Los 250 uniformados de la especialidad serán integrados al servicio de vigilancia.
El que para la autoridad es un cambio para fortalecer el servicio comunitario, ha generado inquietudes entre algunos ciudadanos cercanos a la labor de la Policía Comunitaria en los barrios.
"La Policía Comunitaria no desaparecerá, al contrario se va a fortalecer", señala el comandante de la institución en el Valle de Aburrá, general José Ángel Mendoza.
El oficial tiene la misión de poner en práctica una directriz nacional que vincula los 250 uniformados de esta especialidad al servicio de vigilancia por cuadrantes.
El oficial explica que se pretende llevar la filosofía de la Policía Comunitaria a las tareas de vigilancia en cada uno de los 238 cuadrantes que hay en la ciudad. Destaca que el cambio hace parte del plan nacional, que le ha valido reconocimientos internacionales a la institución y a su director, el general José Roberto León como autor de la estrategia.
Sin embargo el desmonte de la especialidad comunitaria para integrar a sus uniformados al servicio en las diferentes estaciones policiales de la ciudad, genera inquietud entre quienes se aferran al valor de esta unidad.
"¿Con qué confianza va a acceder un policía a la gente en sectores críticos después de entrar con actitud represiva?", se pregunta Marta Cecilia Mejía, una líder comunitaria, convencida de la gestión de la Policía Comunitaria.
"No todos los policías tienen la vocación para el trabajo comunitario. Hay que tener un perfil especial para preferir utilizar la palabra antes que un arma", señala Daniel Manzano, policía retirado y hoy representante legal de la Corporación Noviolencia Activa y director ejecutivo de la asociación de comerciantes Corbolívar.
Varios líderes de juntas de acción comunal y las juntas administradoras locales y también grupos como el que conforman las madres comunitarias de la comuna 2 (Santa Cruz) han manifestado su preocupación a estas dos personas, que rechazan la desaparición como unidad de la Policía Comunitaria.
Para el exsecretario de Gobierno de Medellín Jesús María Ramírez, el que se termine la especialidad Comunitaria como cuerpo de Policía "es una lástima, puesto que ha sido una experiencia exitosa, aceptada por la comunidad, con su reconocimiento y afecto".
Durante la administración de Alonso Salazar, periodo en el que Ramírez se desempeñó como titular en la Secretaría de Gobierno, el gobierno local invirtió 13.500 millones de pesos para fortalecer la Policía Comunitaria, que a juicio del exfuncionario, cumple una tarea fundamental.
La Policía Comunitaria se creó en 1999 como herramienta de acercamiento para promover la participación ciudadana en el orden nacional. En la actualidad le corresponden programas como los frentes de seguridad local, prevención del consumo de sustancias sicoactivas y la policía cívica juvenil, entre otros.
El que para la autoridad es un cambio para fortalecer el servicio comunitario, ha generado inquietudes entre algunos ciudadanos cercanos a la labor de la Policía Comunitaria en los barrios.
"La Policía Comunitaria no desaparecerá, al contrario se va a fortalecer", señala el comandante de la institución en el Valle de Aburrá, general José Ángel Mendoza.
El oficial tiene la misión de poner en práctica una directriz nacional que vincula los 250 uniformados de esta especialidad al servicio de vigilancia por cuadrantes.
El oficial explica que se pretende llevar la filosofía de la Policía Comunitaria a las tareas de vigilancia en cada uno de los 238 cuadrantes que hay en la ciudad. Destaca que el cambio hace parte del plan nacional, que le ha valido reconocimientos internacionales a la institución y a su director, el general José Roberto León como autor de la estrategia.
Sin embargo el desmonte de la especialidad comunitaria para integrar a sus uniformados al servicio en las diferentes estaciones policiales de la ciudad, genera inquietud entre quienes se aferran al valor de esta unidad.
"¿Con qué confianza va a acceder un policía a la gente en sectores críticos después de entrar con actitud represiva?", se pregunta Marta Cecilia Mejía, una líder comunitaria, convencida de la gestión de la Policía Comunitaria.
"No todos los policías tienen la vocación para el trabajo comunitario. Hay que tener un perfil especial para preferir utilizar la palabra antes que un arma", señala Daniel Manzano, policía retirado y hoy representante legal de la Corporación Noviolencia Activa y director ejecutivo de la asociación de comerciantes Corbolívar.
Varios líderes de juntas de acción comunal y las juntas administradoras locales y también grupos como el que conforman las madres comunitarias de la comuna 2 (Santa Cruz) han manifestado su preocupación a estas dos personas, que rechazan la desaparición como unidad de la Policía Comunitaria.
Para el exsecretario de Gobierno de Medellín Jesús María Ramírez, el que se termine la especialidad Comunitaria como cuerpo de Policía "es una lástima, puesto que ha sido una experiencia exitosa, aceptada por la comunidad, con su reconocimiento y afecto".
Durante la administración de Alonso Salazar, periodo en el que Ramírez se desempeñó como titular en la Secretaría de Gobierno, el gobierno local invirtió 13.500 millones de pesos para fortalecer la Policía Comunitaria, que a juicio del exfuncionario, cumple una tarea fundamental.
La Policía Comunitaria se creó en 1999 como herramienta de acercamiento para promover la participación ciudadana en el orden nacional. En la actualidad le corresponden programas como los frentes de seguridad local, prevención del consumo de sustancias sicoactivas y la policía cívica juvenil, entre otros.