Corpourabá reporta un aumento en el decomiso de pieles y animales vivos, mientras las poblaciones del caimán aguja y la babilla se reducen.
Dos especies de reptiles pusieron de patitas ante un juez a su aniquilador y apuntaron su cola a un asunto: están desapareciendo de Urabá por acción de depredadores y pérdida de hábitat.
El caimán aguja, especie en peligro crítico de extinción, y la babilla, en grave amenaza, se ven cada vez más diezmadas y en sitios lejanos en Urabá, una realidad marcada este año por el decomiso de 27 animales vivos y 269 pieles.
El implicado, detenido en la vía Turbo-Necoclí, aceptó cargos y fue condenado a 32 meses bajo libertad condicionada. En la diligencia Corpourabá se presentó como víctima.
Las babillas, dice un comunicado de la corporación "son sacadas de su hábitat natural, sacrificadas y desolladas; las pieles son comercializadas por traficantes ilegales en otros países, para elaborar artículos de marroquinería y como consecuencia en la región se ha generado una reducción en las poblaciones naturales de la especie con riesgo de extinción".
En esa región caribeña habitan dos de las seis especies de cocodrilos del país: el caimán aguja (Crocodylus acutus ) y la babilla (Caiman crocodilus ).
A mediados de año en el Hogar de Paso de Fauna Silvestre de la entidad se habían recibido 27 animales vivos.
¿Cómo está la situación para estas especies importantes en el ecosistema?
No es nada fácil, de acuerdo con Ana Lucía Vélez Montoya, coordinadora de Fauna, Flora y Suelos en Corpourabá y Ana María Ceballos, del hogar de paso: "En un monitoreo poblacional realizado por Corpourabá en 2008 en los deltas de los ríos León, Suriquí y Atrato se encontraron entre 3 y 4 babillas por kilómetro de río, caño o ciénaga y en un segundo monitoreo en 2010 en el delta del río León se encontraron entre 0.5 y 2 individuos por kilómetro".
No se han realizado los estudios concernientes para asegurar que la presión sobre estas especies ha aumentado o disminuido "sin embargo la perdida de hábitat y la fragmentación de población es cada vez mayor lo que ha generado una merma de sus poblaciones".
Pero sí es cierto que sube el decomiso de ejemplares y pieles. "Entre 2009 y 2011 no se reportó ningún decomiso, en 2012 hubo uno de 7 pieles y en 2013 se han incautado 269 pieles en tres".
Hace años el caimán aguja habitaba los manglares del golfo; hoy es poco común observarlo en estas zonas y solo pocos ejemplares se refugian en caños y pozas lejos del hombre.
Hoy en Urabá se observan caimanes en el río León en cercanías de Bajirá, también en playones del Río Sucio o Curvaradó y en el delta del río Atrato.
La babilla habita en todos los humedales: manglares, arracachales, cativales y otros ecosistemas de importancia a alturas inferiores a los 1.000 metros, prefiere las aguas mansas y oscuras como ciénagas y pozas para refugiarse y mantener sus crías.
Cada vez más a raya.
INFORME
COSTUMBRES DE LAS ESPECIES
· El caimán aguja y la babilla son carnívoros, se alimentan de insectos, peces, camarones, cangrejos, aves, anfibios, reptiles y mamíferos.
· El caimán aguja requiere playas de arena para construir cavernas donde se refugia.
· Las babillas construyen montículos de anidación en tierra, arena y hojarasca, donde se incuban los huevos con el calor de la materia orgánica.
EN DEFINITIVALa caza para comercializar pieles y la reducción del hábitat tiene amenazados al caimán aguja y la babilla en la región de Urabá reportó la corporación autónoma Corpourabá.