Por falta de predadores y exceso de alimento, palomas, tórtolas y ardillas causan estragos en el Aburrá
Sus vuelos seducen y la gracia del roedor encanta, pero hay tal proliferación de palomas, tórtolas y ardillas, que si no se controla la población podrán convertirse en un problema en el Aburrá.
El caso de las aves es más grave, pues por la cantidad afectan edificaciones, entre las que se incluyen iglesias, y hasta ponen en riesgo la aviación.
Lo certifica Lina Margarita Annicchiarico, controladora de Riesgos por Fauna de Airplán, que enfrenta el problema: "Palomas y aves similares han sido catalogadas como de alta peligrosidad debido a la alta densidad poblacional, están habituadas a la infraestructura urbana, conforman bandadas y tienen un vuelo errático y nervioso que incrementa la probabilidad de ocurrencia de choques", explica la funcionaria y certifica que en el aeropuerto Olaya Herrera han identificado dos especies que representan más del 50 por ciento de las aves avistadas: la Torcaza Zenaida Auriculata y la Columbina Talpacoti.
Son precisamente las dos especies de aves que más proliferan en la ciudad debido a dos hechos: que no tienen predador, salvo gavilanes, y a que abundan los cebaderos, pues cada día más gente las alimenta y de allí el alto crecimiento.
Perjuicios y enfermedades
En uno de los templos del Centro se quejan porque sus excrementos taponan las tuberías e invaden los techos, generando malos olores.
"Acá hay un auditorio donde se dan conferencias y a veces la gente se tiene que salir porque no aguanta", dice un empleado del recinto religioso, que no revela su nombre, pues teme ser señalado de antianimalista.
La dimensión del problema es tal, que el Área Metropolitana les ha ofrecido charlas a ingenieros y arquitectos a través de Camacol, básicamente sobre la arquitectura sostenible, que apunta a edificios amigables.
Víctor Vélez, coordinador de Fauna Silvestre de la entidad, dice que la idea es motivarlos a que en sus edificios no construyan zonas que sirvan de refugio a aves, roedores y serpientes.
"Los invitamos a evaluar los diseños de estructuras civiles, que son palacios para esos animalitos: áreas oscuras, vigas expuestas que se vuelven palomeras, refugios de búhos que hacen ruidos", comenta Vélez.
Los olores de sus excrementos son fuertes y ante la acumulación no se degeneran y traen riesgos y enfermedades.
"Palomas y tórtolas pueden presentar un factor de riesgo zoonótico. Las palomas están llenas de ácaros, hay una mosca que muerde durísimo, se asienta en ellas y puede generar problemas respiratorios a adultos mayores y niños; en el excremento crece un hongo que genera criptococosis meningea (infección subaguda o crónica del sistema nervioso central).
Andrea Morales, asesora de Proyectos de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, advierte que no hay un estudio sobre la cantidad, pero sí que hay sobrepoblación y se debe controlar.
No volverlas perezosas
El Área Metropolitana invita a la comunidad a no violentar el ciclo biológico de estas especies. La idea es que no las alimente, pues las vuelve perezosas y contribuye al aumento desmedido de la población. Y añade que ese alimento, si son frutas, atrae a murciélagos, que generan temor y fastidio.
"Es como si usted abre la puerta de la casa y la ve llena de mercado... no vuelve a trabajar y se dedica al ocio y a reproducirse. Lo mismo pasa con los animales: hay que dejarlos que se rebusquen el alimento".
Una paloma puede recorrer grandes distancias buscando comida -dice el experto- y es su naturaleza, no hay necesidad de que los humanos la cambien. Así se regularía la población.
El Área Metropolitana aclara que no invita a su exterminio. "La naturaleza es cruel, pero es sabia, esas aves aprenden a sobrevivir por su cuenta y encuentran el equilibrio".
La entidad no tiene un estudio a fondo, pero sí recibe las quejas ciudadanas sobre perjuicios de estas aves.
Sobre las ardillas, indicó que no hay sobrepoblación, que abundan en El Poblado, donde incluso tienen una ruta, pero que no causan tanto perjuicio.
"A ellas se les asienta una mosca que deposita sus huevos, pero no ofrecen peligro, salvo que muerden los cableados eléctricos", advierte.
PARA SABER MÁS
EL OLAYA TOMA SUS PRECAUCIONES
El aeropuerto Olaya Herrera tiene el Programa de Gestión de Riesgos por Fauna, que busca minimizar impactos porla persencia de aves. Hace inspecciones e identifica actividades que pueden constituirse en obstáculo para la aviación. Ha implementado medidas como modificación de hábitats, cambios de la cobertura vegetal y aplicación de repelentes biológicos.
EN DEFINITIVATórtolas y palomas hacen parte de la vida urbana, pero no hay que alimentarlas, ellas son capaces de rebuscarse el alimento sin ayuda. En bandada ponen en peligro la operación aérea.
