La presencia del Estado y la inversión social en los sectores donde hoy se presentan las cifras de violencia más elevadas en la ciudad, exigen una corresponsabilidad de las comunidades beneficiadas para que se garantice la convivencia.
Con este planteamiento, el decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades de Eafit, Jorge Giraldo Ramírez, pidió condicionar los programas de asistencialismo.
¿Con la situación que vive Medellín, se derrumba el argumento de que la falta de inclusión social es la génesis de la violencia?
"Como lo hemos entendido es un argumento poco valedero porque Medellín ha hecho un esfuerzo muy grande, en especial en la última década, en inversión en infraestructura, educación, salud, incluso atención directa con subsidios en sectores populares, en particular en los que presentan las tasas más altas de homicidios como el que va por todo el Occidente desde Altavista a Robledo. Aquí como explicación de la violencia es muy débil".
¿Cuál sería otra causa?
"Tal vez el punto fuerte tiene que ver con la vinculación de los jóvenes al mercado laboral. Hay estudios de muchos países que muestran que ese tema está muy asociado con su participación en grupos armados de distinto tipo. En ese aspecto hay vulnerabilidad. Medellín hizo una transformación que destinó mucho a capital social, se transformó en ciudad de servicios que demanda mano de obra calificada, pero tiene poca capacidad de absorción de la no calificada y se tiene la tasa de desempleo más alta del país".
¿Son cómplices familiares y amigos al no denunciar a quienes generan violencia?
"Hace dos años hicimos un ejercicio con Naciones Unidas llamado el libro blanco de la seguridad y la convivencia que no tuvo mucha difusión. Se hizo con líderes y concluyó que un elemento importante es la corresponsabilidad. Familias y comunidades tienen que tomar acciones que ayuden a la convivencia en sus barrios. Corremos el riesgo de generar una hipersensibidad respecto a la seguridad y pedir al Estado que intervenga de manera represiva con medidas de choque que hay que hacer, pero su alcance es limitado, pues llegamos a esos límites: cárceles saturadas. Hablamos de personas adultas que reciben beneficios del Estado para que retribuyan algo a esa ciudadanía que paga impuestos para atenderlos, como garantizar un entorno familiar y barrial para afirmar la convivencia".
¿Deben frenarse estímulos?
"Los programas deben ser condicionados, como en Brasil, a que los padres envíen a los hijos a la escuela o sacarlos para trabajar. Los estímulos son necesarios y responsabilidad del Estado, pero condicionados porque creamos paternalismo y una dependencia que no conduce a ningún lado".
OPINIONES
UN RETO CULTURAL Y ECONÓMICO
Jorge Giraldo R.
Decano Escuela Humanidades Eafit
Hay una brecha grande y en los jóvenes se hace mayor porque hay imaginarios sociales que demandan un consumo muy alto, incluyendo a los de barrios populares que aspiran a unos niveles de consumo altísimos. Estamos ante un reto que puede que sea económico, pero también es cultural.
Con este planteamiento, el decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades de Eafit, Jorge Giraldo Ramírez, pidió condicionar los programas de asistencialismo.
¿Con la situación que vive Medellín, se derrumba el argumento de que la falta de inclusión social es la génesis de la violencia?
"Como lo hemos entendido es un argumento poco valedero porque Medellín ha hecho un esfuerzo muy grande, en especial en la última década, en inversión en infraestructura, educación, salud, incluso atención directa con subsidios en sectores populares, en particular en los que presentan las tasas más altas de homicidios como el que va por todo el Occidente desde Altavista a Robledo. Aquí como explicación de la violencia es muy débil".
¿Cuál sería otra causa?
"Tal vez el punto fuerte tiene que ver con la vinculación de los jóvenes al mercado laboral. Hay estudios de muchos países que muestran que ese tema está muy asociado con su participación en grupos armados de distinto tipo. En ese aspecto hay vulnerabilidad. Medellín hizo una transformación que destinó mucho a capital social, se transformó en ciudad de servicios que demanda mano de obra calificada, pero tiene poca capacidad de absorción de la no calificada y se tiene la tasa de desempleo más alta del país".
¿Son cómplices familiares y amigos al no denunciar a quienes generan violencia?
"Hace dos años hicimos un ejercicio con Naciones Unidas llamado el libro blanco de la seguridad y la convivencia que no tuvo mucha difusión. Se hizo con líderes y concluyó que un elemento importante es la corresponsabilidad. Familias y comunidades tienen que tomar acciones que ayuden a la convivencia en sus barrios. Corremos el riesgo de generar una hipersensibidad respecto a la seguridad y pedir al Estado que intervenga de manera represiva con medidas de choque que hay que hacer, pero su alcance es limitado, pues llegamos a esos límites: cárceles saturadas. Hablamos de personas adultas que reciben beneficios del Estado para que retribuyan algo a esa ciudadanía que paga impuestos para atenderlos, como garantizar un entorno familiar y barrial para afirmar la convivencia".
¿Deben frenarse estímulos?
"Los programas deben ser condicionados, como en Brasil, a que los padres envíen a los hijos a la escuela o sacarlos para trabajar. Los estímulos son necesarios y responsabilidad del Estado, pero condicionados porque creamos paternalismo y una dependencia que no conduce a ningún lado".
OPINIONES
UN RETO CULTURAL Y ECONÓMICO
Jorge Giraldo R.
Decano Escuela Humanidades Eafit
Hay una brecha grande y en los jóvenes se hace mayor porque hay imaginarios sociales que demandan un consumo muy alto, incluyendo a los de barrios populares que aspiran a unos niveles de consumo altísimos. Estamos ante un reto que puede que sea económico, pero también es cultural.