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El mundo evalúa la seguridad alimentaria

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Los zonas más afectadas por inseguridad alimentaria en la ciudad son los corregimientos de Palmitas y San Antonio de Prado. En Antioquia, el riesgo más alto está en las subregiones de Urabá y Bajo Cauca.
Hace 3 años y 8 meses Elizabeth llegó a Medellín con lo que tenía puesto y con sus dos niños de 6 y 9 años. Salieron desplazados por la violencia del corregimiento La Caucana, en Tarazá, y terminaron en el barrio La Primavera, donde ella no tuvo de otra que invadir un predio.

En realidad no le preocupaba mucho "lo de la dormida", pues decía que con cuatro palos y un plástico se podía defender, y así fue por un tiempo. Pero ¿qué hacer para darle de comer a sus hijos?

"Poco a poco fuimos consiguiendo algunas cositas que me regalaban, ropa y hasta comida. Pero sabía que si desayunábamos no podíamos almorzar ni comer", dijo.

Elizabeth de la Ossa representa a una de las familias con problemas de seguridad alimentaria en Medellín, que según el Perfil Alimentario y Nutricional de 2010, son el 56, 9 por ciento en la ciudad. Entre sus principales causas están: falta de ingresos económicos, desplazamiento forzado y bajo nivel educativo.

Esta problemática será discutida en la II Cumbre de Regiones del Mundo sobre Seguridad Alimentaria que se llevará a cabo en Medellín hoy y mañana y que busca aportar recomendaciones para multiplicar las acciones eficaces e innovadoras de diferentes países en este tema.

Cifras en Antioquia
Tanto Medellín como Antioquia han adelantado, desde hace cerca de 12 años, programas de seguridad alimentaria y según Pedro Hoyos , director técnico de la Unidad Alimentaria de Medellín, esto se ha traducido en menos muertes por desnutrición. En lo que va del año, se han reportado apenas dos casos en niños menores de cinco años.

Los más afectados, según Hoyos, son quienes viven en las zonas rurales, en especial en los corregimientos de Palmitas y San Antonio de Prado, donde el 72,8 por ciento de los hogares tienen problemas de seguridad alimentaria.

"Es paradójico que donde más se producen alimentos, más inseguridad alimentaria se está presentando", agregó.

En el ámbito regional las subregiones de Urabá y Bajo Cauca son las más afectadas. Allí el Programa de Mejoramiento Alimentario y Nutricional, Maná, ha tenido que priorizar las acciones de recuperación nutricional.

Entre 2012 y 2015 la Gobernación de Antioquia, a través de Maná invertirá 637.000 millones de pesos en reducir esta problemática. Este es el cuarto proyecto con mayor inversión después de salud, educación e infraestructura.

La Alcaldía de Medellín, por su parte, destinará cerca de 330.000 millones de pesos durante el cuatrienio y espera, con gestiones nacionales y departamentales, que la cifra aumente a 420.000 millones de pesos para lograr reducir a la mitad la inseguridad en alimentación.

¿Cómo disminuir índices?
El programa Maná, tiene dos metas claras: recuperar nutricionalmente a 13.000 niños e implementar 35.000 huertas para autoconsumo.

Angela Lucía Molin a, directora del programa, enfatiza en que el proyecto de las huertas está pensado para mejorar el consumo de frutas y verduras en un 50 por ciento. "Garantizaríamos una mejor alimentación y con lo que produciría cada familia ahorraría hasta 63.000 pesos que podría invertir, por ejemplo, en proteína".

Pero la directora Molina sabe que dentro del presupuesto también debe ser tenido en cuenta el tema de seguridad alimentaria.

Hoyos, por ejemplo, anota que con una buena educación en las familias se puede mejorar la nutrición.

"La gente a veces prefiere comprarse un paquete de mortadela que cuesta seis mil pesos y trae 30 lonchas, a una canasta de huevos que vale casi lo mismo, por lo que hay que enseñarle a saber comer", agrega.

Experiencias privadas
No solo Maná y la Unidad de Seguridad Alimentaria de Medellín le apuestan a la educación. También están experiencias como las de la Fundación Saciar y el Banco Arquidiocesano de Alimentos.

En el barrio La Cruz, por ejemplo, se nota el aprendizaje de niños y ancianos que llegan al comedor de la Santa Cruz de la Misericordia, de la fundación Saciar, con las manos bien lavadas antes de desayunar o almorzar.

