La ciudad tiene que prepararse para responder a la alta demanda de inmigrantes.
Las cifras hablan por sí solas: 29.000 personas, en promedio, se vienen cada año a vivir a la ciudad, unos miles huyendo de la violencia y la pobreza y otros tantos con el ánimo de seguir prosperando. Algo así como la búsqueda del sueño paisa.
No en vano, se habla de Medellín como la ciudad de las oportunidades, una urbe de posibilidades pintadas de blanco y negro, para unos mejores y más fáciles de conseguir que para otros, pero al fin y al cabo, un espectro de opciones, buenas y malas, que se abren como abanicos esperando ser aprovechadas no solo por quienes nacieron en este territorio sino también por personas y familias de otras regiones del país y de Antioquia.
¿Pero, cuál es en concreto esa razón que motiva a unos y otros a asentarse en Medellín?
Para el decano de Ciencias y Humanidades de la Universidad Eafit, Jorge Giraldo , quien ha estudiado el tema de la migración desde la perspectiva social, el principal motivo radica en que "Medellín demanda mucha mano de obra calificada e informal, se mueve en los extremos y entonces ofrece buenas oportunidades. Además, tiene la segunda oferta más variada del país en todo tipo de consumos y es más barata que Bogotá".
Dinamismo económico, amplia oferta comercial y cultural, orden y belleza físicos y ser una metrópoli de precios módicos también son para Giraldo razones importantes que influyen en la elección de Medellín como una ciudad ideal para vivir.
Sin embargo, no todo es color de rosa, pues detrás de esos motivos positivos se esconde una realidad: el desplazamiento forzado.
Un flagelo que, de acuerdo con informes de la Personería de Medellín, obligó a más de 248.740 individuos, a venirse a vivir aquí, entre 1998 y 2011.
Solo de enero a octubre del año pasado 27.460 personas declararon ante la agencia su desplazamiento: el 42 por ciento provenientes de las diferentes subregiones de Antioquia; el 38 por ciento del Valle de Aburrá y el 18 por ciento restante originarios de otras regiones de Colombia.
Encontramos las historias de dos familias que decidieron asentarse en la ciudad porque vieron aquí una oportunidad bien fuera para tratar de salir de la pobreza o para crecer escalones en el ámbito laboral.
Son los rostros en blanco y en negro de una realidad llena de matices.
CLAROLa familia Vargas Perdomo llegó a vivir a Medellín, hace 14 meses, con la ilusión de encontrarse con las grandes oportunidades de las que tanto les habían hablado. Después de haberse radicado hace más de 20 años en Neiva, Huila, Miguel y su esposa Marcela soñaban con asentarse en una ciudad más desarrollada, que, además, ofreciera un mejor nivel de educación para sus hijos, Mariana, de 14 años, y Juan Miguel, de 8.
Y a falta de una, les resultó un variado abanico de posibilidades, comenta entre risas el papá, quien se desempeña como médico radiólogo.
"En un solo día me resultaron tres ofertas de trabajo. Vine y presenté la entrevista en agosto y en noviembre ya estaba trabajando acá con dos empresas", comenta Miguel, quien no deja de elogiar la amabilidad de los paisas y el agradable clima de la ciudad.
Marcela tampoco se queda atrás con los "piropos".
"Uno se queda impresionado porque acá todo el mundo te saluda y está dispuesto a ayudarte en lo que necesites. La hospitalidad es increíble", dice.
A los pocos meses de haber llegado también a ella, odontóloga pediatra, le ofrecieron trabajo como docente universitaria.
Entre las ventajas de la ciudad, la familia destaca, además, la facilidad en el transporte, la seguridad, la calidad de los servicios públicos y la cultura de los antioqueños.
Para ellos esto no es tan fácil de encontrar en otras urbes y por eso se sienten satisfechos en Medellín, la que, afirman, es la ciudad de las oportunidades.
OSCUROAunque su fortaleza es inquebrantable, Alba todavía siente miedo. Un temor profundo a la muerte, pero también a llevar esa vida llena de pobreza que le toca afrontar en Medellín, lejos de Argelia, el municipio que la vio nacer.
Hace un año y dos meses empezó su lucha en la gran ciudad. Casi a punto de dar a luz, se vino con sus pequeños hijos de nueve y seis años, luego de que los violentos la expulsaran de los Llanos Orientales, donde administraba una finca junto a su esposo, a quien desaparecieron los paramilitares.
"A mí me tocó venirme así de buenas a primeras, nada más que con lo que tenía puesto para que no acabaran con toda la familia", cuenta Alba, sumida en el mutismo que la acompaña desde que la desgracia la sumió en la soledad.
A Medellín, llegó a vivir al barrio Llanaditas, al nororiente de la ciudad, una zona de ladera, donde el riesgo de deslizamientos es permanente. Pero la realidad es que ese peligro es lo que menos preocupa a Alba pues para ella ya no hay tiempo para el dolor sino, solamente, para salir a buscar el sustento diario que le permita sostener a sus tres pequeños hijos.
"Ha sido muy difícil conseguir trabajo porque yo no tengo ningún estudio y no me resultan oportunidades. En lo único que he podido trabajar es como auxiliar de peluquería con un tío, tres días a la semana, y ahí me gano 60.000 pesos", comenta la mujer.
Sin embargo, ese dinero resulta insuficiente para pagar los 110.000 pesos mensuales de arriendo de la pequeña habitación que comparte con sus hijos y para pagar el "mercado" semanal.
"Lo que hago es fiar en la tienda o aceptar la ayuda que mi hermana (también desplazada) me da para comprar una que otra cosita", dice Alba.
Precisamente por lo difícil que se le ha hecho "hacer parte" de la ciudad, ella no vacila en manifestar que Medellín no es la urbe de las oportunidades. Por lo menos, no lo ha sido para ella, quien cada mes, con angustia, se enfrenta a la posibilidad de quedarse sin donde vivir.
PREGUNTAS
SIN POSIBILIDADES PARA TANTOS
Responde el decano de Ciencias y Humanidades de la Universidad Eafit, Jorge Giraldo.
¿Cuáles son las razones por las que las familias desplazadas se vienena vivir a la ciudad?
"No son solo los desplazados sino más bien personas de bajos recursos, residentes en regiones con pocas oportunidades, que se ven atraídos por las ofertas de Medellín".
Y las personas con capacidad económica...
" El hecho de que tengamos multilatinas y multinacionales con sede en la ciudad, la oferta educativa y en salud, la configuración de una ruta turística Eje Cafetero - Medellín - Cartagena, son factores que están atrayendo profesionales y personas calificadas a la ciudad".
¿Está Medellín en la capacidad de garantizar calidad de vida integral para todos los que llegan, por cualquier razón?
"Medellín está llegando al límite. Ninguna ciudad del mundo soporta recibir 29.000 habitantes nuevos al año, la mitad analfabetas, todos no calificados y además demandantes de subsidios".
OPINIONES
MEDELLÍN CRECE HACIA ADENTRO
NELSON VALDERRAMA
Secretaría de Planeación
"No hay evidencias que sugieran que Medellín está creciendo hacia el Oriente o hacia el Occidente. Se evidenció que la ciudad tiende a crecer hacia adentro y que sectores que estaban subutilizados deberán ser los grandes receptores de población en los próximos años".