INQUIETUD Y TRISTEZA hay entre la comunidad de este sector de Itagüí, pues un deslizamiento causó graves daños en la ludoteca y en el comedor en el que recibían almuerzo más de 70 niños. Las pérdidas superan los 70 millones de pesos.
La vista desde lo más alto del morro impacta. Desde allí se observa en toda su magnitud la gran cantidad de tierra que cayó sobre el restaurante comunitario y la ludoteca.
Abajo, el panorama tampoco es muy favorable, sillas y mesas arrumadas estropeadas por el pantano, y más tierra. Aunque hay trabajadores despejando el terreno y más de 10 volquetas han salido cargadas, los espacios no pueden usarse.
Ajizal, en Itagüí, lo habitan unas 3.500 personas, cuenta Carlos Estrada, presidente de la junta de acción comunal, y esa infraestructura era el centro de muchas actividades: más de 70 niños acudían por su almuerzo al restaurante y unos 100, desde abuelos hasta jóvenes, disfrutaban directamente de la ludoteca. Además, se prestaba para los eventos sociales de las familias.
El deslizamiento se presentó el 23 de noviembre y las pérdidas, por ahora, se contabilizan entre 70 y 80 millones de pesos, cuenta el padre Mauricio Acevedo, párroco de la Ermita de la Santa Cruz.
"Los niños pasan y nos preguntan cuándo volveremos a funcionar. Da mucho pesar ver todo este lugar así después de todo el esfuerzo del padre por recoger los recursos para ponerlo a funcionar", cuenta Gloria Vargas, que se encargaba de la cocina.
Estudio técnico
El padre Mauricio recuerda que desde hace año y medio venían alertando a la administración municipal del peligro que había en la zona y enviaron, incluso, varios derechos de petición, pero no recibieron respuesta efectiva.
A mediados del año, incluso, otro derrumbe destruyó un parque infantil. Con el nuevo alcalde y los secretarios de Gobierno y Obras Públicas obtuvieron eco y recibieron apoyo para remover la tierra y para llevar personal especializado al terreno. "Dialogamos con ellos e hicimos un plan de trabajo", agrega el párroco.
José Fernando Escobar, secretario de Obras Públicas de Itagüí, informa que se trata de un talud identificado en el Plan de Ordenamiento Territorial como zona de alto riesgo, y que se construyó parte de esa planta física sobre el muro de contención.
"Los informes de los ingenieros y de la geóloga nos dicen que debemos reubicar".
En la parte posterior de la montaña, explica, se presenta una problemática por cuenta de un asentamiento ilegal, de unas 50 familias. Ese uso habitacional genera malos manejos en aguas lluvias y negras, que desestabilizan ese talud. Ya se hizo el reporte a la Secretaría de Gobierno para adelantar control urbanístico.
Una cuadrilla especializada "está peinando el talud para que tenga estado de reposo, es decir, una pendiente normal que no genere daños".
Pero con el cambio de administración, las obras de mitigación, que requieren mayores recursos, y un nuevo restaurante comunitario, son temas que quedan como recomendaciones y retos en la comisión de empalme.
La comunidad, expresa Carlos Estrada, no deja de sentir temor en los días de lluvia intensa, pues al borde del edificio están la vía que conduce de Ajizal al sector de El Porvenir #3 y la Ermita.
El padre Mauricio insiste en que lo fundamental es que haya un compromiso del municipio para adelantar los trabajos que requiere la montaña. En enero esperan adaptar otro salón para el restaurante.
Sin embargo, hay tristeza, dice Gloria, pues esa estructura se levantó después de tocar varias puertas para conseguir los recursos. Era motivo de orgullo, pero hoy los rodea la incertidumbre.