En la mesa, oran antes de comer y no dejan nada en el plato. Allí aprendieron que en no deben quedar sobras.

Elizabeth de la Ossa es una de las beneficiadas por el programa que les ofrece mejores condiciones alimentarias a sus hijos. El de 9 años, por ejemplo, ya aprendió a comerse todo, incluso las verduras que nunca le han gustado, pues sabe que su cuerpo las necesita.

Gabriel Jaime Ocampo , coordinador de los 13 comedores de la Fundación Saciar que benefician a 1660 niños y 570 ancianos, dice que la idea no es solo garantizar el acceso a los alimentos y al 55 por ciento de las recomendaciones calóricas diarias, sino darles educación en estilos de vida saludables.

Anota que el problema es complejo porque a veces las personas pueden acceder a los alimentos, pero no a la nutrición.

Saciar tiene además un banco de alimentos que distribuye 2.350 toneladas de comida al año entre varias instituciones de ayuda humanitaria.

El Banco Arquidiocesano de Alimentos es otra de las instituciones que luchan por disminuir los índices de inseguridad alimentaria en el departamento.

La institución tiene alta presencia en las comunas 3, 8 y 10 de Medellín. Además en municipios como Copacabana, Bello y Guadalupe.

Margot Elena Pérez , coordinadora de asistencia alimentaria, resalta que gracias a las donaciones de todo tipo de artículos de uso humano, logran beneficiar a cerca de 25.000 personas.

Para la coordinadora Pérez el tema de la seguridad alimentaria en el departamento de Antioquia se debe, en gran parte al desperdicio de alimentos que se podría aprovechar favorablemente.

"La cuestión no es solo calmar la sensación de fatiga en el estómago, es dar oportunidad para que puedan desarrollar un proyecto de vida, dice".
ANÁLISIS
Se necesitan mejores políticas alimentarias

JANETH SANCHEZ TORO
Nutricionista del ICBF

La distribución en Medellín no es homogénea y la inseguridad alimentaria es más prevalente en las comunas donde predominan estratos más pobres y en la zona rural (corregimientos Palmitas y San Antonio de Prado).

Es decir, la situación alimentaria y nutricional de la ciudad de Medellín, así como los estilos de vida de sus habitantes, son un reflejo de dos características que han sido destacadas en diversos estudios de un territorio en proceso de consolidación como de gran ciudad.

Los problemas alimentarios y nutricionales se deben analizar para implementar políticas desde el marco de los determinantes sociales. La doble carga de la mala nutrición coexiste con todo el tema de la inseguridad alimentaria, como una expresión de los cambios demográficos, epidemiológicos y nutricionales.

Esto se da en un contexto donde muchos hogares no han superado la pobreza y sus jefes cuentan con dotaciones precarias para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los miembros del Hogar (en especial a los niños).

Así, la situación de inseguridad alimentaria en Colombia muestra la necesidad de implementar políticas públicas intersectoriales que propicien mejorar oportunidades para que los individuos puedan expandir sus capacidades y así puedan acceder a la cantidad y calidad de los alimentos que necesitan para tener una vida con mucha actividad. Además es un derecho fundamental que tiene todo ciudadano.

Para alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional de los hogares, se requiere el pleno desarrollo de la política de Seguridad Alimentaria con participación y corresponsabilidad de todos los actores.

En el último estudio del Icbf en los hogares integrados por menores de 18 años y personas adultas presentaron mayor prevalencia de Inseguridad alimentaria con respecto a hogares integrados solo por personas con 18 años o más.


PARA SABER MÁS
ICBF TAMBIÉN COMBATE LA DESNUTRICIÓN
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) también le apunta a disminuir los índices de inseguridad alimentaria en el país y atiende a 417.971 personas a nivel nacional. La institución se vale de los planes territoriales de Seguridad Alimentaria y Nutricional y los utilizan como instrumentos orientadores de política. Además, realizan una actualización permanente de los diagnósticos sociales, la identificación y caracterización de la oferta institucional, la planeación articulada de programas, planes y proyectos, y el seguimiento para la garantía de los derechos de las familias.
EN DEFINITIVA

En Medellín el 56,9 por ciento de las familias se perciben con hambre, principalmente en las zonas rurales. En Antioquia las subregiones más afectadas son Urabá y el Bajo Cauca. Entidades como Maná trabajan por disminuir los índices, también por medio de la educación.


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