Desde concejal hasta presidente del Congreso, Ramos ha tenido una trayectoria en la vida pública que le ha dado reconocimiento.
De Luis Alfredo Ramos todos saben lo obvio: su vida política. Que ha sido concejal, diputado, congresista, alcalde, gobernador, ministro, embajador. Que sus logros, entre ellos los de la Alcaldía y el Congreso, muchas veces fueron exaltados, y de las investigaciones últimas que lo señalan de hacer parte de la llamada "parapolítica". Pero pocos saben de su pasión por el canto.
Durante todo este tiempo por la vida pública lo ha acompañado la pasión por la música. El abogado, político y escritor Jaime Jaramillo Panesso, su amigo, cuenta que es un gran conocedor de la música clásica, de la opera, de la zarzuela. Que en reuniones con sus círculos más cercanos se aventura a cantar música colombiana en un registro barítono de excepción.
Luis Alfredo, que nació en Sonsón, en el Oriente antioqueño, en los tiempos convulsos de 1948: 19 de abril, diez días después del Bogotazo, fue señalado como por una mano invisible para la vida política: solo le falta ser Presidente de la República, cargo al que aspira con el Centro Democrático, bajo la dirección del expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien no ha dudado de señalarlo con beneplácito.
Ramos, después de estudiar Derecho en la Universidad de Medellín y Negocios Internacionales en la Universidad de Harvard, se inició en lo público en 1970 como concejal de Sonsón y secretario del Directorio Conservador en Antioquia, de donde pasó a ser diputado. Luego fue contralor departamental y secretario de Hacienda de Medellín, tras su paso por la secretaría General de Cervecería Unión.
La lista continúa con su llegada al Congreso como representante a la Cámara en 1982. Ocho años después, en 1990, asumió como senador, cargo al que renunció en 1991 para postularse a la Alcaldía de Medellín, tres años después de que los poderes regionales se descentralizaran y recayeran sobre la elección popular. Así, fue alcalde de la capital antioqueña entre 1992 y 1994.
Al Ejecutivo
En 1996 pasó de los cargos de elección popular a hacer parte de un equipo de gobierno. Así fue el ministro de Comercio Exterior del presidente liberal Ernesto Samper Pizano, cargo que dejó más tarde para apoyar a su partido de origen. Y así, con ese salto, se vinculó a la campaña presidencial de Andrés Pastrana Arango, quien una vez elegido bajo la bandera de los diálogos de paz de San Vicente del Caguán, lo designó Embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Finalizando la era Pastrana, en 2001, regresó a Colombia y se postuló al Senado por el Movimiento Equipo Colombia. En las elecciones de marzo de 2002 fue elegido con más de 230.000 votos y llegó a ocupar la presidencia del Congreso.
Ese momento fue crucial para su carrera y la investigación que lo tiene hoy ante la Corte.
En el texto La ruta de la expansión paramilitar y la transformación política en Antioquia, la investigadora Claudia López dijo: "Uno de los indicios que permitió destapar el fenómeno de la parapolítica fue la conformación de distritos electorales, es decir, de un grupo de municipios, usualmente colindantes geográficamente y en zonas de dominio paramilitar, que registran exitosisímas votaciones a favor de un candidato". Uno de esos distritos, según López, favoreció a Ramos.
Después vendría la Gobernación de Antioquia entre 2008 y 2011 con el apoyo de Alas Equipo Colombia, en la que lideró la "toma hostil" del proyecto hidroeléctrico Pescadero Ituango -hoy Hidroituango-, y la alfabetización de Antioquia; no sin escándalos, entre los que están créditos e inversiones cuestionados en el Instituto para el Desarrollo de Antioquia, Idea, y la contratación con la organización Alma Mater para la capacitación de los maestros del departamento.
Los que lo han acompañado en su carrera política, que ajusta 43 años, lo llaman demócrata, administrador de la cosa pública, entre ellos están Jaime Jaramillo Panesso y el senador Gabriel Zapata Correa -que ha trabajado con Ramos en los últimos 35 años.
Panesso, entre otras cosas, señala con admiración que en sus directrices a los diferentes equipos de gobierno, Luis Alfredo ha sido asistido por la academia y la gerencia. Ahora, sobre la investigación judicial, cree en su inocencia y espera que la investigación de la Corte Suprema de Justicia devele la verdad.