UN COLLAR EN forma de corazón permitió a la familia de Juan Camilo Mejía reconocer su cuerpo. El joven, de 20 años, había desaparecido el pasado 18 de diciembre tras ser arrastrado por la quebrada La Picacha, en Belén.
Aferrado a su cuello, cumpliendo con la promesa de su amor eterno hacia Leidy, el cuerpo de Juan Camilo Mejía conservaba, después de 28 días de haber sido arrastrado por la quebrada La Picacha, en Belén, el collar en forma de corazón que le había regalado su amada.
Precisamente ese detalle, como sacado de una vieja película de enamorados, le puso fin a una angustia que parecía interminable para Leidy Urrego y para Beatriz Elena Palacio, novia y madre del muchacho.
"Tú eres mi único amor. Bebé, te quiero mucho". La mitad de esa frase todavía se leía con claridad en el collarcito que portaba Camilo. No había ninguna duda: era él, había aparecido la mañana del sábado, en el río Medellín, en jurisdicción de Barbosa.
"Hace dos años le regalé el collar. Él tenía la mitad y yo la otra y prometimos que nunca nos lo íbamos a quitar", aseguró Leidy, a quien "la mitad" de su corazón le permitirá tener siempre presente el recuerdo de Camilo.
La otra mitad del alma le quedó vacía al igual que la ilusión de compartir su vida al lado del hombre tierno y amoroso con el que convivía desde hacía cinco meses.
"Yo tenía muchas esperanzas de que lo encontraran vivo, por eso el dolor es tan grande", señaló.
En sueños, contó la joven, Camilo le ha dicho que está bien y que va a regresar por ella. Espera que, algún día, en la eternidad sus sueños se unan para siempre.
Un poco de sosiego
Aunque la sensación de tristeza por la pérdida de su hijo es enorme, el hecho de haber podido rescatar su cuerpo le ha permitido a Beatriz recuperar la serenidad, después de tantos días de desvelos.
"Siempre lo recordaré por ser muy trabajador y juicioso. Lo voy extrañar mucho así sea para pelear", sostuvo la mamá, quien anunció que entablará una demanda en contra del Simpad porque, según ella, el organismo no permaneció atento a la búsqueda de Juan Camilo.
Para Beatriz son muchos los momentos que vale la pena recordar al lado de él. Sobre todo, dijo, cuando el muchacho estuvo prestando servicio militar en el año 2010.
"Como no nos veíamos, nos extrañábamos mucho y cuando lo visitaba le llevaba lo que más le gustaba comer", rememoró entre lágrimas.
Ahora, le queda la esperanza de seguir luchando por sus otros dos hijos: Andrés, de 22 años, y Luisa, de 18.
También anhela conseguir otro lugar para vivir ya que no quiere estar más al pie de La Picacha.
"Aunque tengo la ficha técnica del Simpad no aparezco registrada en el sistema entonces me toca esperar para que me ayuden con la casa", subrayó.
Al finalizar la tarde de ayer, la familia de Camilo esperaba que Medicina Legal terminara las labores de identidad plena del joven para proceder a entregar el cuerpo y de este modo darle hoy cristiana sepultura y cerrar así este capítulo doloroso que estremeció las vidas de estas dos mujeres y de quienes lo conocieron y lo amaron.
Contexto
El Concejo reclamó soluciones
Justo ayer, el Concejo se ocupó del caso de la quebrada La Picacha y en el debate los corporados le pidieron a la administración municipal adoptar acciones definitivas para evitar que se presente otra emergencia como la ocurrida el pasado 18 de diciembre, en Belén. Los corporados le solicitaron al gobierno local revisar y mejorar la atención de las emergencias, con el fin de que la comunidad sienta el respaldo y acompañamiento de los organismos de socorro. De igual forma, le sugirieron a la Alcaldía liderar la conformación de una mesa de trabajo que permita incluir en el Plan de Desarrollo las obras de infraestructura necesarias para disminuir la vulnerabilidad que tiene la zona. Las cuencas hidrográficas también deberán ser revisadas.