De un total de 740.008 hogares que tiene Medellín, en casi la mitad (46,25) ellas son la cabeza.
Aunque no tiene hijos, Luz Miriam Cardona es cabeza de hogar: a sus casi sesenta años, le toca darlo todo para sacar adelante a dos nietos a los que ama entrañablemente, pero no le permiten llevar una vida descansada y relajada, como se lo merece después de haber trabajado duro toda su vida.
No dice los nombres, pero da detalles. Son dos infantes, un niño de seis años y una niña de cinco, a los que ya tiene estudiando.
"Mataron al papá y me quedaron a mí, yo vivo en una pieza pero trabajo mucho para que no les falte nada. La niña está enfermita", apunta Luz Miriam, que siente un gran temor de un día faltar y que los pequeños se queden solos.
"Yo soy sola, el trabajo que tengo ha estado muy malo y la verdad son muchas las necesidades que paso", comenta esta sencilla mujer, que fue desplazada de un barrio de Medellín, donde además de que le mataron a su hijo, un día quedó en medio de una balacera y un proyectil atravesó uno de sus brazos. Aún no se explica cómo sobrevivió.
"Mejor me salí de allá y quiero que mis nietos se críen bien, por ellos estoy luchando sola", puntualiza. Sus ojos verdes se enternecen cuando habla de los dos infantes.
Luz Miriam hace parte de los 334.840 hogares que en Medellín tienen jefatura femenina, según acaba de revelar la encuesta Calidad de Vida 2012 y que le sirve de herramienta a la Alcaldía para planificar sus acciones en apoyo a estas mujeres, especialmente las de estratos más bajos, que son las más vulnerables, pues no todas las 334.840 son pobres.
El total de hogares de Medellín es de 740.008, de los cuales 405.168 tienen como jefe a un hombre, el 54,75 % y 46,25% una mujeres. Aquellos en los que el jefe es el hombre no se asume que viva solo, pero en los que la mujer es la cabeza se considera que no tienen parejo.
En estos hogares, la mujer asume el rol de madre y padre, le toca ejercer tanto las tareas del hogar, como realizar las actividades económicas.
Cambio social y cultural
¿Pero es un fenómeno propio de Medellín o se da en todo Colombia?
Sandra Patricia Velásquez, antropóloga con estudios de maestría en Demografía y Población y doctora en Ciencias Sociales, docente de la Universidad Externado de Colombia, plantea que "la precariedad de las economías neoliberales, la inestabilidad laboral y el aumento de la pobreza desde hace varias décadas, junto con la mejora del nivel educativo de las mujeres, llevaron al incremento de la participación de ellas en el mercado laboral (con niveles de ingreso en general inferiores a los de ellos) y la consecuente caída de las tasas de natalidad".
Lo anterior, "sumado al empoderamiento que han ganado las mujeres en las últimas décadas, conlleva que cada vez más mujeres de todas las condiciones sociales y económicas asuman el rol de proveedoras principales de sus hogares y sean reconocidas por los demás miembros como tales", precisó la docente en su estudio "Ser mujer jefa de hogar en Colombia", publicado en la Revista Virtual Ib.
En Colombia, entre 1993 y 2005 el fenómeno de la jefatura femenina en los hogares creció en 5 por ciento.
Héctor Fabián Betancur, secretario de Inclusión Social y Familia, aunque afirma no conocer estudios recientes del fenómeno en cuanto a la tasa de crecimiento, calcula que es factible que cada vez haya más mujeres cabezas de hogar por la cantidad de hechos sociales que la afectan.
"Medellín es que es una ciudad con unos niveles muy altos de inequidad, también es receptora de muchos desplazados y el conflicto intraurbano tiene consecuencias muy fuertes, todo eso hace que quebrar los índices de pobreza sea complicado".
Hay que anotar que no siempre se puede asociar la jefatura femenina con la condición de pobreza, pues un 22% de los 334.840 hogares pertenece a estratos altos: en el 4 hay el 12 por ciento; en el 5, el 7, y en el 6, el 3.
