Una ola gigante los sorprendió y se los llevó. Se abrazaron y desaparecieron. Así relataron testigos lo sucedido en la tarde del sábado, en el sector Barajas, de las playas de Turbo, al soldado regular del Batallón Vélez de la XVII Brigada del Ejército, Alejandro Úsuga Zapata, de 20 años, y a su hermano, Jonatan, de 19 años, quienes murieron ahogados cuando se bañaban en aguas del Golfo de Urabá.
Alejandro, quien llevaba ocho meses en el Ejército y gozaba de una licencia que se le terminaría este domingo, aprovechó el descanso del sábado para tomarse un baño de mar, para lo cual invitó a su hermano Jonatan y a otro compañero de tropa, que también estaba libre.
En el sector La Baraja, donde hay una valla que prohíbe nadar allí por el peligro de una misteriosa corriente que se lleva a los bañistas, se lanzaron los tres muchachos, que al parecer no vieron la señal.
De un momento a otro vino una fuerte ola que se los llevó a los tres. Uno de ellos pudo dominarla y trató de poner a salvo a uno de los hermanos, pero llegó otra ola, lo zafó de sus manos y se lo llevó. Sin embargo, los Úsuga lograron encontrarse mar adentro, pero no pudieron con el agua. Se abrazaron y se perdieron en el horizonte.
Sus cadáveres amanecieron en la playa y pasadas las seis de la mañana de este domingo fueron encontrados por residentes en el sector.
Alejandro esperaba que en el batallón lo nombraron dragoneante y continuar así con una buena hoja de vida, para poder cumplir con su sueño de ser soldado profesional del Ejército Nacional.
Aunque vivían con su padre en Turbo, los cadáveres de los hermanos Úsuga serán trasladados al municipio de Yarumal, norte de Antioquia, donde reside la madre.
En el mismo sitio, el 27 de marzo del año pasado este raro fenómeno marino ahogó a dos niñas de 14 y 15 años, que habían llegado allí de una zona rural de Turbo, a disfrutar un día de playa.
En otro caso ocurrido este domingo, en aguas del río León, en el municipio de Chigorodó, también en Urabá, murió un hombre de 30 años que se bañaba en ese afluente.