A pesar de la reducción de homicidios, muchos sectores de Medellín no superan el miedo por lo que hay que buscar modelos para intervenir la violencia en un escenario en el que la ciudadanía sea escuchada.
Esta es una de las conclusiones de las investigaciones, foros y charlas con la comunidad realizados durante la segunda fase llamada Vida y Convivencia, del proyecto Medellín se Toma la Palabra, auspiciado por la Alcaldía y la Universidad de Antioquia.
El periodista e investigador José Guarnizo dijo que se estudió la situación de vida y convivencia en Medellín, en el cual se detectó que, si bien, las muertes violentas han disminuido, se presentan aumentos de extorsión, desplazamiento forzado y desaparición, combinados a una fuerte desconfianza en los barrios por la institucionalidad.
Una alternativa para acabar con esos miedos, dijo el comunicador, es facilitar la conversación de la ciudadanía, que toda persona que quiera hablar de la situación que vive en su entorno lo pueda expresar y tenga quién lo escuche, para saber de dónde se genera ese miedo, esa desconfianza y para eso se ideó Medellín se Toma la Palabra.
También se busca que el ciudadano no solo se conforme con exigirle al Estado, sino que también se comprometa con la paz y defina cuál es su responsabilidad en la tranquilidad, armonía y alegría en sus barrios.
El historiador Eduardo Domínguez, coordinador académico de Medellín se Toma la Palabra, destacó que según las investigaciones realizadas en esta segunda fase del programa, que el miércoles tuvo un acto final con el encuentro de representantes de varios sectores de la ciudad en el Parque de la Vida, Medellín se encuentra en una bifurcación en el camino de la vida y la convivencia.
"Un sendero conduce hacia la sociedad del odio y la ilegalidad, pero también se ve un segundo que se está imponiendo y es la sociedad de la solidaridad y amistad. Ese sendero es el que impulsan los líderes barriales, profesores, estudiantes, grupos juveniles que han llevado a la reflexión a los mismos integrantes de combos que están comprendiendo que ya hay un rechazo y un cerco social por sus actos y que se pierden oportunidades de salir adelante si no respetan la vida", dijo.
Detalló que no todas las iniciativas para hacerle frente a la inseguridad tienen que llegar del Estado, sino que la gente también tienen iniciativas para proponerle a la ciudad, las cuales escuchándolas, también ayudarán a salir del embrollo.
Natalia Echeverri, gerente de Medellín se Toma la Palabra, dijo que esta iniciativa cualifica que los ciudadanos conversen y entiendan la ciudad que habitan y su rol en la transformación del territorio.
Un habitante del barrio 20 de Julio, asistente al encuentro, indicó que allí se vive en una calma aparente, porque después de un supuesto pacto de paz entre combos se silenciaron las balaceras, pero siguen los atracos, las extorsiones y las amenazas. "No sabemos cuándo se van a volver a enfrentar", puntualizó el ciudadano.
Esta es una de las conclusiones de las investigaciones, foros y charlas con la comunidad realizados durante la segunda fase llamada Vida y Convivencia, del proyecto Medellín se Toma la Palabra, auspiciado por la Alcaldía y la Universidad de Antioquia.
El periodista e investigador José Guarnizo dijo que se estudió la situación de vida y convivencia en Medellín, en el cual se detectó que, si bien, las muertes violentas han disminuido, se presentan aumentos de extorsión, desplazamiento forzado y desaparición, combinados a una fuerte desconfianza en los barrios por la institucionalidad.
Una alternativa para acabar con esos miedos, dijo el comunicador, es facilitar la conversación de la ciudadanía, que toda persona que quiera hablar de la situación que vive en su entorno lo pueda expresar y tenga quién lo escuche, para saber de dónde se genera ese miedo, esa desconfianza y para eso se ideó Medellín se Toma la Palabra.
También se busca que el ciudadano no solo se conforme con exigirle al Estado, sino que también se comprometa con la paz y defina cuál es su responsabilidad en la tranquilidad, armonía y alegría en sus barrios.
El historiador Eduardo Domínguez, coordinador académico de Medellín se Toma la Palabra, destacó que según las investigaciones realizadas en esta segunda fase del programa, que el miércoles tuvo un acto final con el encuentro de representantes de varios sectores de la ciudad en el Parque de la Vida, Medellín se encuentra en una bifurcación en el camino de la vida y la convivencia.
"Un sendero conduce hacia la sociedad del odio y la ilegalidad, pero también se ve un segundo que se está imponiendo y es la sociedad de la solidaridad y amistad. Ese sendero es el que impulsan los líderes barriales, profesores, estudiantes, grupos juveniles que han llevado a la reflexión a los mismos integrantes de combos que están comprendiendo que ya hay un rechazo y un cerco social por sus actos y que se pierden oportunidades de salir adelante si no respetan la vida", dijo.
Detalló que no todas las iniciativas para hacerle frente a la inseguridad tienen que llegar del Estado, sino que la gente también tienen iniciativas para proponerle a la ciudad, las cuales escuchándolas, también ayudarán a salir del embrollo.
Natalia Echeverri, gerente de Medellín se Toma la Palabra, dijo que esta iniciativa cualifica que los ciudadanos conversen y entiendan la ciudad que habitan y su rol en la transformación del territorio.
Un habitante del barrio 20 de Julio, asistente al encuentro, indicó que allí se vive en una calma aparente, porque después de un supuesto pacto de paz entre combos se silenciaron las balaceras, pero siguen los atracos, las extorsiones y las amenazas. "No sabemos cuándo se van a volver a enfrentar", puntualizó el ciudadano.