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Beneficiados del programa a la primera infancia muestran mejor peso y talla, comparados con otros de su rango.
En Belén Zafra, tradicional barrio de carencias, hay un pequeño oasis para 300 niños de familias pobres que, en sus rostros, estado de ánimo y presencia física, reflejan las bondades de Buen Comienzo, el programa de la Alcaldía que transformó la atención integral a la primera infancia en los estratos pobres.
El grupo de infantes está albergado en una bonita estructura, en forma de caracol, levantada en un lote en pendiente, que solo recoge una porción de los 70.000 niños cubiertos en las 910 sedes que tiene en la ciudad.
El de Zafra, conocido como el de Belén Altavista, es uno de los más recientes de los 14 jardines infantiles que funcionan en Medellín, con una inversión de 5.028 millones de pesos, cuyo operador es el Comité Privado de Asistencia a la Niñez (PAN).
Aquí se notan vitales, alegres, integrados, en un espacio diseñado para ellos, que además de juegos, comedor, sala-cunas, baños a escala, lava-colas, tienen una minihuerta en tubos de PVC en los que siembran y cuidan plantas de fríjol, tomates, curuba y lechuga.
"Las riegan, les quitan maleza y entienden que los alimentos no vienen del supermercado", cuenta Natalia Isabel Hoyos, coordinadora del Jardín, al mostrar orgullosa los frutos de la actividad Del Juego al Huerto.
Una mañana en este jardín, da respuestas a muchas inquietudes del por qué los pequeños asimilan todo un proceso pedagógico que va más allá de buenas porciones de alimentos.
El piso de los pasillos es en caucho reciclado como un tapete blando para atenuar caídas, hay 12 salas de desarrollo infantil, entre ellas de música, pintura, manualidades, plenas de material didáctico, con 8 docentes y 23 madres comunitarias al cuidado de los pequeños, de lunes a viernes, ocho horas diarias.
Entre muñecos, caballitos de colores, panderetas, tambores, caballetes y cometas que penden del techo, a estos bebés les potencian sus talentos y viven un mejor presente que el que la pobreza de casa les sentencia.
Cuidados que se notan
Si bien la cobertura del programa está dirigida a menores de 5 años de edad, un estudio reciente visibilizó sus efectos positivos en madres gestantes hasta el nacimiento de los bebés, al compararlo con otro por fuera de Buen Comienzo, pero con características similares de estratos (1, 2 y 3), escolaridad, ingresos y condición familiar.
El objetivo fue evidenciar qué tanto se beneficiaban en talla y peso al nacer, y cómo el programa podría influir en la continuidad en la educación formal regular.
Los resultados fueron contundentes. Los niños expuestos al programa, es decir, que reciben nutrición, educación (en este caso estimulación a las madres) y acompañamiento sicosocial, mostraron que al nacer tuvieron mayor peso que los que no estaban.
En promedio, los varones nacieron con 70 gramos más de peso y las niñas con 125 gramos más. Y en el indicador de talla, los niños registraron 53 milímetros más y las niñas 36 milímetros.
Las conclusiones están contenidas en una investigación del Banco de la República, asesor técnico, que se enfocó en las gestantes y en los niños hasta el primer año, en una fase denominada gestación y lactancia, teniendo como insumo las bases de datos del Municipio.
Por tratarse de recién nacidos, se utilizaron las estadísticas vitales de la Secretaría de Salud, la del Sisbén de Planeación Nacional y las bases de atención de Buen Comienzo.
Así lo explica Adriana González Cuervo, coordinadora del Área de Calidad del Programa, quien subraya que se trata de población vulnerable, que tiende a tener peso y talla bajos al nacer. "El resultado importa mucho. El peso se puede conseguir, pero la talla que se pierde en el desarrollo fetal no se vuelve a recuperar", observa.
Una preocupación que expone es que los de bajo peso van a tener un desarrollo neuronal más limitado, y alude a otras investigaciones que muestran que su desempeño en espacios laborales también se afecta. "Quienes tienen deficiencias en nutrición en la primera infancia, representan un alto costo para la sociedad", afirma la funcionaria.
De ahí que el solo hecho de tener mejor talla en el nacimiento lo considera un "gran mérito", si se tiene en cuenta que se trata de población en condiciones de vulnerabilidad, cuyos riesgos son más altos.
Por el contrario, aprecia que con mejor promedio en estos indicadores, al ser adultos tendrán mejores habilidades y competencias, que es lo que pretende potenciar el programa desde el primer año de vida.
