Idea de Robert Bohórquez, avalada por la Corporación, la conocen alcalde y presidente. Persigue paso a Medellín de armas y drogas.
Más presencia militar, con instalación de bases en los corredores rurales por los que la delincuencia moviliza armas y drogas hacia Medellín, recomendó el concejal Robert Bohórquez Alvarez, para hacerle frente a la inseguridad.
Dijo que para salirle al paso a la cultura mafiosa que aún subsiste en nuestro medio hay que utilizar todo el material humano con que cuenta la Fuerza Pública y así garantizar la percepción de seguridad que necesita el desarrollo de esta ciudad región.
El corporado indicó que el hallazgo de cristalizaderos de coca en sectores como Sopetrán y otros sectores vecinos a Medellín demuestran que los delincuentes, que utilizan la droga como músculo financiero, se están moviendo por rutas que necesitan una pronta intervención. En la situación actual, dijo, se les está haciendo más rentable el microtráfico en la ciudad que exportar los narcóticos.
"El Ejército está en capacidad de golpear esas estructuras, sobre todo porque el 74 por ciento de Medellín es rural y si no les cedemos un centímetro los agotamos y los vamos a acorralar", dijo Bohórquez.
Puntualizó que esta iniciativa la va a debatir en el Concejo y ya se la presentó al alcalde Aníbal Gaviria y, con un derecho de petición, al presidente Juan Manuel Santos.
El comandante de la IV Brigada del Ejército, general Nicasio Martínez, respondió que está dispuesto a escuchar las inquietudes del concejal y en la medida en que sus propuestas se puedan realizar, luego del estudio de inteligencia, está dispuesto a atenderlas, porque su unidad cuenta con los hombres y los equipos necesarios para hacerles frente a los delincuentes.
Agregó que una vez Medellín active los corredores verdes en la periferia, existe la posibilidad de instalar puestos rurales del Ejército.
"Toda sugerencia por el bien de la ciudadanía es bienvenida, porque no podemos esperar a que la delincuencia nos golpee para poder actuar", aseguró.
El comandante del Batallón de Policía Militar de la IV Brigada, coronel Carlos Ayala, recordó que hoy hacen presencia permanente en las comunas 13, 8, 9, 14 y el corregimiento San Antonio de Prado, de Medellín y tienen bases en Envigado, Itagüí y Sabaneta.
Otras unidades militares patrullan los alrededores de los batallones en el aeropuerto Olaya Herrera, barrio Los Colores, Villahermosa, Buenos Aires y Bello.
En lo que va de 2013, la Policía Militar, que desde 2010 retornó al Valle de Aburrá, ha logrado 271 capturas. Corresponden a 2 de las Farc, 42 integrantes de bandas criminales y 227 de delincuencia común. De igual forma ha decomisado 34 kilos de drogas, 35 armas de fuego, municiones y dos granadas.
Carlos Arcila, integrante de la Mesa de derechos Humanos del Valle de Aburrá, dijo que es muy importante la presencia de la Fuerza Pública, pero la militarización no resuelve de fondo la estructura de violencia que vive la ciudad y, por eso, es importante que haya programas de prevención y de contingencia.
Más presencia militar, con instalación de bases en los corredores rurales por los que la delincuencia moviliza armas y drogas hacia Medellín, recomendó el concejal Robert Bohórquez Alvarez, para hacerle frente a la inseguridad.
Dijo que para salirle al paso a la cultura mafiosa que aún subsiste en nuestro medio hay que utilizar todo el material humano con que cuenta la Fuerza Pública y así garantizar la percepción de seguridad que necesita el desarrollo de esta ciudad región.
El corporado indicó que el hallazgo de cristalizaderos de coca en sectores como Sopetrán y otros sectores vecinos a Medellín demuestran que los delincuentes, que utilizan la droga como músculo financiero, se están moviendo por rutas que necesitan una pronta intervención. En la situación actual, dijo, se les está haciendo más rentable el microtráfico en la ciudad que exportar los narcóticos.
"El Ejército está en capacidad de golpear esas estructuras, sobre todo porque el 74 por ciento de Medellín es rural y si no les cedemos un centímetro los agotamos y los vamos a acorralar", dijo Bohórquez.
Puntualizó que esta iniciativa la va a debatir en el Concejo y ya se la presentó al alcalde Aníbal Gaviria y, con un derecho de petición, al presidente Juan Manuel Santos.
El comandante de la IV Brigada del Ejército, general Nicasio Martínez, respondió que está dispuesto a escuchar las inquietudes del concejal y en la medida en que sus propuestas se puedan realizar, luego del estudio de inteligencia, está dispuesto a atenderlas, porque su unidad cuenta con los hombres y los equipos necesarios para hacerles frente a los delincuentes.
Agregó que una vez Medellín active los corredores verdes en la periferia, existe la posibilidad de instalar puestos rurales del Ejército.
"Toda sugerencia por el bien de la ciudadanía es bienvenida, porque no podemos esperar a que la delincuencia nos golpee para poder actuar", aseguró.
El comandante del Batallón de Policía Militar de la IV Brigada, coronel Carlos Ayala, recordó que hoy hacen presencia permanente en las comunas 13, 8, 9, 14 y el corregimiento San Antonio de Prado, de Medellín y tienen bases en Envigado, Itagüí y Sabaneta.
Otras unidades militares patrullan los alrededores de los batallones en el aeropuerto Olaya Herrera, barrio Los Colores, Villahermosa, Buenos Aires y Bello.
En lo que va de 2013, la Policía Militar, que desde 2010 retornó al Valle de Aburrá, ha logrado 271 capturas. Corresponden a 2 de las Farc, 42 integrantes de bandas criminales y 227 de delincuencia común. De igual forma ha decomisado 34 kilos de drogas, 35 armas de fuego, municiones y dos granadas.
Carlos Arcila, integrante de la Mesa de derechos Humanos del Valle de Aburrá, dijo que es muy importante la presencia de la Fuerza Pública, pero la militarización no resuelve de fondo la estructura de violencia que vive la ciudad y, por eso, es importante que haya programas de prevención y de contingencia.