Dos hombres están procesados por el crimen ocurrido en Sopetrán, donde nueve personas fueron asesinadas a machete y una más está desaparecida.
Un teléfono inteligente, ese inofensivo aparato que transformó la manera de relacionarse de las juventudes, fue instrumento esencial en uno de los peores crímenes que han estremecido a Antioquia en el siglo XXI.
Lo portaban los sicarios que asaltaron una finca alquilada de la vereda El Rodeo, en Sopetrán, el Domingo Santo (24 de abril) del año pasado.
Una sobreviviente relató en ese entonces que eran unos 20 sujetos y tres vestían prendas con distintivos de la Sijín.
En la propiedad departían varios miembros de la familia Ramírez y sus amigos, todos sorprendidos por la incursión armada a eso de las 7:00 p.m.
"¡Quietos, Policía ", gritó uno de los invasores. Los hombres fueron separados de las mujeres y encerrados en una habitación, sin celulares; a ellas, a los niños y mayordomos los metieron en un baño.
"A los hombres les preguntaron ¿quién es 'El Gomelo'? y les apuntaron con las armas, pero nadie lo conocía", prosiguió la testigo.
Uno de los intimidadores tenía una foto en su teléfono, y lo esgrimió para compararla con los presentes. Ninguno era el que buscaban.
Así que comenzó a tomarle fotos a cada rehén. Según la investigación de la Fiscalía, a través del programa Messenger del teléfono se las envió a otra persona que a la distancia coordinaba el operativo ilegal.
El interrogatorio continuó, esta vez indagando por "Julián", pero los cautivos tampoco lo conocían.
Los demás hombres que irrumpieron en la casa campestre, siguieron registrando de arriba a abajo, hasta que uno entró al cuarto y señaló al retenido Andrés Felipe Vélez Torres : "Ya me acordé, este es 'Barny'', dijo, según la testigo.
Una hora después, los nueve hombres y Tatiana Monsalve Ortega , recién llegada de España, fueron amarrados con zunchos, subidos a sus propios vehículos y sacados de la finca. "Los vamos a interrogar", anunció un delincuente.
Al día siguiente aparecieron tres camionetas de las víctimas, abandonadas cerca al Jardín Botánico de Medellín. Una más fue encontrada el 29 de abril en la orilla del río Cauca, en Santa Fe de Antioquia.
La angustia de nueve familias duró 27 noches. El 21 de mayo, la Policía ubicó tres fosas en un matorral del sitio El Hormiguero, en la vereda El Pomar de Sopetrán. Exhumaron a nueve de los secuestrados, desmembrados con machete. Solo faltaba Carlos Ramírez Cardona , y su paradero, hoy en día, es un misterio.
Su oficio es el comercio de panela en la Central Mayorista de Antioquia, en Itagüí.
Fuentes judiciales acotaron que al parecer los mataron en la noche del rapto, mientras los torturaban.
¿En qué va el caso?
"Después de lo que pasó, no volvimos a saber nada, nunca supimos quién fue ni por qué lo hizo", comenta Gloria Gallego , hermana del difunto Juan Camilo Gallego Meneses.
Hoy se cumple un año de aquella masacre y las pesquisas de las autoridades no han parado. Tras las rejas hay dos implicados (ver el recuadro).
Uno es alias "Chato", capturado por el Gaula Militar Antioquia el 2 de mayo en la Loma de los Bernal, cuando en su poder tenía un arsenal y dos motos hurtadas a las víctimas de la finca. Hoy está condenado.
El otro es "Lucho", arrestado el 27 de octubre en una urbanización de la Loma del Esmeraldal (Envigado), cuando festejaba su cumpleaños 33; también le descubrieron un arsenal.
Por ahora el detenido, con estudios de Derecho en E.U., espera el juicio. En la investigación salió a flote que era conocido de la niñez de Frankeinelti Ramírez , uno de los finados, dueño de una empresa de cosméticos en España.
Son muchas las especulaciones sobre el móvil: retaliaciones de bandas, deudas del narcotráfico y demás, aunque el motivo no se ha esclarecido.
La pista que siguen los investigadores los lleva a pensar que los autores serían miembros de la estructura "Los Urabeños", que planearon la incursión dos días atrás en otra finca de Sopetrán.
Dos teorías más rodearon el caso: que el comando sicarial iba por alias "El Gato", quien estuvo con su familia en el paseo de El Rodeo y se salvó porque se fue una hora antes del allanamiento ilegal.
La Policía lo capturó a principios de mayo en Copacabana, con fines de extradición.
La otra es que alias "Chaparro", un mando medio de "La Oficina" detenido el 13 de mayo, tendría información sobre el episodio, que incluso sirvió para hallar las fosas.
Pero ni "Chaparro" ni "El Gato" han sido vinculados formalmente a las averiguaciones de la Fiscalía.
La cacería está concentrada en apresar a los demás criminales que invadieron el sitio, y a aquel que a lo lejos, a través del teléfono, daba órdenes para ejecutar esta masacre.
UNO POR UNO
NUEVE FALLECIDOS Y UN DESAPARECIDO
Carlos Ramírez Cardona Comerciante de panela de 29 años, aún está desaparecido.
Frankeinelti Ramírez Galvis Dueño de local de cosméticos en España, tenía 42 años.
Tatiana Monsalve Ortega Empleada local de cosméticos en España, tenía 31 años.
Andrés Felipe Vélez Torres Comerciante de 28 años, le decían 'El Gordo'.
Diego Gavilanes Agudelo Comerciante de celulares de Bello, tenía 29 años.
Diego González Rodríguez Estaba recién graduado de bachillerato, tenía 19 años.
Johnatan Zapata Gañán Comerciante de lociones, tenía 27 años de edad.
Juan Camilo Gallego Meneses Tenía un bar en el barrio Obrero de Bello, murió a los 28 años.
Juan Camilo Úsuga Lopera Conductor de la familia Ramírez, tenía 33 años y residía en Bello.
Esteban Gómez Martínez Desempleado, tenía 25 años de edad y vivía en Medellín.
LOS IMPLICADOS
UN CONDENADO Y OTRO AÚN EN PROCESO
Luis Eduardo Echeverri Sánchez, apodado 'Lucho'.
Tras la captura, fue procesado por porte ilegal de armas, concierto para delinquir, desaparición forzada, homicidio, secuestro, hurto y daño en bien ajeno. No aceptó los cargos y en la actualidad está en la cárcel El Pedregal de Medellín, a la espera de la audiencia de acusación.
En tanto no haya fallo judicial, se considera inocente.
Franklin David Chalarca Castro, alias 'Chato'.
El Juzgado Segundo Adjunto Especializado de Antioquia validó preacuerdo entre el acusado y la Fiscalía, y lo condenó a 18 años y seis meses de cárcel. Los cargos: desaparición forzada, concierto para delinquir y porte ilegal de armas. Fuentes judiciales indicaron que el Tribunal Superior de Medellín, en segunda instancia, confirmó sentencia.