En julio, Medellín mantuvo la tendencia a la baja en el número de homicidios que, según las autoridades, comenzó en abril de 2013. Durante el mes se presentaron en total 56 homicidios, cifra que contrasta con los 107 de julio de 2012 y con los 81 de junio pasado.
Esa reduccción de 51 homicidios, que representa un 47,6 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior, se da en medio del ambiente que genera el surgimiento de pactos de no agresión entre las organizaciones delincuenciales y mientras la administración municipal insiste en que es producto del aumento en la operatividad.
El secretario de Seguridad de Medellín, Arnulfo Serna, si bien reconoce la existencia de los pactos, sostiene que se debe interpretar la cifra como el resultado del compromiso que asume la administración para aumentar la capacidad de respuesta de las autoridades.
"De eso apenas se habla hace algunos días y la tendencia a la baja en los homicidios de la ciudad empezó en abril, hasta los primeros días de julio nadie hablaba de pactos. Hay que reconocer el esfuerzo que se viene haciendo con apoyo a la Policía en logística y equipamiento, eso genera efectos positivos", dijo el funcionario.
Además, resaltó el impacto de las campañas institucionales que buscan promover el respeto por la vida. A su juicio, el balance de los primeros siete meses del año demuestra los resultados de políticas públicas encaminadas en distintos frentes. "Se articulan una serie de acciones que van en beneficio de esa disminución en el índice de homicidios", dijo Serna.
Sin embargo, el impacto de otros delitos aumenta y, a jucio de algunas organizaciones de derechos humanos, existe un incremento en el control territorial que ejercen las agrupaciones armadas. Incluso, la relevancia y los efectos que tienen los pactos sobre las estadísticas, refuerzan su argumento de que son esas organizaciones las que tienen el control sobre algunos sectores.
Carlos Arcila, coordinador de la Mesa de Derechos Humanos de Medellín, dice que no se puede negar el papel de las instituciones, asegura, sin embargo, que tampoco se puede asumir la reducción en los homicidios como una consecuencia exclusiva de la operatividad policial.
Por otra parte, habla del impacto de otros delitos como la extorsión y la desaparición forzada que, según dice, se intensificaron durante los últimos meses. Por último, Arcila señala las características de crímenes como los que se registraron durante las últimas semanas, con casos de tortura y descuartizamientos: "Es muy grave que los homicidios se estén presentando con esas características, se reducen en número pero demuestran que existe un interés por generar terror y zozobra en las comunidades".