Sus vuelos seducen y la gracia del roedor encanta, pero hay tal proliferación de palomas, tórtolas y ardillas, que si no se controla la población podrán convertirse en un problema en el Aburrá.
El caso de las aves es más grave, pues por la cantidad afectan edificaciones, entre las que se incluyen iglesias, y hasta ponen en riesgo la aviación.
Lo certifica Lina Margarita Annicchiarico, controladora de Riesgos por Fauna de Airplán, que enfrenta el problema: "Palomas y aves similares han sido catalogadas como de alta peligrosidad debido a la alta densidad poblacional, están habituadas a la infraestructura urbana, conforman bandadas y tienen un vuelo errático y nervioso que incrementa la probabilidad de ocurrencia de choques", explica la funcionaria y certifica que en el aeropuerto Olaya Herrera han identificado dos especies que representan más del 50 por ciento de las aves avistadas: la Torcaza Zenaida Auriculata y la Columbina Talpacoti.
Son precisamente las dos especies de aves que más proliferan en la ciudad debido a dos hechos: que no tienen predador, salvo gavilanes, y a que abundan los cebaderos, pues cada día más gente las alimenta y de allí el alto crecimiento.
Perjuicios y enfermedades
En uno de los templos del Centro se quejan porque sus excrementos taponan las tuberías e invaden los techos, generando malos olores.
"Acá hay un auditorio donde se dan conferencias y a veces la gente se tiene que salir porque no aguanta", dice un empleado del recinto religioso, que no revela su nombre, pues teme ser señalado de antianimalista.
La dimensión del problema es tal, que el Área Metropolitana les ha ofrecido charlas a ingenieros y arquitectos a través de Camacol, básicamente sobre la arquitectura sostenible, que apunta a edificios amigables.
Víctor Vélez, coordinador de Fauna Silvestre de la entidad, dice que la idea es motivarlos a que en sus edificios no construyan zonas que sirvan de refugio a aves, roedores y serpientes.
"Los invitamos a evaluar los diseños de estructuras civiles, que son palacios para esos animalitos: áreas oscuras, vigas expuestas que se vuelven palomeras, refugios de búhos que hacen ruidos", comenta Vélez.
Los olores de sus excrementos son fuertes y ante la acumulación no se degeneran y traen riesgos y enfermedades.
"Palomas y tórtolas pueden presentar un factor de riesgo zoonótico. Las palomas están llenas de ácaros, hay una mosca que muerde durísimo, se asienta en ellas y puede generar problemas respiratorios a adultos mayores y niños; en el excremento crece un hongo que genera criptococosis meningea (infección subaguda o crónica del sistema nervioso central).
Andrea Morales, asesora de Proyectos de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, advierte que no hay un estudio sobre la cantidad, pero sí que hay sobrepoblación y se debe controlar.
No volverlas perezosas
El Área Metropolitana invita a la comunidad a no violentar el ciclo biológico de estas especies. La idea es que no las alimente, pues las vuelve perezosas y contribuye al aumento desmedido de la población. Y añade que ese alimento, si son frutas, atrae a murciélagos, que generan temor y fastidio.
"Es como si usted abre la puerta de la casa y la ve llena de mercado... no vuelve a trabajar y se dedica al ocio y a reproducirse. Lo mismo pasa con los animales: hay que dejarlos que se rebusquen el alimento".
Una paloma puede recorrer grandes distancias buscando comida -dice el experto- y es su naturaleza, no hay necesidad de que los humanos la cambien. Así se regularía la población.
El Área Metropolitana aclara que no invita a su exterminio. "La naturaleza es cruel, pero es sabia, esas aves aprenden a sobrevivir por su cuenta y encuentran el equilibrio".
La entidad no tiene un estudio a fondo, pero sí recibe las quejas ciudadanas sobre perjuicios de estas aves.
Sobre las ardillas, indicó que no hay sobrepoblación, que abundan en El Poblado, donde incluso tienen una ruta, pero que no causan tanto perjuicio.
"A ellas se les asienta una mosca que deposita sus huevos, pero no ofrecen peligro, salvo que muerden los cableados eléctricos", advierte.
PARA SABER MÁS
EL OLAYA TOMA SUS PRECAUCIONES
El aeropuerto Olaya Herrera tiene el Programa de Gestión de Riesgos por Fauna, que busca minimizar impactos porla persencia de aves. Hace inspecciones e identifica actividades que pueden constituirse en obstáculo para la aviación. Ha implementado medidas como modificación de hábitats, cambios de la cobertura vegetal y aplicación de repelentes biológicos.
EN DEFINITIVATórtolas y palomas hacen parte de la vida urbana, pero no hay que alimentarlas, ellas son capaces de rebuscarse el alimento sin ayuda. En bandada ponen en peligro la operación aérea.