El Domingo de Ramos es una tradición viva en Antioquia. Miles de fieles visitaron las parroquias del área metropolitana.
En el inicio de la Semana Santa en el Valle de Aburrá, las lluvias de marzo hicieron una pausa y un sol esplendoroso sorprendió a los miles de fieles que, siguiendo la tradición, se volcaron a iglesias y calles para revivir la entrada de Jesús a Jerusalén.
Una de las parroquias donde más se sintió la fuerza del Domingo de Ramos fue Santa Gertrudis, en el parque de Envigado. Allí, familias completas se reunieron en el templo y en sus afueras para oír la misa por los altoparlantes.
A las 12:10 del día, bajo el sonido de las campanas y en medio de la agitación de ramos de palma de cera y hasta de iraca, la figura de Jesús entró al templo sobre los hombros de los devotos.
En el atrio estaba Ómar Atehortúa, un oficial de pintura de 56 años que, pese a que vive en el barrio Alcalá, de este municipio del sur del Aburrá, siempre acude a Santa Gertrudis en la Semana Mayor. En sus manos tenía el ramo. "Lo quemo el 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, que llueve mucho", comentó.
La eucaristía continuó con el Evangelio, la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, según San Lucas. En el parque, junto a decenas de personas que se protegían del solazo con sombrillas, Diana Mejía, ama de casa de la loma El Escobero, oía la lectura con atención junto a Sebastián, su hijo. "Toca estar aquí porque el niño se me desespera adentro", apuntó.
En tanto que Paúl Antonio Henao, quien vende lotería en el parque de Itagüí, contó que no le gusta perderse la ceremonia de ramos en esta parroquia, pero expresó molestia con las bombitas de jabón que viajaban por el aire "porque le caen a la gente; en el parque de Sabaneta no permiten eso".
Él y Ómar opinaron que, comparada con otros años, esta ocasión asistió menos gente a la celebración allí, en el templo principal de Envigado.
Uno que estaba feliz era Rodrigo Giraldo, que normalmente recoge 20.000 pesos diarios vendiendo bolis. "En cambio hoy, a las 12:30 del día, ya llevo más de 50.000 pesos", exclamó.
En Medellín, en la plaza de Banderas, hubo concentración de fieles. Y en Barbosa la fiesta también incluyó a los niños, que se disfrazaron de antiguos judíos para acompañar la figura del Señor montado en el burrito.
ANÁLISIS
¿Por qué celebrar cada año Semana Santa?
Daniel Monsalve, Vicario Parroquial, Iglesia Santa Gertrudis
Los hechos y realidades de personas se celebran en ciclos, esto hace parte de la esencia humana. En la vida cristiana no hacemos remembranzas, sino conmemoraciones, que se viven con el corazón.
En la Semana Santa, en particular, conmemoramos al Dios que se hace cercano a la condición humana para llevarnos al cielo. Eso se llama salvación. Esta es la meta de este tiempo. Y, además, el cristiano celebra cada año la Semana Santa con el propósito de renovar su fe, su amor y su compromiso frente a Dios. No es un acontecimiento cronológico de hace más de 2.000 años, de un suceso en el cual aconteció Cristo en la vida del hombre, sino que es más una celebración de la convicción y el corazón. Por eso le ponemos todo el empeño y la fuerza para prepararla, para hacer cosas nuevas que no cambian en la esencia. Cada celebración tiene una estructura determinada que nos identifica como Iglesia Católica, pero en medio de esto, que pudiera percibirse como monótono, todos los sacerdotes llamamos a todos, sin excepción, y aún más, a los jóvenes para que compartan la experiencia de Semana Santa. Cuando el joven encuentra la devoción y la espiritualidad de otros, se contagia. La liturgia que es viva y dinámica permite que el joven descubra en una imagen, en una procesión, en un canto, en un encuentro entre hermanos o en los signos, el significado de la vida.
El joven necesita experiencias que le hablen de la esencia de la vida y la Semana Santa es una experiencia esencial de vida porque es Dios el que se identifica con nosotros y nos trae la identidad particular del hombre que es la alegría.
Todos los cristianos debemos aprovechar este tiempo para renovar nuestra esperanza.
Como bien lo dijo el Papa Francisco: el cristiano no puede vivir triste porque tiene a Cristo que es la alegría, que es la vida.
PARA SABER MÁS
LA CANDELARIA TUVO MÁS ASISTENTES, SEGÚN EL PÁRROCO
En la Basílica de Nuestra Señora de La Candelaria, quizá el templo más tradicional de Medellín, aumentaron los asistentes este Domingo de Ramos. Así lo indicó el párroco, monseñor Armando Santamaría Ortiz, que estimó que ayer unas 3.500 personas se congregaron en la celebración central, que fue a las 10:00 a.m. La procesión previa fue por Palacé, Ayacucho, Junín, La Playa, de nuevo Palacé y terminó en el templo.
En tiempo ordinario allá rotan 17 sacerdotes en nueve misas diarias y en confesión, pero en la Semana Mayor son 26. "Semana Santa no es un recuerdo sino una vivencia", señaló el párroco.