Ya comenzó su construcción en el sector de Caicedo Villa Liliam, en la comuna 8, y albergará a 550 niños de los asentamientos Esfuerzos de Paz 1 y 2 y Unión de Cristo. Lo donaron empresas antioqueñas y particulares motivadas por la Fundación Golondrinas.
Mientras la profe dicta clases, la olla del sancocho hierve y el olor a carne se esparce en el "aula", un aula improvisada donde al mediodía los estudiantes se sientan a almorzar.
Así, en estas condiciones, estudian los niños de varios asentamientos de Caicedo y Villa Liliam (comuna 8), especialmente afrodescendientes que hace años empezaron a llegar del Chocó y Urabá.
Una situación que cambiará pronto, pues aledaño a ese mismo lugar donde se enseñan Matemáticas y Español en medio del olor a comida, se construye un colegio casi exclusivo para la población afrodescendiente de la zona.
Un sueño que empezó a alimentar el año pasado la Fundación Golondrinas, que desarrolla un proyecto educativo y social en este sector hace más de treinta años.
El colegio será realidad con los aportes de 14 particulares y más de 30 empresas de Medellín, que vieron la crítica situación de estas comunidades, en especial los asentamientos Esfuerzos de Paz 1 y 2 y Unión de Cristo, una situación de pobreza extrema, desarraigo y violencia que, de seguir, ampliará más la brecha social de la ciudad.
Golondrinas logró aportes cercanos a los 1.500 millones de pesos y en diciembre inició la construcción.
Estará ubicado en la carrera 8A con calle 57, donde se compraron varias casas que ya fueron demolidas y en las que Golondrinas ha estado dictando las clases en desarrollo de su proyecto educativo. Otras viviendas de la cuadra siguen funcionando como aulas de clase. Así será hasta octubre, cuando se proyecta que estará terminado.
"Es un esfuerzo de muchos, de empresas y particulares, una forma de construir futuro y aportar en lo social y lo educativo a estas comunidades", indicó Gabriela Santos, directora ejecutiva de Golondrinas.
A la expectativa
Los que más expectativa tienen con el colegio, que se llamará Camino de Paz, son los niños, que no ven la hora de poder conectarse a internet.
"Sí me han dicho cómo va a ser el colegio, va a haber patio, computadores y parque con animales", comenta Kevin Hinestrosa, un chico de 8 años hijo de padres chocoanos, pero nacido en las cimas de Villa Liliam, donde quedan los asentamientos.
Jonhatan Hurtado, con 12 años y estudiante de quinto, cree que lo mejor serán las clases en salones amplios.
"No va a hacer tanto calor y me gustan los computadores", anota el niño, cuyos padres también llegaron del Chocó, aunque él no sabe hace cuánto.
Otras a la expectativa son las profesoras que, nacidas para el sacrificio, hacen ingeniosas maniobras para dictar las clases.
"En la tarde hay que esperar a que los niños acaben de almorzar y se limpie el restaurante para dar la clase", apunta Sandra Grisales.
Su colega Isabel Otálvaro añade que muchas veces les toca dictarlas en una acera o en algún otro espacio barrial.
"Esto va a mejorar lo académico, la disciplina y el sentido de pertenencia", anota.
María Adelaida López, coordinadora del proyecto educativo de Golondrinas, aclara que aunque la mayoría de estudiantes serán niños afrodescendientes, porque es la población que prima en los asentamientos, no será un colegio excluyente.
"Al contrario, trabajamos por la inclusión, lo que pasa es que los sectores beneficiados son habitados un 80 por ciento por esta población, pero habrá niños blancos".
Comenta que adaptarse a la zona no ha sido fácil para la comunidad afro, pero poco a poco se han ido insertando a la comunidad.
"Ha habido un cambio que ha incluido a la comunidad y a ellos mismos y ya hay mucha convivencia entre todos".
Golondrinas, que los bajó de la montaña a las calles a compartir con los demás, ahora los traerá a las aulas y los espacios de un colegio de lujo que les abrirá esperanzas de un futuro mejor.
Contexto
Con lujo de detalles y servicios
El colegio se espera que esté terminado en diez meses. Tendrá, además de las aulas, biblioteca, cancha y espacios para la integración familiar. Sus especificaciones son las siguientes:
Área de construcción cubierta: 880 m2. Área de construcción descubierta y exteriores: 823 m2. Siete aulas de clase de 48 m2 cada una. Se dictarán clases desde transición hasta quinto.
Biblioteca de 46 m2 y sala de sistemas (también Centro Cultural y Comunitario) de 48 m2 de área. Además, tendrá cocina, restaurante escolar, zona deportiva y de juegos (cancha de microfútbol), 13 baterías de baños, local comunitario y teatro al aire libre.