Habitantes de calle, que se ubican en este corredor, aseguran que su problema es el consumo de alucinógenos, pero que no son delincuentes.
Los habitantes de la calle que viven o frecuentan el Paseo del Río Medellín, entre la calle 33 y el puente del Mico, les solicitaron a las autoridades oportunidades de empleo y de recuperación para reintegrarse a la sociedad, porque su problema es consumo de drogas y no delincuencia.
Próspero Peláez, lleva 13 años viviendo en el lugar porque no tiene casa y no ve a sus seis hijos desde hace 15 años. Su esposa ya lo había dejado. Indicó que era maestro de construcción y cayó en desgracia cuando vio morir a uno de sus trabajadores al caerse de un andamio. "Eso me deprimió y caí en las drogas. Perdí lo que tenía y terminé cuidando carros por el Estadio".
Próspero, un hombre de unos 60 años, reconoció que está allí porque el vicio lo lleva a él y a unas 200 personas más de todas las edades, a estar en ese sitio. "Hay gente buena, hasta profesionales que han caído en las drogas, pero en ningún momento se trata de delincuentes, por lo que esperan una oportunidad para rehabilitarse.
Carlos Hernando Villegas también reconoció que por su adicción a las drogas se encuentra en ese lugar donde prácticamente tiene su hogar, un cambuche de plástico a la orilla del río, cuidado por una mascota sin pedigrí.
Se quejó porque desde hace más de un año quitaron las dos casetas en las que se bañaban, lavaban la ropa y recibían atención del Municipio, pero justificó la medida por el desorden que estaban imponiendo muchas personas. Denunció que algunos empleados de Espacio Público y policías los ultrajan.
"Lo único que pido es una oportunidad laboral como jardineros, arreglo de vías, aseo de la ciudad. Para quienes somos consumidores, el ocio acaba con cualquier tratamiento", dijo.
El comerciante José Horacio Hernández indicó que hace 20 años que pasa todas las noches, rumbo a su casa por el Paseo del Río y se ha hecho amigo de muchos de los habitantes de calle que consumen drogas en este lugar de la ciudad.
Allí hay mucha gente buena perdida en las drogas y sin posibilidades de salir de ella, por lo que sería bueno pensar en cómo capacitarlos y darles oportunidad de empleo y así se podría recuperar este sector para la ciudad", opinó.
El educador de Centro Día II, José Morales, anotó que para recibir los servicios que ellos prestan, hay unos requisitos. Uno de ellos es una indagatoria en la cual determinan que el usuario realmente sea habitante de calle sin vivienda ni red de apoyo, o sea quién vea por ellos. También los identifican los recorredores quienes los detectan en las inspecciones que realizan. De igual forma admiten a quienes se les comprueba que sufren trastornos mentales o están enfermos.
El centro atiende a 290 habitantes de calle desde los 18 hasta los 59 años de edad. Si estas personas inician el programa de resocialización el Municipio les paga hotel, les facilita capacitación y su incorporación al campo laboral como trabajador independiente.
El secretario de Inclusión Social y Familia de Medellín, Héctor Fabián Betancur, aclaró que sólo el 20 por ciento de las personas que se ubican en el Paseo del Río son habitantes de calle y el resto son consumidores de droga y muchos trabajan en reciclaje.
Agregó que en la actualidad les brindan atención sicológica, médica y acompañamiento en los procesos de rehabilitación a través de varios programas, en especial, el Habitante de Calle.
También se tienen tres centros especializados para ellos (el 1, 2 y el de Barrio Triste) donde pueden dormir, alimentarse, acceso a salud, resocialización y si así lo disponen este programa los lleva al empresarismo y a una nueva vida social. "Se cuenta con 700 cupos pero casi todas las camas se quedan vacías, ya que prefieren pasar la noche en la calle por no compartir un camarote, no someterse a normas que no permiten el consumo y, como todo es voluntario, no todos acuden y por eso se ve tantas personas durmiendo en las aceras y orillas del río".
Hizo un llamado para que no sigan estimulando a estas personas para estar en las calles dándoles dinero comida, porque eso hace que estén afuera, deteriorándose más.
EN DEFINITIVAAunque existen programas y se invierte una buen cantidad de dinero en la atención del habitante y en situación de calle el problema social sigue creciendo al igual que la población.
CENTROS PARA PROTEGER LA VIDA· Medellín va a implementar los centros de protección a la vida, para atender a todas las personas que tenga una indisciplina social. Allí serán llevadas, se le pedirán documentos y se verificará si tiene antecedentes.
· Si hay un habitante de calle durmiendo en una acera se le dirá que hay unos centros donde puede dormir.
· El primero de estos centros está montado en un 70 por ciento.
· En cuanto a las oportunidades laborales que se les brinda desde la Alcaldía, se les está cumpliendo y de hecho ya se han graduado varios como vigías de parques, muchos de ellos eran consumidores de drogas en las calles.