La crisis de la salud en Antioquia no distingue entre hospitales públicos y privados. La cartera de 1,4 billones de pesos que involucra EPS, municipios, aseguradores de soat y Fosyga, tiene perjudicados no solo a los prestadores de servicio sino a los cientos de pacientes que llegan cada día a solicitar atención médica.
Salas de urgencias atiborradas como la del Hospital Pablo Tobón Uribe, donde en promedio hay entre 70 y 80 pacientes esperando por una cama, o como la del Hospital General, que a veces no da abasto, reflejan la problemática que producen carteras de más de 153 mil millones de pesos para el primero y cerca de 180 mil millones para el segundo.
¿Cómo hacen estos hospitales para continuar prestando el servicio, sin flujo de dineros por parte de las EPS?
Luis Guillermo Saldarriaga, director del Pablo Tobón Uribe, dice que en este hospital están cuidando los recursos, pagando oportunamente los salarios de sus empleados y respondiendo a sus proveedores. Pero admite que han tenido que recurrir a créditos bancarios para salir a flote.
"La idea es no seguir con el círculo vicioso de que si a mí no me pagan yo no pago porque los más perjudicados son los pacientes", dijo y agregó que están buscando la manera de que las entidades se pongan al día con ellos, pero el recaudo es cada vez menor respecto a lo facturado.
Lo que salva al Pablo Tobón Uribe y evita que haya tenido que cerrar algunos servicios y pueda atender a sus pacientes es, según Saldarriaga, que no se tienen viejas deudas y han sido organizados administrativamente. "El hospital reinvierte sus excedentes a favor de la comunidad", advirtió.
La situación en el Hospital General no es muy diferente. Leopoldo Giraldo, su gerente, indicó que están haciendo uso de los ahorros que les quedan de gestión de recursos de años atrás para garantizar los servicios.
"Al que no atienden en otras entidades llega al Hospital General y si es necesario se hospitaliza, independientemente de que el asegurador no pague. Los pacientes no pueden pagar los platos rotos de lo que está pasando", manifestó.
Pero la situación es aún más crítica para entidades de primer nivel.Luis Alberto Martínez , director de la Asociación de Empresas del Estado de Antioquia (Aesa) manifestó que algunos deben recurrir a créditos de tesorería y en el peor de los casos recurren a no pagarle a los contratistas y a los proveedores. "A veces, incluso, han tenido que cerrar algunos servicios", advirtió.
El drama de los pacientes
Pero ante la crisis los pacientes son los más afectados, en especial los del régimen subsidiado. Ellos deben ir de allá para acá, cada vez que necesitan acceder a un servicio. Algunos, incluso deben esperar en las salas de urgencias por más de 5 horas para lograr ser atendidos.
A las afueras del hospital General la señora Luz Mery Londoño no solo está preocupada por la suerte de su hija, internada en el centro asistencial, sino por la suya pues no conoce a nadie en Medellín y estima que debe quedarse en la capital por más de 20 días.
Luz Mery es de Santa Rosa de Osos, y hace casi una semana está de un lado para otro con su hija de 18 años. "Ella siente un dolor muy raro en el estómago y en Santa Rosa no lograron averiguar qué tiene", dijo.
La joven fue remitida a un hospital de Rionegro, donde según su mamá, no contaban con los especialistas ni la tecnología para atenderla, así que finalmente llegó a Medellín.
Desde las 10:00 a.m. del miércoles la hija de Luz Mery estuvo esperando cama y a las 5:20 p.m. aún no la tenía.
"Me dijeron que posiblemente se tiene que quedar 20 días aquí porque deben hacerle un tratamiento y yo no sé que hacer porque no tengo como quedarme aquí", dijo.
Ángela Gaviria vive en el barrio Trinidad y al igual que Luz Mery, pertenece al régimen subsidiado. Su hijo sufrió un accidente motociclístico y fue llevado a la Unidad Intermedia de Belén, pero por falta de especialistas, tuvo que ser llevado al Hospital General donde tuvo que esperar para la atención.
"El servicio de salud en Medellín debería mejorar, a veces al acudir a servicios de urgencia uno encuentra un solo médico, es terrible", agregó.
Ángela y Luz Mery coinciden en que pese a las demoras del hospital han recibido mejor atención que en otras entidades, donde saben que al menos sí serán atendidas.
Caminos diferentes
Aunque la situación del Hospital General y del Pablo Tobón es similar, el público y el privado afrontan la crisis de forma diferente. El primero evitará gastos e inversiones que no sean prioritarios. "Hemos paralizado por ejemplo la renovación tecnológica, tratando de mantener los recursos y la liquidez para poder operar", resaltó Giraldo.
El segundo, por su parte, tiene planeado duplicar sus instalaciones para beneficio de los pacientes. "El proyecto es para 7 años, claro está que con estas condiciones hay mucho riesgo. Cómo va uno a generar más condiciones y gastos si no nos están pagando", finalizó Saldarriaga.
TEXTUALMENTE
Tomamos medidas y vienen más ajustes
Ministerio de Salud y Protección Social
El Gobierno ha adoptado medidas como la implementación del giro directo, desde abril de 2011. Ha girado 4,7 billones de pesos. De ellos, 4,1 billones en 2012. Son giros que van a IPS públicas, privadas y mixtas, en su mayoría de primer nivel, pero hay de todos los niveles. Este mes, el giro directo fue de 489.465 millones: 270.000 millones para IPS públicas; 209.000 a IPS privadas y 9.000 a mixtas.
Antes de abril de 2011, el régimen subsidiado operaba mediante contratos que suscribían los municipios con EPS, que a su vez contrataban a IPS. Acumularon excedentes de ejecución de esos contratos, en las llamadas cuentas maestras.
El Gobierno adoptó el Decreto 1080 de 2012, que permitió conciliar estas deudas represadas en cuentas maestras por efecto de pagos que los municipios debían hacer a las EPS y estas a las IPS. La conciliación entre entidades arrojó un reconocimiento de una deuda, de la que se han girado 300.000 millones. Mediante una ley se buscará redefinir las EPS y ajustar el sector salud.
COLOMBIAN HEADLINES
HOSPITALS ATTEMPT TO STAY AFLOAT
Antioquia's healthcare crisis doesn't distinguish between public and private hospitals. The 1,4 billion-peso portfolio in arrears that involves health promoting entities (EPS), municipalities and insurance companies, also affects hundreds of patients in need of services. Emergency rooms with an average of 75 patients waiting for a bed at one time, like the Pablo Tobón Uribe, or the General Hospital where some days the staff just can't keep up, reflect the consequences of what financial duress can do to a healthcare establishment. In an effort to keep things running, hospitals are making it a priority to pay their employees on time, but the reality is that some don't even have that option and have been forced to suspend some services.
EN DEFINITIVA
La cartera de 1,4 billones de pesos de los hospitales públicos y privados en Antioquia incide en la prestación de los servicios. Los hospitales Pablo Tobón y General cuentan su experiencia.