Aún falta cobertura
Buen Comienzo se creó en 2006, en la alcaldía de Sergio Fajardo, como acompañamiento nutricional para unos 6.500 niños. Sólo en 2008 el aporte presupuestal se multiplicó 14 veces, empezó a atender de manera integral, la cobertura se multiplicó y muchos de los primeros bebés recibidos ya pasaron al ciclo de primaria.
Así, el presupuesto para este año es de 180.000 millones de pesos, el mayor pico de cobertura lo tuvo en 2011 con 91.800 niños y en 2013 va en casi 70.000 cuando aún resta un semestre del año, pues los ingresos son permanentes.
¿Pero qué representan estas cifras frente a las metas que se deben atender? Henry Puerta Álvarez, gestor de Estadística y Evaluación, precisa que según registros del Sisbén de Medellín y sus corregimientos, existen 102.619 niños menores de 5 años con puntaje inferior 57,21, un rango que implica que deben ser atendidos de inmediato en el Programa por sus condiciones familiares y riesgos de vulnerabilidad.
Aún con sus deudas de cobertura, Buen Comienzo despierta interés en el exterior y ha recibido visitas de países como México, Canadá, Panamá, Perú, Bolivia, Costa Rica y Guatemala, cuyas misiones se llevan una buena impresión por la integralidad de la propuesta.
Una mamá, Viviana Álvarez, dice que todos los días deja a su pequeño en el jardín para poder trabajar, valora que las instalaciones son adecuadas, la alimentación es buena y los docentes y las madres comunitarias están pendientes de cada cosa y alertan a los padres. "El desarrollo motriz es súperbueno, diario llega a casa con una cosa distinta, se les nota la dedicación para que aprendan", asegura Viviana.
EN DEFINITIVAEl Programa Buen Comienzo requiere fortalecerse más para consolidar su cobertura y crecer la infraestructura de jardines diseñados para las necesidades de los infantes.
¿QUÉ SIGUE?
CAMBIO DE HÁBITO QUE EXTIENDEN EN CASA
La razón para unos mejores peso y talla al nacer, es que las gestantes del programa reciben un complemento alimentario y acompañamiento. Ese empeño se mantiene. La nutricionista Paola Andrea Pineda dice que en el jardín, según grupos de edad, los niños reciben el 80% de las calorías diarias que requieren. Según una minuta, se suministra desayuno, almuerzo y algo, con énfasis en frutas y verduras, un hábito que no tienen en casa, pero cuyas evaluaciones indican que la mayoría ya lo exige en el hogar.
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Beneficiados del programa a la primera infancia muestran mejor peso y talla, comparados con otros de su rango.
En Belén Zafra, tradicional barrio de carencias, hay un pequeño oasis para 300 niños de familias pobres que, en sus rostros, estado de ánimo y presencia física, reflejan las bondades de Buen Comienzo, el programa de la Alcaldía que transformó la atención integral a la primera infancia en los estratos pobres.
El grupo de infantes está albergado en una bonita estructura, en forma de caracol, levantada en un lote en pendiente, que solo recoge una porción de los 70.000 niños cubiertos en las 910 sedes que tiene en la ciudad.
El de Zafra, conocido como el de Belén Altavista, es uno de los más recientes de los 14 jardines infantiles que funcionan en Medellín, con una inversión de 5.028 millones de pesos, cuyo operador es el Comité Privado de Asistencia a la Niñez (PAN).
Aquí se notan vitales, alegres, integrados, en un espacio diseñado para ellos, que además de juegos, comedor, sala-cunas, baños a escala, lava-colas, tienen una minihuerta en tubos de PVC en los que siembran y cuidan plantas de fríjol, tomates, curuba y lechuga.
"Las riegan, les quitan maleza y entienden que los alimentos no vienen del supermercado", cuenta Natalia Isabel Hoyos, coordinadora del Jardín, al mostrar orgullosa los frutos de la actividad Del Juego al Huerto.
Una mañana en este jardín, da respuestas a muchas inquietudes del por qué los pequeños asimilan todo un proceso pedagógico que va más allá de buenas porciones de alimentos.
El piso de los pasillos es en caucho reciclado como un tapete blando para atenuar caídas, hay 12 salas de desarrollo infantil, entre ellas de música, pintura, manualidades, plenas de material didáctico, con 8 docentes y 23 madres comunitarias al cuidado de los pequeños, de lunes a viernes, ocho horas diarias.
Entre muñecos, caballitos de colores, panderetas, tambores, caballetes y cometas que penden del techo, a estos bebés les potencian sus talentos y viven un mejor presente que el que la pobreza de casa les sentencia.
Cuidados que se notan
Si bien la cobertura del programa está dirigida a menores de 5 años de edad, un estudio reciente visibilizó sus efectos positivos en madres gestantes hasta el nacimiento de los bebés, al compararlo con otro por fuera de Buen Comienzo, pero con características similares de estratos (1, 2 y 3), escolaridad, ingresos y condición familiar.
