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Gavilanes que van de regreso a E.U. y Canadá surcan el cielo antioqueño

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Decenas de miles de gavilanes alianchos volaron por el Valle del Aburrá y le dieron un toque de novedad al puente festivo. Cazadores y la construcción de espacios naturales, su mayor riesgo.
Arremolinados junto a la cancha, habitantes de Pueblo Viejo miraban alelados el cielo mucho rato después de que las aves hubieran partido en las primeras horas de ayer.

El domingo al atardecer una mancha negra cubrió el cielo de este corregimiento de La Estrella: gavilanes en su viaje de retorno a suelos septentrionales donde los espera un clima más acogedor.

Por bandadas daban vueltas y vueltas alrededor del corregimiento y áreas vecinas. Los vieron en San Antonio de Prado. También en Guarne, Bello y más allá.

"Primera vez que veo tantas en años. Lindo, lindo", exclamaba Juan José Valencia aún ensimismado.

"Qué espectáculo el que le dieron a la comunidad", decía Álvaro Berrío , quien tenía montada toda una historia alrededor de estas aves que desde el domingo y posiblemente por varios días más, pasarán sobre el Suroeste y el Aburrá para perderse por el norte.

De hecho, ayer después de las 6:30 de la mañana comenzaron a alzar vuelo desde los bosques de El Romeral, donde pernoctaron, siguiendo hacia Prado y a Bello.

Berrío comentaba que volverían en la tarde y que estarían yendo y viniendo por 10 días, para luego emprender viaje a Norteamérica, y que era el tercer año consecutivo en que se asomaban por allí.

"Eso fue impresionante", expresó Valencia mientras con la mano derecha mostraba cómo volaban.

Y la comunidad que se acostó con el paso de los gavilanes, amaneció expectante para ver la partida de la bandada de aves migratorias.

Gustavo, un finquero de la zona, llamó por teléfono para avisar de la presencia de las aves que, creía, estaban desorientadas y como que no podían remontar la cordillera.

Seguían las térmicas: volaban en círculo aprovechando las corrientes de aire. Círculos inmersos en un enjambre de centenares de metros, relató un ciudadano desde La Pola: era una línea como de 200 metros de ancho, relató.

El paso sobre la región no solo comenzó el domingo. Aunque en grupos menos numerosos, desde febrero los aficionados a las aves reportaron en la Fundación Proaves el tránsito de los gavilanes por municipios como Támesis y sobre la carretera Caldas-Angelópolis pudieron verse individuos descansando sobre las ramas de los árboles.

De regreso a casa
Para huir del invierno de Norteamérica, cada año entre septiembre y octubre pasan por el país cerca de 183 tipos de aves migratorias.

Algunas como las reinitas se quedan cerca de tres meses e, incluso, un año, pero lo hacen con mucho sigilo y no se reproducen ni cantan, según Mery Gaviria, miembro de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, para evitar que las colombianas las ataquen defendiendo su territorio.

Otras como las rapaces, hacen una escala pequeña para alimentarse pero continúan su viaje hasta Ecuador y Argentina, y allí se asientan con sus crías hasta marzo o abril cuando las corrientes de aire, las células magnéticas, o la herencia genética, les indiquen que pueden regresar.

Por eso se ven por estos días surcando el cielo antioqueño, pues gracias a que Colombia se ubica en una esquina de Suramérica sus habitantes tienen la posibilidad de contemplarlas.

Nelson Giraldo Zuluaga, director del Grupo Observatorio de Aves de la Universidad Eafit, explicó que las aves son los animales que hacen la migración más grande en el mundo, por encima de las ballenas.

Tanto Giraldo como Gaviria coincidieron en que las aves que se contemplan en este momento son las Buteo platypterus o gavilán de alas anchas y otras que por su pequeño tamaño, no son muy perceptibles, las reinitas Wilsonias canadensis.

Están en peligro
Pese a que Sudamérica es el principal destino de las migratorias, las malas prácticas ambientales y la inconsciencia de los habitantes de este sector del continente ponen en peligro las especies que llegan.

En Colombia por ejemplo, indicó la observadora Gaviria, ha sido práctica común en el Tolima que cada año "un grupo de personas apuesta al que mayor número de aves migratorias baje con la escopeta", en especial por el lado del Río Magdalena donde hay mayores corrientes de aire.

En Argentina, resaltó, las aves suelen alimentarse de algunos insectos que habitan en un pasto sembrado en la pampa. Una vez que la zona fue fumigada y las aves "se comieron los insectos muertos, también murieron", al parecer porque la sustancia les alteró el sistema nervioso.

Giraldo hizo un llamado a la comunidad para cuidar las áreas naturales. Las migratorias ya tienen un sector identificado para pasar el verano y cuando regresan, casi al año, se encuentran con edificaciones construidas en el lugar. "Algunas mueren", dijo.

Los gavilanes B. platypterus son de las especies transeúntes que pasan por Colombia, o sea que se reproducen en Norteamérica y solo van al sur en busca de un mejor clima mientras pasa el invierno.

"Yo las he visto en noviembre", afirmó Berrío.

Otro gavilán común en migraciones sobre territorio antioqueño es el Buteo swainsoni, gavilán langostero, que viaja de 10.000 a 12.000 kilómetros, como el aliancho.

Ayer al atardecer Berrío y Valencia y un puñado de siderenses volvieron a la cancha de Pueblo Viejo a ver la llegada de más. No llegaron. Muy arriba en el firmamento, dos decenas danzaban y siguieron. No hubo más, pero el espectáculo no terminó. Podrían pasar más en los próximos días.
PARA SABER MÁS
CÓMO SE ORIENTAN PARA NO PERDERSE

Mucho se ha investigado sobre cómo se orientan las aves durante las largas jornadas de migración. Se cree hoy que depende de un conjunto de sentidos, antes que de una sola característica. En la orientación influye la genética, pero también otra serie de habilidades. Incluso hay un ave que no tiene ruta concebida.

Pistas visuales: señales en la superficie ayudan a algunas aves.
Olfato: en ciertos momentos las señales olfativas les orientan.
Electromagnetismo: ayuda a encontrar la ruta, mientras que la duración del viaje la determinarían señales químicas. Estudio reciente sugiere que algunas aves ven el campo magnético.


ORIGEN
DEL ÁRTICO HACIA LA ZONA TROPICAL
Como varias de las especies de aves migratorias están bajo amenaza de algún grado, se desarrollan iniciativas mundiales para su protección.

En la revista Conservación Colombiana de la Fundación Proaves se publicó una serie de artículos sobre esas aves y su paso por el país.

Al menos 338 de 650 especies registradas al norte de México migran al sur del Trópico de Cáncer. En el país se reportan 125 especies de aves migratorias neárticas-neotropicales (se reproducen en el Ártico pero se desplazan al trópico en invierno). Otras 47 son migratorias de otro tipo. El gavilán es una de las transeúntes, o sea que solo están de paso por estas regiones.

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