Ante los operativos policiales, las ollas y plazas de vicio se mueven para conservar una clientela, que solo en Medellín, consume unas 20 toneladas de cocaína y 30 de marihuana al año.
No obstante los esfuerzos oficiales para erradicar 24 ollas de vicio en el país, dos de ellas en Medellín y Rionegro, la tarea es apenas un golpe contra el mal, si se tiene en cuenta que solo en la capital antioqueña se consumen 20 toneladas de cocaína y 30 de marihuana al año, de acuerdo con investigaciones del Ministerio de Justicia.
La cifra es crítica toda vez que las mafias colombianas producen 345 toneladas de coca al año, 70 de las cuales son consumidas en el país, mientras que las restantes van a los mercados internacionales, precisan las cifras oficiales.
Pero en la ciudad el más alto consumo es de marihuana: se calcula que ingresan 60.000 libras y hay más de 100.000 consumidores. El mercado es de tal dimensión, que Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social, Corpades, dice que hay 1.000 plazas de vicio.
"Pero una gran plaza es la que distribuye para todas las demás plazas", apunta. Quiere decir con ello que el jíbaro no actúa solo, que no es una rueda suelta sino que hace parte del engranaje criminal de la ciudad.
Un mercado manejado por combos, bandas y demás organizaciones delincuenciales que mueve miles de millones de pesos cada día, hasta 700 millones al mes por plaza, calcula un microexpendedor, que se gana 2 millones trabajando 3 días a la semana. Cada plaza maneja 3 jíbaros.
Y los escenarios ideales para el comercio son las denominadas ollas, sitios donde vendedores y consumidores conviven al amparo de la impunidad, el miedo y la inseguridad que se generan alrededor del comercio ilícito: extorsión, prostitución infantil e invasión de espacios ciudadanos.
Para enfrentar el problema, el director seccional de Fiscalías, Germán Darío Giraldo, anunció la creación, en Medellín, de la Primera Unidad Seccional contra este delito. La integran 6 fiscales, 18 funcionarios del CTI y 18 de la Sijín. Esto, más allá de la orden presidencial del 1 de abril, que conminó a la Policía a acabar con 24 ollas, incluidas Barbacoas, en Medellín, y La Chirria, en Rionegro.
¿Resultados reales?
El 2 de junio, en teleconferencia, el mandatario pidió cuentas. Desde Rionegro, el coronel Gustavo Chavarro, comandante de la Policía Antioquia, dio su parte de victoria: 8 diligencias de allanamiento a 4 casas de vicio, captura de 43 personas, entre ellos alias "Guri", "El Zarco", "Ratón", "Tata", "Jenny", "Triana", "Erika" y "Martha" y "Pantera", este último, presunto cabecilla en La Chirria.
Allí, un sector a cuadra y media del parque y de la Alcaldía, se incautaron 17 mil gramos de alucinógenos y 69 armas blancas, y 7 inmuebles se fueron a extinción de dominio.
A mediados de junio regresamos a este lugar, conocido como Calle Obando, y aunque están las marcas de la intervención, con antros sellados con adobes y marcados con X negras, aún subsiste parte de la lúgubre historia.
"Es que se necesitan años y hasta generaciones para recuperar el tejido social", pues no es un problema solo policial, insistió Esther Gómez Zapata, secretaria de Gobierno de Rionegro. Aún hay tensión. Siguen ambulando consumidores hundidos en la nebulosa de las trabas y en los balcones y puertas, madres, padres y niños asoman con recelo. Nadie denuncia, el miedo manda.
"Es que los cabecillas siguen por ahí, el comercio no se acaba", comenta un ciudadano.
Aún hay agites entre Policía y delincuentes que se resisten a irse. Los niños, entrenados por sus padres, algunos jíbaros, dicen sentirse felices y niegan haber visto "cosas malas".
"No se puede ocultar, esto ha sido duro, era lamentable", susurra un anciano que habita en la cuadra. Falta mucho por consolidar, admite Gómez: "si el Presidente nos apoya el proyecto, esto quedará recuperado".
Barbacoas y el efecto globo
En Barbacoas, la recuperación va firme. Si bien a solo una cuadra el panorama no mejora y el consumo y comercio de drogas se traza una nueva ruta en los bajos del metro y la carrera Bolívar, la propia calle dio un giro. Así lo sienten moradores y comerciantes que ven una zona más tranquila sin microtráfico y consumo y sin la inseguridad rampante.
"Esto era un infierno, vivíamos encerrados, mi nieto tenía ladrón propio y no podía ni salir", confiesa Rocío Gutiérrez, habitante de un edificio de apartamentos. Añade que evitaba asomarse al balcón "para no ver tanta porquería. Ahora mis niños pueden salir a jugar y no hay atracos".
En su reporte a Santos, el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana, detalló que se erradicaron 10 casas de vicio, se capturó a 40 personas, se incautaron 13.813 mil dosis de drogas y a 4 inmuebles se les aplicó extinción de dominio.
En los locales se da un proceso de recuperación para ajustarse a normas sanitarias. Se rescataron niños que residían en el lugar con todos sus derechos perdidos y 19 familias quedaron al amparo del Isvimed.
La casa amarilla, un reconocido antro de venta y consumo, está sellada. Es el monumento a la intervención.
"Esto fue maluco y ya está bien, ojalá se mantenga", comenta Guillermo Gaviria, dueño de un local al que ahora llega más clientela, esa que habían espantado los consumidores de droga y los que se lucran de su enfermedad: los expendedores, un eslabón muy duro de poner en jaque.
OPINIONES
SOLO LO POLICIAL ES INSUFICIENTE
Santiago Londoño
Secretario Gobierno de Antioquia
"Nosotros creemos que se debe avanzar en el tema de la despenalización de muchas sustancias. La prohibición y la penalización han sido una solución que nos ha traído más problemas".
Miguel Roa
Subcomandate Policía M.
"Difícilmente, solo con medidas policiales y judiciales se puede erradicar el fenómeno de las ollas. Se requiere una intervención integral para revertir el deterioro urbano y restituir la institucionalidad".
Fernando Quijano
Director corporación Corpades
"Es una mentira decir que las ollas de vicio se acaban en dos meses, ellas sólo se trasladan de territorio, pero es un negocio ilegal que funciona las 24 horas, con muertos o sin muertos".
EN DEFINITIVASi bien se intervinieron a fondo dos ollas de vicio y prácticamente se desmantelaron, la estrategia para acabar con todas las que hay en la ciudad, más de 200, aún no se ve clara.