Manrique hubo 20 homicidios: 2 mujeres y 18 hombres. ¿Se puede dar una comparación con lo ocurrido en 2012 (32 casos, 2 mujeres y 30 hombres) y establecer un juicio de valor positivo o de mejoramiento?
En estadísticas es una reducción del 38 por ciento. En vidas ¿no se trata de 52 vecinos que Manrique no volverá a ver?
¿Por qué esperar que Manrique arroje en un semestre otros 32 casos y por qué reportar mejoría si la comparación reporta cifras inferiores?
Belén en el primer semestre de 2012 reportó 51 homicidios y en el corriente, 36 ¿Se puede ir cantando victoria?
¿Es indolente con Medellín, con las víctimas y sus familias, el sistema aplicado para medir la muerte violenta en la ciudad?
El secretario de Gobierno, Jorge Mejía Martínez, responde que no es indolencia y que el comparativo es un sistema de medición universal y no conoce otro. "De igual forma sirve para comparar a Medellín con otras ciudades de Colombia y del mundo y también para trazar políticas públicas de seguridad".
Bajo el sistema de comparaciones, de acuerdo con la tasa de 100.000 habitantes, señala el secretario Mejía, Medellín para 2011 estaba en el décimo lugar entre las ciudades más violentas y hoy es la vigésimo cuarta. "Por delante están Cali, Cúcuta, Pereira y Santa Marta", anota el funcionario.
¿Por qué restar muertos?
Max Yuri Gil, director de la Corporación Región, explica que este sistema se maneja desde mediados del siglo pasado por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
"La OMS construyó indicadores para hacerles seguimiento a diferentes variables de salud. Metodológicamente sugirió hacer comparaciones por tasas en la que incluyó la criminalidad como un problema de salud pública", señala Gil.
Destaca que Medellín es pionera en Colombia en este sistema de medición, dadas sus condiciones históricas de violencia, y que el manejo estadístico es muy confiable desde que en 2008, en la alcaldía de Sergio Fajardo Valderrama, se creó el Sistema de Información de Seguridad y Convivencia para unificar las cifras de la Policía, Medicina Legal y la Fiscalía.
El vacío, señala Gil, es que los gobiernos circunscriban la criminalidad, un asunto plural, a solo tasas de homicidio, mientras que el estudio de otros ilícitos como la desaparición forzada, el desplazamiento, los hurtos y las extorsiones quedan en un segundo plano.
"Limitar los índices de criminalidad a los homicidios relativiza el impacto de otros delitos que a diario afectan a un sinnúmero de personas y se corre el riesgo de la impunidad o de que la ciudadanía termine por convivir con esos delitos, porque no los puede denunciar o porque cree que darlos a conocer a la autoridad es inútil".
Otro vacío que se genera con el sistema de comparación estadística en cuanto a homicidios es que los números, que reportarían una presunta reducción, cambian si se suman las desapariciones forzadas o los cuerpos que se encuentran a lo largo del río Medellín.
La influencia a las cifras
De acuerdo con el personero Delegado para los Derechos Humanos de Medellín, Jesús Sánchez, el método de analizar los homicidios mes por mes no es adecuado: "Las cifras podrían presentar escenarios que no obedezcan a acciones institucionales, de control de la Fuerza Pública en el territorio. Pueden ser resultado de acuerdos de los grupos ilegales, que cuando se rompen, los indicadores se disparan".
Con él coincide, Max Yuri Gil, de Región, sobre escenarios alternos que incidirían en la reducción de las cifras: "Pactos de paz entre la delincuencia, como ocurre hoy, o por acción de los paramilitares, como ocurrió en 2004, o porque a un grupo delincuencial acosado por la Policía no le interesa que lo sigan persiguiendo entonces acude a otros sistemas como la desaparición y el desplazamiento".
El personero Sánchez también es de la corriente de plantear que hay que ampliar los registros de la violencia: "Le hemos pedido a la Alcaldía y a la Fuerza Pública ir más allá de la tasa de homicidios. Tener en cuenta otras acciones delictivas que afectan a la ciudadanía como el desplazamiento forzado intraurbano, la desaparición forzada, las extorsiones y las amenazas".
Ese despacho también tiene sus números, estos relacionados con la desaparición forzada de personas. Hasta abril de 2013 en Medellín había 252 declaraciones por ese delito. No se especifica cuántas han regresado. En 2012 fueron 530 declaraciones. De ese total, a 31 de diciembre, 316 personas no habían regresado. Entonces, en palabras de Sánchez, "por un lado va la reducción de homicidios, pero por otro la desaparición, que va en alza".
Panorama insuficiente también lee Jorge Giraldo cuando se asume que el homicidio es todo en materia de seguridad en una ciudad. "En Medellín se están manifestando otros tipos de crímenes como la extorsión, los hurtos, el tráfico al menudeo y la presencia de pandillas que dan una percepción de inseguridad a la ciudadanía", dice el decano de Humanidades de la Universidad Eafit.
Otras lecturas posibles
Bajo el modelo en uso, julio de 2012 contra julio de 2013, tras la comparación, arroja que Medellín presentó una reducción del 44,8 por ciento en el número de homicidios.
Pero si la comparación se hiciera entre julio de 2013 y junio del mismo año, el resultado daría una reducción del 30,1%. Y si se revisaran junio de 2013 y diciembre de 2012, partiendo de la base de que son meses parecidos, por el escenario de vacaciones, la cifra sería de menos 43,7%. Y si en vez de meses, se establece un paralelo entre la última semana de junio y la primera semana de julio, los números reportan un aumento del 10 por ciento. Frente a cada escenario, un resultado diferente ¿Puede la ciudad dormir tranquila con números que van y vienen, según la fecha en el calendario desde donde se les mire?
Farid Benavides Vanegas, consultor de la Escuela Virtual del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, advierte que el análisis de datos se debe complementar con otro tipo de instrumentos, por ejemplo las encuestas de victimización. "Permite tener una imagen mucho más completa de la situación de inseguridad y de seguridad y en consecuencia formular políticas de seguridad ciudadana".
En la misma línea, Luis Guillermo Patiño, decano de Ciencias Políticas, de la Universidad Pontificia Bolivariana, demanda estudios con la ciudadanía: "Nos dicen que hay más seguridad porque se presentaron menos homicidios, pero esa no es la sensación que tiene la gente".
EN DEFINITIVA
OTRAS MIRADAS PARA EL MISMO PROBLEMA
La medición de la criminalidad en Medellín, según la tasa de homicidios, corre el riesgo de la indolencia y de la impunidad en otros delitos y no refleja la sensación de seguridad entre la ciudadanía.
¿QUÉ SIGUE?Luis Guillermo Patiño, decano de Ciencias Políticas, de la Universidad Pontificia Bolivariana, manifestó que no siempre las cifras que muestran la reducción del delito de alto impacto como el homicidio reflejan la sensación de seguridad en las calles de la ciudad.
"Hacen falta mediciones más grandes, con muestras más significativas que incluyan otros delitos. Un estudio real donde la gente muestre cuál es su sensación de seguridad".
Patiño sugirió hacer encuestas ciudadanas sobre percepción, que complementen las que realiza Medellín Cómo Vamos. "Esta toca la seguridad en un apartado reducido", dice.
Max Yuri Gil destaca la herramienta creada en Buenos Aires, Argentina, como una buena alternativa para el seguimiento y el control de la delincuencia en Medellín.
"Crearon una página web donde la gente denuncia todos los casos de violencia. Lo hace sin miedo a represalias, sin miedo a una eventual infiltración de algunos organismos por parte de delincuentes, o sin dudas de que no les reciban las denuncias".