El objetivo fue evidenciar qué tanto se beneficiaban en talla y peso al nacer, y cómo el programa podría influir en la continuidad en la educación formal regular.
Los resultados fueron contundentes. Los niños expuestos al programa, es decir, que reciben nutrición, educación (en este caso estimulación a las madres) y acompañamiento sicosocial, mostraron que al nacer tuvieron mayor peso que los que no estaban.
En promedio, los varones nacieron con 70 gramos más de peso y las niñas con 125 gramos más. Y en el indicador de talla, los niños registraron 53 milímetros más y las niñas 36 milímetros.
Las conclusiones están contenidas en una investigación del Banco de la República, asesor técnico, que se enfocó en las gestantes y en los niños hasta el primer año, en una fase denominada gestación y lactancia, teniendo como insumo las bases de datos del Municipio.
Por tratarse de recién nacidos, se utilizaron las estadísticas vitales de la Secretaría de Salud, la del Sisbén de Planeación Nacional y las bases de atención de Buen Comienzo.
Así lo explica Adriana González Cuervo, coordinadora del Área de Calidad del Programa, quien subraya que se trata de población vulnerable, que tiende a tener peso y talla bajos al nacer. "El resultado importa mucho. El peso se puede conseguir, pero la talla que se pierde en el desarrollo fetal no se vuelve a recuperar", observa.
Una preocupación que expone es que los de bajo peso van a tener un desarrollo neuronal más limitado, y alude a otras investigaciones que muestran que su desempeño en espacios laborales también se afecta. "Quienes tienen deficiencias en nutrición en la primera infancia, representan un alto costo para la sociedad", afirma la funcionaria.
De ahí que el solo hecho de tener mejor talla en el nacimiento lo considera un "gran mérito", si se tiene en cuenta que se trata de población en condiciones de vulnerabilidad, cuyos riesgos son más altos.
Por el contrario, aprecia que con mejor promedio en estos indicadores, al ser adultos tendrán mejores habilidades y competencias, que es lo que pretende potenciar el programa desde el primer año de vida.
Aún falta cobertura
Buen Comienzo se creó en 2006, en la alcaldía de Sergio Fajardo, como acompañamiento nutricional para unos 6.500 niños. Sólo en 2008 el aporte presupuestal se multiplicó 14 veces, empezó a atender de manera integral, la cobertura se multiplicó y muchos de los primeros bebés recibidos ya pasaron al ciclo de primaria.
Así, el presupuesto para este año es de 180.000 millones de pesos, el mayor pico de cobertura lo tuvo en 2011 con 91.800 niños y en 2013 va en casi 70.000 cuando aún resta un semestre del año, pues los ingresos son permanentes.
¿Pero qué representan estas cifras frente a las metas que se deben atender? Henry Puerta Álvarez, gestor de Estadística y Evaluación, precisa que según registros del Sisbén de Medellín y sus corregimientos, existen 102.619 niños menores de 5 años con puntaje inferior 57,21, un rango que implica que deben ser atendidos de inmediato en el Programa por sus condiciones familiares y riesgos de vulnerabilidad.
Aún con sus deudas de cobertura, Buen Comienzo despierta interés en el exterior y ha recibido visitas de países como México, Canadá, Panamá, Perú, Bolivia, Costa Rica y Guatemala, cuyas misiones se llevan una buena impresión por la integralidad de la propuesta.
Una mamá, Viviana Álvarez, dice que todos los días deja a su pequeño en el jardín para poder trabajar, valora que las instalaciones son adecuadas, la alimentación es buena y los docentes y las madres comunitarias están pendientes de cada cosa y alertan a los padres. "El desarrollo motriz es súperbueno, diario llega a casa con una cosa distinta, se les nota la dedicación para que aprendan", asegura Viviana.
EN DEFINITIVAEl Programa Buen Comienzo requiere fortalecerse más para consolidar su cobertura y crecer la infraestructura de jardines diseñados para las necesidades de los infantes.
¿QUÉ SIGUE?
CAMBIO DE HÁBITO QUE EXTIENDEN EN CASA
La razón para unos mejores peso y talla al nacer, es que las gestantes del programa reciben un complemento alimentario y acompañamiento. Ese empeño se mantiene. La nutricionista Paola Andrea Pineda dice que en el jardín, según grupos de edad, los niños reciben el 80% de las calorías diarias que requieren. Según una minuta, se suministra desayuno, almuerzo y algo, con énfasis en frutas y verduras, un hábito que no tienen en casa, pero cuyas evaluaciones indican que la mayoría ya lo exige en el hogar.