Adolfo Eslava Gómez, economista e investigador social de Eafit experto en desarrollo de políticas públicas, advierte que la cifra no debe causar sorpresa, pues las dinámicas sociales han llevado a un mayor protagonismo de la mujer, que se refleja en fenómenos como ser la líder del hogar, incluido el rol económico.
"Lo que esto tiene que llamar es la atención de las autoridades y la sociedad, porque demuestra que la mujer es un grupo poblacional que tiene que ser atendido desde las políticas públicas, el debate publico, hay que darles la importancia que se merecen".
Eslava aclara que en las políticas públicas de temas como la educación, la familia y de seguridad, "ellas pueden ser aliadas y protagonistas de verdaderos cambios sociales".
Sobre la cifra tan alta, admite que el conflicto y la violencia de Medellín influyen en que haya más hogares con ellas a la cabeza, "pero también hay irresponsabilidad de hombres que abandonan a a muchas a su suerte".
María Fernanda Ramírez Brouchoud, politóloga y especialista en Planeación del Desarrollo e investigadora de Eafit, dice que el hecho de que haya tantas mujeres encabezando hogares no significa que haya crisis.
"Se han dado segmentaciones en la relación entre hombres y mujeres y cada día es más aceptado que las mujeres asuman roles públicos, que estén en la vida pública, en el mundo del trabajo, la educación, con mayor protagonismo y capacitación".
No se atreve a opinar sobre si el desplazamiento y la pobreza son los más incidentes en el incremento, pero advierte que en los estratos bajos no hay tanta brecha o disparidad en los ingresos laborales, que sí es más marcado en estratos altos y medios.
Detalla que al afrontar fenómenos como el desplazamiento, ellas lideran procesos comunitarios, "y se insertan más fácil en el mundo laboral", así sea con trabajos domésticos, cuidado de ancianos y otros. En suma, para ella, es un fenómeno sociológico y cultural que responde al avance en términos de derechos.
Desde la antropología, Gregorio Henríquez anota que cada vez se rompe más el estereotipo de la familia conformada por padre, madre e hijos y se dan opciones diversas. Una de ellas son las madres que deciden tener hijos y criarlos, pero no atarse a perpetuidad a un hombre. "No es una reivindicación de los derechos de la mujer, sino una transformación de roles, hay muchas que deciden sostener a su parejo hombre", señala el antropólogo de la U. de Antioquia.
Admite que hay que considerar factores como el desconocimiento de métodos de planificación, que lleva a que desde niñas muchas queden embarazadas; o el estatus que a muchas les da en los barrios tener hijos con sujetos que manejan liderazgo criminal, con lo que ganan "respeto", y hasta las que deciden tener hijos para acceder a beneficios como salud, empleo y ayudas.
No desconoce que un alto porcentaje de ellas vive esa condición porque le tocó, quedaron viudas o abandonadas. "En todo caso, el filtro de la moral no funciona en este caso, de si es bueno o es malo, es el reflejo de una sociedad dinámica, en muchos casos injusta y excluyente", dice.
PARA SABER MÁS
FORTALECER SUS LIDERAZGOS EN COMUNAS
Silvia García, trabajadora social y directora de la Corporación para la Vida Mujeres que Crean, señala que hay una deuda histórica del Estado para garantizar los derechos de las familias en condición de vulnerabilidad. Sin conocer las cifras, dice que sí se ha percibido un incremento de los hogares con ellas al mando. "Puede ser una crisis del compromiso de los hombres y se evidencia muy fuerte en el ausentismo paternal. La mujer sigue asumiendo la crianza de sus hijos, con roles productivos y reproductivos". Su corporación tiene programas dirigidos a prevenir violencias contra ellas. "Trabajamos en fortalecer sus liderazgos en las comunas para que salgan de la violencia y puedan incidir en los planes de Desarrollo y el Presupuesto Participativo".