En la vereda La Chócola, del municipio de Salamina, departamento de Caldas, apareció anoche Juan Camilo Piedrahíta Orozco, el médico del CES que había desaparecido el pasado domingo.
Como si se tratara de una coincidencia divina, mientras el joven de 27 años, oriundo de Medellín, estaba junto a una imagen de la Virgen, donde fue hallado, su padre Luis Alberto le pedía a la Madre de Dios que su hijo apareciera con vida.
Una pareja de esposos, dueños de una finca cercana al punto al que llegó el profesional, lo invitó a entrar y fue en ese momento cuando se dieron cuenta de quién se trataba.
De inmediato, uno de ellos llamó a un sobrino que tenía conocimiento de que estaban buscando al muchacho y fue aquel quien puso al tanto a la Policía.
Los agentes arribaron al sitio a las 7:00 p.m. e identificaron al médico.
El coronel Herman Alejandro Bustamante, comandante de la Policía de Caldas, explicó que el joven llegó a este lugar por sus propios medios, con sed y con la misma camiseta del Atlético Nacional que portaba el domingo.
El oficial descartó que se haya tratado de un secuestro extorsivo, como se había especulado en un principio. También afirmó que sus cuentas bancarias se encuentran intactas.
El día de su extravío, Juan estaba en un balneario disfrutando su tiempo de descanso con unos amigos.
John Jairo Álvarez, su tío político, indicó que al parecer a las 11:00 p.m. su sobrino se dirigió hacia un cajero automático y sostuvo una conversación telefónica con su novia, como de costumbre.
Las alarmas se encendieron porque no regresó al balneario ni a su casa, ni al día siguiente fue a trabajar al Hospital Distrital Felipe Suárez, de Salamina, donde hacía el año rural.
Su búsqueda fue por tierra, por el río Chamberi y las redes sociales. En Twitter y Facebook circularon la foto y los datos básicos de Juan, tratando de dar con su paradero.
Mucho se especuló en estos tres días. Habitantes de la región dijeron haberlo visto con ropa sucia y un aparente cuadro depresivo. Sin embargo, John Jairo dudó de que estuviera en estas condiciones, pues dijo que su sobrino "es un hombre feliz, sin ningún tipo de problemas".
Después de encontrarlo, las autoridades lo trasladaron al hospital de Salamina para determinar su estado de salud. Allí, reconoció a sus padres y habló poco.